El destino, los dioses o quien sea que tiene en sus manos, decidir la suerte o la desgracia, de las "hormiguitas" que componemos "eso" que erronamente hemos convenido en llamar la Humanidad, tenían dispuesto que éste año, me llevara a cumplir un viejo y anhelado sueño: visitar Perú.
Solemos decir el Perú, pero dada la experiencia deberíamos decir más propiamente los Perús, dado que tratándose de algo tan rico y variado, dentro de las arbitrárias y variables fronteras o límites estatales, se encuentran, como mínimo, cuatro Perús: el desierto (la costa);
el altiplano o Puna (Pampa);
los Andes y valles
y como no, la Selva amazónica.
Existe además, una diferencia muy acentuada entre las ciudades:
con sus cetros históricos monumentales:
con sus favelas o barrios del extraradio:
y las zonas rurales:
Cómo és lógico suponer, tanta diferencia en el paisaje, suele conllevar diferencias étnicas notables, así es tan absurdo hablar de un Perú, como de un sólo tipo de peruanos, los hay blancos, cholos -mestizos-, runas (los nativos), hasta negros, como resultado de la no muy lejana esclavitud. Multitud de lenguas: castellano, aymerá, quechua -con decenas de variaciones locales o regionales- y lógicamente, un mosaico de culturas que hunden sus raíces, en la historia de una región que fué cuna de una de las cinco culturas madre de la humanidad, junto a Mesopotámia, Egipto, Índia y Mesoamérica.
No es éste el lugar en el que vaya a hablaros de la magnífica historia de las civilizaciones anteriores a la tragedia que significó la llegada de los castellanos con Pizarro a la cabeza, tiempo habrá desde luego, pero dejádme que os diga que para los occidentales hablar del Perú viene a ser lo mismo que hablar de la tierra de los Inkas, como si todas las civilizaciones andino-amazónicas se resumieran en ellos, pero deberíamos saber que si bien los Inkas establecieron uno de los mayores imperios de todos los tiempos el Tawantinsuyo, el apogeo inka sólo duro unos ciento cincuenta años y no destacó por cierto -por lo menos en su etapa final-, por el buen encaje de los pueblos que fueron sometidos, dominados y subyugados por el imperio de los Hijos del Sol.
Caral, Chavin de Huantar, Lambayeques, Moches, Chimus, Nazcas, Limas, Paracas y especialmente Waris y Tiwanacos, para citar sólo algunas de ellas -sin olvidar los pueblos de la selva que según parece fueron el orígen-, son algunas de las civilizaciones que desde el 5.000 antes de nuestra era, fueron construyendo ese portentoso crisol donde fraguara la civilización andina.
Como cabe suponer, todo esta riqueza cultural y civilizatoria, debería sustentarse en una cosmovisión que diera cuerpo, cosistencia a esa ámplia diversidad. El visitante actual del Perú sólo encontrará vagos vestígios de ella, entre los medios intelectuales, algunas organizaciones runas de las zonas rurales especialmente andinas, en el folcklore, en determinadas festividades religiosas, o civiles. Insuficientes para comprender lo que constituyó la esencia misma, el alma de aquella civilización.
Muchos meses antes de emprender el viage, intenté encontrar algo así como la filosofía del Tawantinsuyo, algo semejante a la Toltecayotl de las culturas mesoamericanas. No fué fácil, pues como pude constatar "in situ", la conciencia indigenista, no se encuentra en el Perú, al mismo nivel de desarrollo que pude sentir en México.
Lo que encontré fué un resumen de unas conferencias dadas por el Runa Intip Megil Guamán, a lo largo de varios meses, estuve intentando ponerme en contacto con él, para pedirle información que me ayudase a preparar mejor el viaje, lecturas complementarias, incluso permiso para la publicación de éste escrito, a través de diversos enlaces y correos electrónicos, cosa que he conseguido.
Armado pués con los conocimientos que nos proporcionó éste texto, más lo que me llegó a traves de la cosmovisión amazónica
creía que disponía de una pequeñísima base -que evidentemente se mostró insuficiente- para enfrentarme a lo que el viaje me pudiera deparar. Cómo suele suceder no hay teoría que se adapte a la realidad, pero considero que vale la pena aproximarse a esa cosmovisión desde la propuesta del Tawaísmo.
ILLA: LA ESENCIA DE LA VIDA
"Desde su aparición la civilización occidental se ha designado, ella misma, como la sola capaz de tener razón, como si la racionalidad fuera su pertenencia exclusiva. Esto en todos los ámbitos que se pudieran presentar. Es así como todo lo que no es occidental, es decir, todo lo que no pertenece a su cultura es visto y apreciado como algo que “no puede ser” o que “no debe ser”. Bajo este criterio el Occidente ha rechazado y negado tantos logros de otras civilizaciones tales como la medicina, la agronomía, la arquitectura, es decir todas las ciencias y las artes de diversos saberes tradicionales pertenecientes a civilizaciones antiguas y sabias.
Es en ese contexto y en esa lógica de rechazo o negación que hoy un médico no occidental es perseguido cuando hace utilización de su saber tradicional, imputándole una condena por uso ilegal de la medicina. Sin embargo, como los resultados demuestran que otros tipos de medicina se aseveran eficaces, la medicina moderna se ha visto en la obligación de tolerar, sin que esto sea del agrado de la totalidad de la comunidad científica, algunos aspectos de terapéutica no occidentales como, por ejemplo, la acupuntura de la medicina china o el saber de la masoterapia, herbolaria y gemoterapia que los médicos kalawayas utilizan para sanar diversas patologías que incluso ellas mismas son desconocidas y no aceptadas como tales por el cuerpo llamado científico, como por ejemplo el “mal de aire” y el “susto”.
Esta forma de ver, pensar, organizar y creer, el Occidente la ha llevado por todos los rincones del planeta, pero no solo en su forma científica sino en todas sus representaciones.
Esta forma de ver, pensar, organizar y creer, el Occidente la ha llevado por todos los rincones del planeta, pero no solo en su forma científica sino en todas sus representaciones.
Bajo ese paradigma, así como ellos consideran que su ciencia es la única verdadera, igualmente reconocen que su espiritualidad o su religión es la sola verdad absoluta. En consecuencia, en su afán de alienar al otro, es decir en el ansia de quitarle su propia y verdadera esencia para convertirlo a su modo, en otras palabras, volverlo ajeno a él mismo, enajenarlo, se crearon hordas y ejércitos que llevando esa “verdad” destruyeron otros pueblos, creencias y civilizaciones.
Solo los pueblos dotados de un conocimiento amplio y profundo pudieron resistir, no sin sufrir los más grandes tormentos, muchas veces adoptando conductas y símbolos que cubrían su verdadera creencia. Esto es lo que ha pasado, lo que pasa y seguirá ocurriendo con los Runas -denominación de los pueblos nativos del área andino-amazónica- ya que para nosotros, nuestra espiritualidad, basada en la diversidad, y nuestra forma de concebir el cosmos, cimentada en la paridad como fuente de la vida, son las que muestran la senda que podría frenar la velocidad con la cual la humanidad se dirige hacia un terrible fin.
Desde el momento en que la humanidad abrazó la concepción de que todo emana de la unidad, fue esa la base fundamental que creó su horizonte de sentido, es decir fue ella quien trazó su senda. Pero ¿quién o qué era esa unidad de la cual emanaba todo? Ese ente fue el equivalente del “Iod” hebreo, lo que denominaron Dios, creencia que los invasores ibéricos quisieron inculcar en el pensamiento del Runa.
En los pasajes de la historia andina podemos leer como el cura Valverde pretendió enajenar al Inka Atawallpa pero, como éste no podía concebir la existencia de esa única divinidad, rechazó esta creencia. Ese refuto fue aprovechado para que el ejército invasor cometiera uno de los peores actos de crueldad que jamás haya existido sobre la faz de la tierra, es decir el asesinato de millones de Runas y la conversión a la esclavitud de tantos otros que al no aceptar esa condición prefirieron morir. El saqueo, el robo, la violación de vírgenes del Sol, la destrucción de templos y divinidades, el peor etnocidio que se ha producido en toda la historia de la humanidad, fue llevado a cabo con la gracia de la iglesia católica. Fue la cruz del cura Valverde que dio la señal para cometer el acto más bárbaro y sangriento cometido por el hombre y con él se dio inicio, en base al terror, a la enajenación y a la conversión, por la amenaza, de los que quedaron en vida.
En los pasajes de la historia andina podemos leer como el cura Valverde pretendió enajenar al Inka Atawallpa pero, como éste no podía concebir la existencia de esa única divinidad, rechazó esta creencia. Ese refuto fue aprovechado para que el ejército invasor cometiera uno de los peores actos de crueldad que jamás haya existido sobre la faz de la tierra, es decir el asesinato de millones de Runas y la conversión a la esclavitud de tantos otros que al no aceptar esa condición prefirieron morir. El saqueo, el robo, la violación de vírgenes del Sol, la destrucción de templos y divinidades, el peor etnocidio que se ha producido en toda la historia de la humanidad, fue llevado a cabo con la gracia de la iglesia católica. Fue la cruz del cura Valverde que dio la señal para cometer el acto más bárbaro y sangriento cometido por el hombre y con él se dio inicio, en base al terror, a la enajenación y a la conversión, por la amenaza, de los que quedaron en vida.
La consecuencia de este horrible episodio de la humanidad fue la implantación de la hegemonía del pensamiento del invasor, que se autodenominó conquistador, y la alienación que dio como resultado la discriminación racial y cultural de todo lo que no era hispánico es decir occidental. Esta tara es una carga que aún persiste en la sociedad latino americana y que tiende a considerar despectivamente al Runa andino-amazónico designándolo con los apelativos de cholos y chunchos.
Pero sin alejarnos del tema y regresando a los parajes de la historia andina nos daremos cuenta que si el Inka Atawallpa no entendió el argumento del dios único, fue por el hecho de que en la cosmogonía Tawa, Tawanaco, Tawacota, Tiawanaco o como quiera llamársele, que es la que los Inkas heredaron, todo lo que es único es algo incompleto, pasajero, “no realizado”, que llega a formalizarse solo cuando encuentra su par. Este es el principio que pinta las sendas de la civilización Tawa.
Para el Runa todo es par en su cosmos, solo así se puede llegar a crear un equilibrio o una proporcionalidad. Cuando este principio se refleja en la sociedad, surge, al contrario del pensamiento occidental, la aceptación del otro, la aceptación de lo diferente con lo cual se llega a crear el todo. Es este principio de la paridad o dualidad opuesta complementaria que crea nuestro “horizonte” de sentido que, como veremos luego, quizás debería denominarse más acertadamente nuestra “verticalidad”.
Para el Runa todo es par en su cosmos, solo así se puede llegar a crear un equilibrio o una proporcionalidad. Cuando este principio se refleja en la sociedad, surge, al contrario del pensamiento occidental, la aceptación del otro, la aceptación de lo diferente con lo cual se llega a crear el todo. Es este principio de la paridad o dualidad opuesta complementaria que crea nuestro “horizonte” de sentido que, como veremos luego, quizás debería denominarse más acertadamente nuestra “verticalidad”.
Entonces era pues normal que Atawallpa no comprendiera la idea o concepto del único dios ya que para él existían el dios padre Wiracocha y la divinidad madre Pachamama, dualidad divina que subsiste aun en la espiritualidad o religiosidad andina y que se refleja en la conducta de los Runas. No obstante, debido a las persecuciones y a las imposiciones doctrinarias, el Runa ha cambiado el nombre de sus Apus. Es así que en mi pueblo las divinidades de las montañas han adoptado las denominaciones de San Pedro y Santa Catalina. Asimismo no es nada raro observar, camufladas en las cruces cristianas hechas por los Andinos, de un lado la divinidad masculina representada por el sol y del lado opuesto la divinidad femenina representada por la luna.
Bueno, es de ese principio de los opuestos complementarios, de esa “unidad par” llamada Urin-Hanaq (arriba-abajo); Uku - Awa o Jawa (adentro-afuera); Hanaq Pacha-Uku Pacha (macro cosmos - micro cosmos) etc., que brota nuestra senda civilizatoria; principio o fundamento que en quechua es reconocido bajo el fonema raíz TINK, que luego trataremos más detenidamente para comprender la visión del cosmos del hombre andino y su reflejo en nuestras vidas, no solo en los Andes sino en todo el planeta ya que es una herencia cultural que no pertenece a una raza sino a la humanidad y que propone reflexiones para una vida más justa en alianza perfecta con el medio ambiente.
Veamos cual es la propuesta que da la “doctrina” Tawa. Para empezar, ella reconoce y acepta la diferencia desde el instante que su ideología dicta que todo emana del PAR y como en su concepción lo que es único es algo incompleto, su pensamiento está cimentado en lo que es la dualidad. Un ayllu o una comunidad, está conformado por un conjunto de seres (plantas, ríos, animales, cerros) que forman la familia, pero una familia tiene su base en la pareja (primero se constituyen las parejas antes que nazcan los hijos). Bueno, entonces podemos decir que en esa configuración el humano se “realiza” cuando encuentra su “par” y ese “par” llega a su apogeo cuando todo el ayllu se “realiza”, así pues no caben los logros personales si estos no son dedicados a la comunidad; de la misma manera no se puede estar bien si un miembro de la comunidad está mal. Esta conducta está todavía latente en algunas comunidades Amazónicas pero lamentablemente en pérdida por la labor enajenadora de las diferentes iglesias. El ayllu se muestra no solamente como un grupo social sino como una familia diversa vigorosamente articulada.
Esta familia se encarga de la crianza, y como en el pensamiento Tawa todo es enlazado, como un inmenso tejido, todos sin excepción nos encontramos ligados en el transcurso de la vida. De esto no escapan ni las montañas, ni ríos, arboles o animales a quienes el Runa cría, pero a su vez él es criado, es decir que tanto las montañas, peces, llamas, hierbas, son parte del ayllu. Este inmenso tejido es lo que los físicos tratan de explicar con la teoría de los cuantas o teoría cuántica: la unificación final o teoría del Todo.
Esto da como consecuencia que no existan hechos casuales sino más bien causales, porque para el Runa tawaísta todo tiene una causa. Es este principio el que dicta las normas de conducta que son el cimiento de su deontología. Hacer el bien a la comunidad es hacerse bien a uno mismo, criar bien la montaña solo puede traer beneficios, procura, por ejemplo, mejores pastos que dan mejor ganado, que a su vez proporciona mejores productos etc., o criar bien del rio, proporciona mejores aguas, éstas mejores peces, mejores regadíos, mejores cultivos, etc., hechos que repercuten en la bonanza del ayllu; pero si se cría mal, lo que se recibirá a cambio son cosas malas, nefastas. Es este principio que nos induce a hacer las cosas bien, sin hacer mal a la Pachamama ya que eso significa hacernos mal a nosotros mismos. No es, como muchos piensan erróneamente, que se hace el bien por el temor de ir al infierno, además éste es inconcebible en la cosmovisión Tawa donde el Uku Pacha posee otra definición completamente diferente al concepto de infierno.
En la cosmogonía andina el todo está conformado por un par: el Uku y el Awa o Jawa (el adentro y el afuera). Este Awa se transformó en Hanan para poder ser traducido como cielo con el aumento de la palabra pacha que significa espacio, tiempo, era y tierra en un plano conceptual cosmogónico o divino; pero cuando se refiere a espacios en la tierra, como por ejemplo parcelas de terreno, la palabra pacha se convierte en allpa y los entes que la componen en Hanan y Urin es decir arriba y abajo. Como podemos darnos cuenta la visión del Runa es más bien vertical y no horizontal en su concepción de sentido de la existencia, y esto dictado por el paisaje que domina y marca su vida.
Pues bien, el Awa y el Uku designan también el espacio temporal reconocido como Ñaupa y Quepen o pasado y futuro. ¿Y el presente? El presente es lo que se denomina el Kunan, un instante tan frágil como la tierra que nos mantiene. Ese instante que viniendo del futuro se convierte casi inmediatamente en pasado. Es decir, son dos entes (pasado y futuro) que se equilibran en el eje (presente) que es el Kunan.
De allí la importancia que tienen el Uku y el Awa pero sobre todo la enorme trascendencia que tiene el eje Kunan - Kay Pacha, la tierra, pues si no cuidamos de ella el desequilibrio será fatal para todas las especies de plantas, animales, ríos, lagos, mares y montañas.
Para el Runa tawaísta lo más importante es el punto de mantenimiento del equilibrio, o sea el eje, Kunan o Kay, porque de eso depende el buen balanceo del cosmos y por su “lógica” de él mismo, es decir de su pareja y por ende de su ayllu.
UJU PACHA: Mundo Subterrámeo AMA SUA: No ser ladrón
KAY PACHA: Mundo Actual AMA QUELLA: No ser perezoso
HANAG PACHA: Mundo Espiritual AMA LLULLA: No mentir
SERPIENTE: Sabiduria YACHAY: Aprender
PUMA: Fuerza LLANKAY: Trabajar
CONDOR: Paz MUNAY: Amor
Es por tal entendimiento que en el transcurso de muchos pachas, el Tawaísmo ha inculcado al Runa el afán de mantener ese equilibrio. Eso se ve en los vestigios arquitectónicos a lo largo del Kapacc Ñan, en donde vemos los Inti Watanas que nos muestran bien en claro la línea que permite la vida optima en la tierra, como un eje vital del cual no debemos apartarnos porque una pequeña variación de ese eje de rotación podría traer consigo catástrofes enormes o lo que llamamos pachakuticc, es decir el caos, revuelco del planeta.
El fundamento de dualidad o paridad se ve en todas las criaturas de la Madre Tierra, adentro y fuera de ella, entonces es normal que en nuestro cuerpo, por ejemplo, la dualidad esté presente en forma de dos zonas muy bien definidas y designadas con nombres que solo la sabiduría de los Tawas pudo darle.
Es decir que en nuestro organismo también existe un eje que no debemos descuidar, es la región situada en la parte central de nuestro cuerpo. Ésta colinda con la parte Hanan o sea el espacio superior que comenzando en el cráneo abarca hasta la parte superior del corazón, y con la parte Urin que corresponde al espacio inferior que abarca desde los pies hasta la parte donde comienza el sexo, en la parte final del vientre.
Como en el caso del Kay pacha, esta zona eje del cuerpo humano no debe jamás ser dejada al descuido ya que es la zona que abriga todos los órganos que nos permiten vivir, órganos que en el transcurso de la vida no paran de realizar los movimientos que permiten la vida. Aún cuando nos encontramos en sueños tanto el corazón, los pulmones y todos los demás órganos de esta parte del cuerpo no desmayan en realizar la labor que les corresponde, de allí que a esta zona se la conozca como la zona Llamkay o Ruay que significa labor.
Pero ¿qué sucedería si descuidáramos esta zona? Pues se manifestaría un desorden, desequilibrio que nos volvería débiles al punto de no poder resistir al acecho de enfermedades, lógicamente no nos permitiría la concentración, limitando la asimilación de conocimientos. Este es un problema que tienen todos los países pobres del planeta, pues en ellos las escuelas, repletas de niños malnutridos, no pueden cumplir su función pedagógica, los niños se duermen en las clases y los que resisten al sueño muestran sus rostros demacrados donde se refleja el sufrimiento que el hambre origina. Allí podemos ver el desequilibrio que existe puesto que del otro lado hay una sociedad opulenta donde hasta los alimentos son desperdiciados en fiestas y celebraciones que bien quisiera saber que aportan. Pero cuidado que la repercusión de este desequilibrio afecta no solo a los pueblos que sufren, y esto no se arregla con actos paternalistas que siempre quedan en “ayudas”, no, este problema solo se puede arreglar re-equilibrando, proporcionando bien.
Como en la cosmovisión andina es el “par” quien crea el ordenamiento, es en esa “unidad par” que nace la organización de juicio. Es decir que es el dualismo el armazón donde se entrecruzan las ideas para establecer una corriente de pensamiento. Lógico es deducir que la motivación en la vida del Runa tawaísta no es la de tratar de sobreponerse “al otro”, sino la de “andar juntos”, es decir buscar siempre y constantemente el equilibrio o la proporcionalidad. Este hecho no puede darse cuando la “unidad” es la generadora del sentido o discernimiento ya que entonces el humano tendería a buscar, como sucede hoy en la civilización dominante, su realización individual o personal, donde para llegar a estos logros todo le es permitido, hasta la explotación de sus semejantes y de la naturaleza, ya que esta utilización déspota, aprovechadora y abusiva, entra en la concepción de su realización como un acto bueno o positivo. En revancha el Tawaísta busca la proporción y naturalmente ésta solo se puede dar cuando existe un mínimo de dos, suceso que hace posible el balanceo, el equilibrio, el hecho de andar convenientemente en el transcurso de la existencia.
Bajo esta perspectiva, el Tawaísta tiene como principal preocupación la inclinación a cumplir el deseo surgido de su sagrada creencia, pero sin que éste sea obligación, y que consiste en andar en el equilibrio, buscarlo y mantenerlo, concepto bien diferente a aquel que impone el “buen comportamiento para ir al cielo”. El Runa como parte integrante de la madre naturaleza, busca la guisa o estilo de correlación y concordancia y se esmera en comulgar con la Pachamama. Esto le procura armonía, a la cual trata de mantenerla siempre porque equilibrio significa movimiento constante, así pues el perfecto equilibrio no es inmovilismo sino buena y exacta proporcionalidad.
En esa configuración, el Runa tawaísta es alguien que está siempre en movimiento, continuamente haciendo o creando algo, así es común ver a la gente de los Andes que en sus momentos de reposo hila o teje. El solo hecho de no hacer algo contribuiría a crear una inmovilidad que puede tener consecuencias funestas. Es por eso que la prioridad del Runa tawaísta se centra en el pacha donde se encuentra el eje del equilibrio (más que en el sector del “cielo” o “infierno”). Esos sectores ejes que llamamos Kay o Kunan son el ahora y aquí reflejados en nuestro cuerpo en la parte central o zona Llamkay o Ruay y en el Cosmos en la zona Kay que es nuestra Kay Pacha o Pachamama.
¿Y qué pasa cuando esta zona se encuentra sufriente? Pues surgen signos que son analizados y luego interpretados como malestares que para ser curados, es decir para que recobren su equilibrio, necesitan de alimentos o remedios. Esos signos, que en nuestro organismo pueden manifestarse con falta de color o palidez, granos en el rostro, hinchazones, fiebres, etc., están igualmente presentes en todo nuestro entorno, claro que de maneras diferentes, y nosotros debemos estar atentos a esas señales para analizarlas y poder interpretarlas cabalmente. El Runa tawaísta siempre está en conversación con su entorno, en lectura de los elementos, así interpreta leyendo en el vuelo de un ave, en el canto de un pájaro, en un sueño, en una piedra en el camino, en las hojas, en la aparición intempestiva de algún animal, etc.
Nuestro medio ambiente está plagado de signos y entes que siempre brotan del par. ¿Alguno de ustedes podría ver algo que nace de la unidad?… Los árboles, las flores, los peces, las piedras, el agua, etc., todo tiene su origen en la unión, sea ésta un encuentro o un choque. Incluso las cosas abstractas como por ejemplo el tiempo, están constituidas de un par, en este caso son el pasado y el futuro que se equilibran en el eje Kunan que es el presente, y que a la par que el Kay Pacha, es extremamente frágil. Por eso el Kunan no tiene capacidad de durar ya que casi en el instante en que surge del futuro se regenera en pasado.
Pues bien, si todo surge o brota del encuentro y éste es imposible de manifestarse con la “unidad”, ya que para que exista el choque o unión es forzosa la manifestación de por lo menos el “par”, entonces ya podemos comprender porque un Tawaísta no puede aferrarse a la concepción de “la única verdad”. Además ¿por qué verdad? ¿…no será esto un símbolo para tratar de imponer la idea de que solo es posible “una verdad” y que todos los otros conceptos son mentira?
Lo que mejor cree conocer el ser humano es su propio cuerpo, observémoslo desde la perspectiva dualista del Tawaísta y quizás nos daremos cuenta de que en realidad no lo conocemos tan bien como creemos.
Todo ser posee una parte Hanan o Awa, o región superior donde se ubica lo revelado y otra parte Urin o Paq, región inferior donde se encuentra lo oculto o secreto. Complementarias a estas zonas tenemos el Alliq y el Ichuq que serían los equivalentes de derecha e izquierda, como se ve en el dibujo.
La parte Hanan o superior es la que el Tawaísmo denomina la parte ILLA, porque Illa es la luz, la aclaración, el conocimiento, lo revelado. Cuando un ser llega al Kay Pacha, lo primero que muestra es esa parte del cráneo y es por esa parte que él recibe la iluminación o el saber en el transcurso de la existencia.
De esta manera en la cabeza tenemos la región del Yuyaq / Memoria, donde están almacenados los conocimientos e instintos y la zona del Yachaq / Reflexión, donde se disciernen las cosas buenas o malas, donde se ubica el juicio o pensamiento. El par Yuyaq - Yachaq forma la zona del saber, del conocimiento y a su vez es zona de absorción.
La parte inferior es la denominada PAQ, porque Paq es en runasimi o quechua el morfema raíz que sirve para designar lo oculto que a su vez es fuente o lugar de origen. Se le da este nombre porque es la zona de lo que no está revelado, de lo oculto o misterioso, porque en esa zona se encuentra la fuente de donde se surge, de donde se sale o se emana. Es lo contrario de la región Illa que es luz, Paq es misteriosa y oscura, por eso es que de allí se sale a la luz. Para ilustrar mejor mis términos veamos algunos ejemplos de palabras quechuas con raíz paq: paqarichiy: dar, principio, originar; paqarimuy: nacer; paqarin: mañana, aurora, amanecer, amanecida, horas de la mañana, el día de mañana; paqarina: aurora, paso de la oscuridad a la luz, nueva oportunidad de vivir, principio.
La zona PAQ se encuentra en la región Urin del cuerpo que nace en la parte baja del ombligo, aquí se encuentran la zona del deseo o Munaq, zona del placer cuyo centro es el sexo, y la región Wachaq que es de los nacimientos, de la continuación, de la fertilidad y fecundidad. El par Munaq - Wachaq forma la zona de la pasión, del ardor de la concupiscencia y a su vez es la zona de evacuación.
La región central (estómago) o zona Ruay o Llamkay es el eje de equilibrio en el cual se balancean las otras (Yachaq / Yuyaq – Munaq / Wachaq). En esta región del cuerpo están los cuatro órganos vitales de subsistencia: corazón, pulmones, hígado y riñones. Es la zona donde queda la huella de unión con la generadora (madre / hijo – Tierra / Hombre): el ombligo. Zona que con el menor descuido nos conduce al desequilibrio. Área que nos hace tener presente el momento que transcurre, el Kunan, el ahora, el Kay Pacha, el presente. Momento que parece, pero solamente parece, ser el de mas grande trascendencia, pero que es en toda evidencia frágil y cuya duración es la máxima expresión de lo mínimo ya que se transforma en el acto en pasado y sin embargo tiene en sus puertas el futuro.
Con un poco de iniciativa e imaginación podemos darnos cuenta que la zona ILLA o HANAN es relacionada a la zona AWA en el cosmos, es decir la región de lo revelado, de la luz, eso que los Occidentales llaman “verdad”; mientras que la zona PAQ o URIN es vinculada a la zona UKU, la región de lo oculto o de la oscuridad. A esta parte los Occidentales y principalmente sus religiones han denominado “la zona del pecado”, representada como la manzana que “Eva” dio a consumir a “Adán”, naciendo de esta manera un esqueleto de ideas que pasaron a formar el cuerpo de pensamiento de la sociedad machista. Para los Cristianos fue a causa de la mujer que el hombre cayó en el “pecado”, falta que recayó luego en la descendencia, es decir en la humanidad entera, porque, a partir de aquel momento, ésta nació con lo que llaman hasta hoy el “pecado original”. Analizándolo aun más profundamente podría interpretarse como una “falta, culpa o infracción, de haber sido originado”.
Esta concepción occidental de la zona Munaq ha dado enormes problemas a la sociedad y a sus pilares espirituales, netamente cuando la abstinencia de la práctica sexual es impuesta como por ejemplo a los sacerdotes.
Contrariamente, el Tawaísmo considera necesaria la práctica de la sexualidad para que el humano pueda actuar más equilibradamente en su vida. Prueba de esto son las qhaswas o fiestas que reúnen a los jóvenes para sus primeras experiencias y también el sirvinacuy que es una especie de vida marital a prueba, es decir de tanteo para ver si ésta podría funcionar para, en el mejor caso, culminar en la creación de la familia.
El descuido del cultivo de cualquiera de las dos zonas (ILLA | PAQ), o de la región del eje en que éstas se balancean (KUNAN o KAY | RUAY o LLAMKAY), puede provocar desequilibrios que repercutirían en todo nuestro ser, y como todo es como un inmenso tejido, este mal recaería sobre la familia, la comunidad, y todo el ayllu incluyendo su entorno.
Ahora que hemos esbozado bien rápidamente esos dos pachas o espacios con sus respectivos puntos de equilibrio, detengámonos un instante en el pacha o espacio del ILLA para ampliar mas la perspectiva que nos permitirá la mejor comprensión de lo que es el resplandor Tawa, o el saber.
El Illa es una energía que nos llega del cosmos, ésta nos permite aumentar nuestra capacidad de recepción y reflexión. Ella irrumpe de la oscuridad para ser luz y llegar a lo resplandeciente, es como el momento de un parto en que el ser sale de la paqarina o fuente hacia la luz, de allí que venga este término ligado al nacimiento que es “dar a luz”. En nuestro cotidiano el Illa llega con el Punchao, es decir con los primeros rayos de sol que irrumpen en el momento que la noche deja su espacio al día. Ese momento es venerado por los Runas tawaístas que se levantan antes que el Punchao haga su aparición para poder recibirlo. El Punchao es como una divinidad y el ILLA es como una bendición que alimenta nuestro Yachaq. Esa energía nos ayuda a reflexionar y captar mejor las enseñanzas. Nuestros antepasados Tawanacotas la veneraron y también los Inkas, y ahora son los Runas que guardamos este culto.
Al igual que en la antigüedad, el Runa tawaísta espera esos rayos sentado sobre pieles de pumas, otorongos, llamas, alpacas, o cualquier otro animal, con la mirada dirigida a donde sale el astro. Cuando hace aparición el ILLA, se inclina la cabeza para mostrar la parte superior del cráneo ya que es por allí que se obtiene el conocimiento que es la luz, el saber. Además esto también es como un ritual de saludo que nos enseña a la vez la humildad y el respeto.
Aquel que posee más conocimientos es reconocido porque se muestra humilde y porque comparte su saber, es eso que lo hace resplandeciente.
Paq como hemos dicho está ubicado en el sector de lo oculto, de lo no revelado, de lo secreto, de la oscuridad y de las tinieblas. Pero aquí está lo precioso del runasimi que muestra una vez más la cosmovisión dualista del Runa: es que también significa luz, pero una luz sin rayos, algo situado bajo un velo de misterio.
Para comprender este morfema raíz observemos los siguientes ejemplos del quechua: Paqa: escondido, secreto; Paqarina: lugares donde viven los espíritus, fuentes de vida; Paqaritampu: lugar de donde surgieron los cuatro hermanos Ayar; Paqsay: resplandecer, la luna velada por las nubes, hacer luz, claridad sin rayos; Paqsa: cosa bella, hermosa, resplandeciente, claridad de la luna nublada; Paqu: conocedor de cosas ocultas, médium, hechicero, sacerdote del Tawantinsuyo.
Con los ejemplos anteriores podemos ver que el PAQ es una zona oscura pero que también muestra resplandor. Esto que podría ser difícil de comprender es simple cuando se entiende que la luz comienza en los confines de la oscuridad y viceversa.
Aquel que penetre en las sendas del Tawaísmo, Qhapaq Ñan, Camino de los justos, Senda Tawa o cualquier otro nombre que se le quiera poner a la espiritualidad Tawa, siempre estará en la ruta de la búsqueda del saber proporcionar para mantener el equilibrio. Es así que recibirá el Illa, el resplandor de la sabiduría. Resplandecer en quechua se dice Illariy pero también Paqsa, tomemos esto como una muestra más que nos indica el no nutrir o cultivar tan solo una zona de nuestro ser, sea el Yachaq o el Munaq, sino proporcionar y equilibrar nuestras zonas Illa y Paq para andar en el equilibrio.
Así como suceden las cosas en nuestro ser, igualmente sucede en lo infinitamente grande y en lo infinitamente pequeño. Todo es una cuestión de equilibrio y a éste se le mantiene proporcionando bien. Eso es la vida, solo una cuestión de equilibrio que cuando se rompe provoca un desorden tremendo con consecuencias nefastas.
Es necesario penetrar en las sendas de la espiritualidad Tawa para contrarrestar el desequilibrio del cual hoy sufrimos los humanos y el entorno, y que se muestra en todos los planos y niveles de la sociedad como si fuera algo normal.
TINK es todo, es el encuentro, es el instante, es la envoltura y a la vez la energía del Urin y del Hanan, del Jawa y del Uku, es el tiempo de complementariedad de los opuestos. Nadie puede dar la definición exacta del TINK porque éste no puede ser descrito y ni siquiera puede ser nombrado solo. El TINK es, como en la gramática del runasimi, un morfema raíz, de donde brota el árbol del conocimiento, como tal posee numerosas ramificaciones o caminos secundarios que conducen al saber.
El TINK es la fuente o PAQ y a la vez es la iluminación ILLA. Está omnipresente en todo el cosmos y sin embargo no tiene forma, ni aroma, ni sonido… El TINK nada hace pero por su mediación se realizan todas las cosas y es estrictamente contemplando sus manifestaciones que se le puede comprender y conocer para luego nosotros experimentar sus principios en la vida práctica.
TINK es un morfema raíz del runasimi que indica la proporción pero también el balanceo que se produce cuando dos fuerzas se encuentran y crean el equilibrio. De aquí que podamos atrevernos a decir que para el Tawaísta es algo equivalente a una “meta”, aunque en realidad una meta es un fin y el TINK es cíclico, es decir que no está limitado, porque algo que tiene un fin, es algo que termina, que acaba, entonces, más allá que un fin o meta, el Tink es una especie de sendero invisible que nos encamina en la conducta de mantener el equilibrio.
Tink: raíz del idioma quechua que indica encuentro, choque, unión; tinka: bola con la que juegan los niños; tinkakuy: rebotar; tinki: par de cosas iguales como guantes, medias, zapatos, orejas, ojos; tinkiy: unir estrechamente dos cosas, hermanarlas, parearlas; tinkusja: cosa exacta, ajustada, justa, cabal, completa; tinku: encuentro, reunión, lugar de convergencia, unión, encuentro de pelea o de juego, unión de personas o cosas, juntura; tinkuchikuy: comparación; tinkuchiy: mezclar, mezclar cosas para obtener un compuesto homogéneo, hacer encontrar personas, unir, asemejar, comparar, igualar; tinkupuy: copular, hacer acto sexual; tinkuq masi: adversario temporal en algún juego o deporte; tinkurachina siwi: coordenada; tinkurka: intersección; tinkuy: pelea ceremonial anual, comunicación ritual; tinka: fiesta de bienvenida, ceremonia de iniciación de alguna obra.
Así como en el runasimi la raíz TINK sirve para expresar el encuentro o unión, en la vida el Tink es la senda que nos permite hermanarnos en el allyu para que nos encaminemos en la ruta de la justeza, de la cabalidad, en el camino justo, que también llaman Qhapaq Ñan aunque quizá éste solo sea un sendero de peregrinación o de iniciación. El TINK es el camino del que ya está iniciado en la búsqueda de la espiritualidad Tawa. Entonces el TINK es algo como un equivalente del Tao asiático, aunque las diferencias entre estos pensamientos sean bien notorias dado que del lado asiático la búsqueda se basa en la contemplación para la realización del individuo y del lado andino se fundamenta en la teoría-práctica que va en provecho de la comunidad y del entorno.
El TINK guarda en él un enorme contenido que es difícil de expresar si no va precediendo otra palabra. Al igual que el TINK eterno da nacimiento a los componentes del cosmos.
Para ilustrar el párrafo anterior recurramos a un ejemplo, el Big Bang: éste es simplemente un momento, una transformación, un TINK, que es el inicio de nuestro cosmos. Al choque o unión sigue la explosión, un instante a nivel cósmico, en el cual nuestra existencia al igual que la de los planetas transcurre. Y como un choque o unión no se puede dar sin la existencia de por lo menos dos, en la cosmovisión andina la génesis se origina por lo que llamamos la “unidad par” que surge en una especie de TINK cósmico, eterno o permanente ya que éste no tiene fin sino transformaciones.
El TINK que puede expresarse con palabras no es el TINK permanente o cósmico, es decir que del TINK se puede hablar, pero no del TINK eterno porque éste es acción. Ésta es ya una primera enseñanza de espiritualidad andina Tawa.
Así que cualquier definición que se quiera dar a TINK fracasará en su intento porque siempre quedará incompleta.
Podemos aproximarnos a su significación entendiéndola como el “camino” o la "vía” pero no como un sendero tal como los que se ven: esta vía es visible en otros aspectos que son de orden no material, de allí que se diga que el TINK es incomprensible con el solo uso del razonamiento ya que para comprenderlo es igualmente necesaria la intuición.
La palabra que más se aproxima a la definición del TINK es YANANTIN que quiere decir pareja, pareja de personas o cosas diferentes, alianzas entre energías opuestas, alianzas entre diferentes, armonía entre cosas diferentes.
Hemos dicho que el TINK andino puede ser entendido como algo parecido al Tao asiático. Dicho esto, es importantísimo notar que no es más que una comparación en tanto que los dos son entendidos como ser las “vías” o “caminos”, pero allí paran las semejanzas, puesto que las enseñanzas son diferentes.
Permítanme explicarles este pasaje haciendo una rápida exploración en algunos puntos de ambas enseñanzas: por ejemplo sobre la violencia y el no-conflicto, el Taoísmo dice que poco importa a que punto podamos controlarlo, ya que este no hace más que engendrar efectos negativos y que el ideal taoísta consiste en resolver los problemas por medios pacíficos. A esto el Tawaísmo expone que, tal como debe existir el no–conflicto tiene que existir el conflicto ya que el uno “existe” porque el otro “es”. Y va lo mismo para la no-violencia y la violencia, esto es justamente resuelto por el encuentro o choque “tinku” que se encargará de armonizar o equilibrar.
Pongámonos en una circunstancia conflictiva: una madre se encuentra frente a una situación de peligro ante una fiera que ataca brutalmente a su niño. ¿Cómo o cuál sería la actitud que adoptaría esa madre para librarlo del peligro? De hecho que ella adoptaría la actitud violenta y esto es normal en cuanto es una respuesta natural de sobrevivencia. En la naturaleza misma existe la violencia, incluso ella es imprescindible cuando se trata de actos necesarios para la existencia: un puma necesita de la violencia para cazar, al igual que un oso para poder preservar su especie. Ahora, me refutar diciendo que los animales no son como los humanos, entonces pondré otro ejemplo: el ser necesita de no descuidar el estomago para poder vivir, puesto que es solo con el alimento que se reúnen las condiciones que hacen posible el aprendizaje, la concentración, la reflexión, que conducen al ser por las sendas de su realización. Pero ¿qué pasa cuando éste es privado de una buena alimentación? Pues se produce un desequilibrio el cual tiene que ser reparado rápidamente. Por eso, en los lugares que sufren hambruna es completamente lógico que surjan los levantamientos de los pueblos, lo anormal sería esperar, sintiendo la muerte alrededor, sin crear conflicto, aguardando a que las cosas se arreglen de por sí.
Pongámonos en una circunstancia conflictiva: una madre se encuentra frente a una situación de peligro ante una fiera que ataca brutalmente a su niño. ¿Cómo o cuál sería la actitud que adoptaría esa madre para librarlo del peligro? De hecho que ella adoptaría la actitud violenta y esto es normal en cuanto es una respuesta natural de sobrevivencia. En la naturaleza misma existe la violencia, incluso ella es imprescindible cuando se trata de actos necesarios para la existencia: un puma necesita de la violencia para cazar, al igual que un oso para poder preservar su especie. Ahora, me refutar diciendo que los animales no son como los humanos, entonces pondré otro ejemplo: el ser necesita de no descuidar el estomago para poder vivir, puesto que es solo con el alimento que se reúnen las condiciones que hacen posible el aprendizaje, la concentración, la reflexión, que conducen al ser por las sendas de su realización. Pero ¿qué pasa cuando éste es privado de una buena alimentación? Pues se produce un desequilibrio el cual tiene que ser reparado rápidamente. Por eso, en los lugares que sufren hambruna es completamente lógico que surjan los levantamientos de los pueblos, lo anormal sería esperar, sintiendo la muerte alrededor, sin crear conflicto, aguardando a que las cosas se arreglen de por sí.
Los acontecimientos nos muestran lo fatal que puede resultar el hecho de quedarse en las filas de la no-violencia y contrariamente demuestran que pueblos de grande espiritualidad resisten, como por ejemplo la nación Inka, que opuso resistencia ante España. Los Andinos, dirigidos por la máxima autoridad religiosa del Tawantinsuyo, evitaron así la destrucción de su civilización, fue el Intip Yanan Wila Umu, quien, a la muerte de Manco Inka, dirigió los combates de liberación.
Pero así como existen puntos de no concordancia entre el Tao y el TINK, existen otros puntos que nos son casi comunes tal como la Dualidad. Ésta consiste en que cada cosa del mundo posee su significación por el solo hecho de la existencia de su contrario; de esta manera la luz “es” porque “existe” la oscuridad, aquí no debemos olvidar que la luz comienza en la oscuridad.
Este concepto es quizá el que más nos acerca al Taoísmo, pero no hay que creer que es un concepto solo del pensamiento asiático, se puede decir más globalmente que el dualismo es ese aspecto “filosófico” propio de Asiáticos y Andinos que nos hace compatibles.
El Runa tawaísta concibe el cosmos o Teqsimuyu, que no es un UNIverso o fuente única sino más bien un TUKUYPACHAQ Muyu, es decir todos los Pachas (espacio - tiempo) en movimiento. Como el tema es amplio, creo conveniente seguir conversando de esta estructura, principalmente de la natura y disposición de sus componentes reflejados indistintamente tanto en el macrocosmos como en el microcosmos en donde esos constituyentes opuestos y complementarios se balancean en un eje al cual denominamos Tisri o Chaupin.
Es desde esa perspectiva que se ha creado nuestro horizonte de sentido, es decir que el PAR es el Teqsi o fundamento del cual brota la estructura de nuestro pensamiento. Por tal razón nosotros concebimos todo con un par y cuando aparece algo sin par es porque es algo pasajero o incompleto. Incluso nuestro pasaje por la existencia viene vinculado al par vida-muerte, de esa manera el avanzar en la vida nos lleva, aunque parezca contradictorio, a la muerte. O sea que en el recorrido de la existencia, los animales incluyéndonos nosotros, los ríos, árboles, vientos, cada día nos apartamos de la vida para acercarnos a la muerte y de esto no escapa nadie ya que desde el momento del nacimiento lo que hacemos es dirigirnos a la postrimería. Sin embargo esto no es un final ya que como el día y la noche, vida y muerte son dos opuestos que se complementan dentro de ciclos que permiten que la existencia sea.
Vida - muerte, Awa - Uku, día - noche, todo es par. En nuestra visión no caben las trilogías y aunque muchos estudiosos afirmen que existe una TRInidad en el pensamiento andino, nosotros creemos en una DUALidad. Todo lo que ellos nombran como el Pacha intermedio para nosotros es el Tisri o eje, es el Kunan o ahora, es el Kay o aquí. Así para nosotros nuestra Pachamama es el Tisri del pasado y del futuro, el lugar en el cual vivimos, el eje donde se balancean los pachas pasado y futuro, es decir el presente y el aquí o el Kunan y el Kay.
En este punto o eje, Tisri, se produce el equilibrio que permite la existencia y este equilibrio es logrado por la justa proporción de todos los seres, sol, luna, agua, runas, peces, montañas… Todos ellos actúan proporcionando, todos ellos sin excepción contribuyen al movimiento que procura la existencia, todos, incluso las plagas, los virus, los insectos, las enfermedades. Todos tienen su lugar y todos interactúan de modo que sea posible la continuidad de la existencia. Piedras, pájaros, chanchos, runas… todos están aquí para equilibrar y sin embargo de todos ellos solo el humano es aquel que no cumple con su deber cognoscitivo ya que es el único ser de la Pachamama que hace lo contrario y en vez de equilibrar crea el desequilibrio por su lucha constante contra la naturaleza.
Para comprender esta actitud tenemos que comprender su visión, pues en ella la tierra se presenta como un caos en su origen y a partir de allí él se debe de organizar todo a su manera. Al contrario, en la visión Tawa del Runa, no existe este caos y más bien todo es armonía en el origen del mundo. A partir de estas visiones mientras que uno trata de hacer y deshacer a su manera, el otro trata de mantener lo que ya está bien hecho: la Naturaleza.
Es por esto que, ahora más que ayer, debemos involucrarnos en esta actitud de preservar la Madre Tierra. Podemos ver esto como una lucha o confrontación con los destructores en la cual nunca jamás ganaran las armas bélicas y donde nuestra principal arma es una especie de precepto nacido en los principios del Tawaísmo. Este género de mandamiento es la crianza mutua, el UYWAYNAKU o la buena crianza mutua, aquella que produce diversidad en lugar de UNIversalidad.
Es bajo este precepto Tawa que nosotros aprendemos a criar, pero a criar bien porque la crianza no solo consiste en dar de comer a un animal sino a hablarle, conversar, darle cariño de la misma manera como se crían a los hijos. Para nosotros el lugar de la crianza es la chacra pero nuestro UYWAYNAKU no se limita a los animales y vegetales, ya que nosotros criamos a la tierra, a la lluvia, a los ríos, a las montañas y ellos a la vez nos crían a nosotros los Runas. Esta crianza mutua suprime de nuestro entorno la discriminación; todas las especies son respetadas a un mismo nivel como hijos de la Pachamama: todos tienen su lugar y todos son personas. Este aspecto es muchas veces nuevo para la gente que desconoce el Tawaísmo o pensamiento runa; pero para aquel que conoce es de lo más normal y es por eso que el Runa siempre dice: “Hay que criar bien para ser bien criado”.
Un Runa tawaísta debe cuidar bien su entorno, debemos criar bien el agua para que nos crie bien, no debemos cortar las salidas de las fuentes ni desviar o cortar el paso de los ríos. Cuando estos hechos suceden los ríos se molestan, gritan, sufren porque son personas. Los lagos, las retamas, las hormigas, todos son personas y como tales se alegran, se molestan, ríen, y nos conversan, nos dan señas las que nosotros entendemos y según lo que nos digan les hacemos sus fiestas, los casamos, los respetamos y nos respetan. Las semillas son personas que viajan, por tal motivo a veces encontramos plantas en lugares donde no hemos sembrado, a ellas nos dirigimos con amor y les hablamos porque ellas también tienen parientes, tienen su ayllu y en el pensamiento runa ellas van a visitar a sus parientes.
Sí, así es nuestra espiritualidad y nuestra religión es la chacra, pero ésta no es vista como un terreno de plantación sino como un lugar de diversidad, de crianza mutua de la cual se nutre la existencia. Nosotros creemos en ella porque ella nos permite vivir en armonía. Cuando en una chacra aparece una papa nueva que no hemos sembrado, nos preguntamos: “¿de dónde estará viniendo?”, y ella nos indica que viene a ver a sus parientes, a su ayllu, entonces nosotros la tomamos con cariño y la ponemos con las otras que servirán de semilla. En la próxima siembra le cantamos, le festejamos antes de sembrarla, así, sintiendo el cariño ella se queda y se casa con otra papa y surgen nuevos tipos, brota la diversidad. Por eso el Runa no puede concebir la práctica de la selección de la agronomía moderna, donde las papas diferentes son eliminadas para crear la raza pura en detrimento de la diversidad; además ésta es hecha en forma forzada en los laboratorios y no en la naturaleza misma.
Pero también sucede que el maíz, por ejemplo, se va de la chacra por falta de cariño, esto sucede porque el Runa no ha sabido conversarle bien o porque lo ha tratado sin cariño, entonces la planta aparece en los bordes del camino, detrás de los cercos o en lugares donde no hay sembríos. Cuando encontramos una plantita así, tenemos que conversarle con ternura para que no siga molesta, para que regrese a su ayllu. Pero esto no sucede solamente con el maíz sino que puede suceder con todo: lluvias, alpacas, ocas, papas… Que al no sentirse amados se van y cuando se vuelven silvestres decimos que pertenecen a la chacra de los Apus.
Para nosotros es vital el conversar con los árboles, con la hierba, con el ichu, con las piedras, con los maizales sean o no de nuestro ayllu, sí, hay que conversar con el maíz de las chacras de nuestros vecinos porque no debemos olvidar que todo está enlazado, vinculado como las tramas de un inmenso tejido.
Es esta crianza mutua, Uywaynaku, que proporciona el equilibrio lo que permite la continuidad de la existencia, por eso desde que se coge una semilla se le habla, se le conversa con mucho amor, es igual que cuando nace una wawa (bebe), tenemos que recibirle dándole muestras de nuestro cariño y alegría. Cuando se siembra igual, hay que aconsejar a los granos que crezcan bien y hacerles sentir nuestro amor, hay algunas plantitas que les gusta la música, a ellas les cantamos, entonces crecen felices y más bonitas y su ajayu o alma nos alimenta mejor.
Ya podemos imaginar entonces, por qué es un peligro la manipulación genética que va en contra de los principios de la diversidad. ¿Qué pasaría si, por obra de la globalización, tendríamos que llegar a comprar semillas? Esto sería verdaderamente un gran paso hacia la destrucción de la diversidad. El Runa Tawa no puede concebir que las chacras se vean invadidas de semillas que están desposeídas de Ajayu, de alma, de energía, de kallpa, porque esas semillas han sido fruto de la manipulación del humano en un cuadro fuera de lo natural, concebidas artificialmente y recogidas sin otro amor que el que el científico tiene por la ciencia, cosechadas sin ninguna conversación por máquinas que no trasmiten ninguna ternura. Y si bien es cierto que ellas crecen grandes y robustas eso es solamente la vista de lo aparente porque están desposeídas de lo principal que es el ajayu y es de éste y de las fibras que nuestros organismos se nutren. Pues creemos que esto de crear semillas no es una buena solución y que al contrario produce desequilibrios ya que poseedoras de sus propios insecticidas no permiten la crianza de los insectos, y con ello se desequilibra la crianza de los pájaros, sapos, culebras y toda la cadena en la cual se encuentra, naturalmente, el humano, que dicho de paso, ingerirá los productos insecticidas que la planta ya posee en su nueva composición.
Para el Runa tawaísta, el equilibrio se encuentra en la buena crianza recíproca, es por eso que nosotros criamos la tierra, las lluvias, las semillas. Muchas veces tenemos que caminar muy lejos para poder cambiar nuestras semillas y cuando las cambiamos nos despedimos de ellas sabiendo que volveremos a encontrarnos y suplicando por el buen tratamiento; igual hacen los Runas que nos dan sus semillas y así, tratándolas con inmensa ternura ellas se sienten contentas y nos dan lo mejor. Al juntarlas con nuestras semillas ellas crean nuevas familias, salen nuevas variedades, eso que llaman nuevas razas, pero en una chacra hay muchas variedades y no solo una.
A veces la tierra nos conversa, nos dice lo que necesita, hay veces que se siente sola y pide compañera, entonces tenemos que traerle una compañera; según lo que nos conversa tenemos que buscarla, en ocasiones, hasta en el fondo de los lagos porque hay algunas chacras que son engreídas, caprichosas o exigentes, son iguales que los individuos, son personas. Pero una vez que les hemos dado lo que nos piden, se muestran contentas, agradecidas, entonces nos crían bien dándonos hermosas papas, maíz, ocas, alimentándonos bien, criando bien nuestras alpacas, cuyes, pajarillos…
Con el agua es lo mismo, cuando ésta es criada bien nos llega alegre, pura, limpia, y a su vez ella cría bien toda la chacra: animales, montañas, peces, árboles… todo el ayllu es beneficiado, pero si al contrario se le cría mal, entonces en vez de traer felicidad nos trae penas, tristeza, enfermedades, desequilibrio. Cuando no se le trata bien ella ya no quiere venir, entonces desaparece y en su lugar aparece la sequía, porque el agua es una persona y como tal puede ser alegre o también molestarse. Es allí cuando el Runa entra en Yuyarikuy que es la meditación y analiza que es lo que puede haber causado ese disgusto. Luego tiene que llevar un pago, una ofrenda que le permita pagar su falta, solo así el agua puede regresar. A veces suele suceder que aún así el agua no vuelva, lo que significa que la falta es más grave o que es una falta de la comunidad entera, en ese caso se escoge la más bella y hábil doncella o el mas gallardo y fuerte varón para unirla(o) en matrimonio con la lluvia macho o hembra. Para esto el Umuq, que es un sacerdote Tawa, tiene que ir, muchas veces recorriendo grandes distancias, a lugares donde han caído las lluvias. Allí se procura un poco de agua, que a su tiempo ha sido recuperada por la gente del otro Ayllu, y con ésta regresa a su comunidad en donde le conversan, dan muestras de cariño y festejándola realizan el matrimonio.
Desde ese momento, por ejemplo si es a la doncella que han casado, ésta se convierte en esposa legítima de la lluvia, no hace una representación teatral sino que es verdaderamente la esposa de la lluvia macho. Para comprender este acto que puede parecer carente de sentido, podemos comparar la doncella Tawa a una monja cristiana, que como sabemos se dice esposa de Jesucristo, con la diferencia que, mismo siendo esposa de la lluvia, la doncella tawaísta puede casarse con un hombre y tener su hogar, sus hijos y continuar siendo esposa de la lluvia.
Así es pues como llevamos a cabo ese precepto de nuestra espiritualidad que es el UYWAYNAKU o la crianza mutua, aspecto que no debe tomarse a la ligera a pesar de que éste se asemeje más a un cuento para niños. Para nosotros los Tawas, éste es un gran remedio para combatir el mal del cual hoy sufre nuestra Pachamama, sus heridas son enormes y en ellas se agudizan sus dolores y por más que ella nos conversa y nos da señas con el clima, los deshielos, las sequías, los maremotos, los huracanes y tifones, la desaparición de muchas especies de animales y vegetales, el humano sigue creándole más heridas, dándole más sufrimiento.
A nosotros de escoger nuestro camino entre aquel que por confort o globalización elimina las especies, o el de la crianza mutua de donde brota la diversidad, el equilibrio y la armonía.
Para el Runa Tawa todo en absoluto, tiene su lugar sobre la Pacha Mama, no hay cosa ni ser que este por demás y como tal se respetan todas las formas de existencia, ¿Porqué sería el humano el que tendría más derecho que otra especie para poblar la tierra?, ¿no sería esto ir en contra de las leyes de la naturaleza?, la cantidad de seres humanos que posee hoy el planeta ha llegado a un número que puede ser fatal para la misma especie humana, mas aun cuando esta ensucia la superficie y la atmosfera creando desequilibrios en todo el globo. Alguien ya lo dijo, que si sumamos la cantidad de gente que existió sobre la tierra desde el origen de la humanidad hasta hace solamente cien años, la cantidad sería inferior al de la actual cifra poblacional del planeta. Si seguimos el rumbo actual del mundo moderno, de donde sacaremos los alimentos, inclusive no solamente será escaso el recurso que producen la tierra y el mar sino también los elementos agua y aire. Es casi obvio que estas carencias nos llevan directamente a un fatal desencadenamiento de guerras por los recursos que permitan la existencia. El humano ha destruido y sigue destruyendo la naturaleza, su propio mundo, pero lo hace porque se considera un ser aparte de ella. Hay una enorme cantidad de especies desaparecidas y otras en vías de desaparición y el humano en su lucha obstinada contra el medio ambiente continúa a crearse lugares esterilizados donde creyendo protegerse acostumbra al cuerpo a no crear anticuerpos naturales. Los seres que viven en esas zonas son más propensos a las enfermedades. En general el humano se ha atribuido el derecho de decidir quién o cual va a vivir arrebatándole a la naturaleza la virtud de su selección natural.
En los Andes se respetan todas las formas de vida, pero también uno de los preceptos del pensamiento Andino es el equilibrio. Así, cuando por ejemplo en una chacra, un gusano invade una planta de maíz, el runa lo deja, la planta o la comunidad de plantas buscaran la manera de defenderse, crearan de manera natural sus propias defensas, pero si el gusano se vuelve una plaga, esto ya es desequilibrio, entonces el Runa tawaísta interviene para crear la justa proporción y procede a la "eliminación" de los “nuisibles” que para ellos son también personas y los lleva lejos pidiéndoles que vayan a vivir a otros lados y que no destruyan sus cultivos ya que esto crearía desequilibrio en todo el “tejido” de la comunidad. Las enfermedades también son vistas como personas, de ellas un campesino dice que “…la enfermedad acompaña, forma su hogar, es conocida, sabe agarrar, levantarse, escaparse, puede regresar, escuchar” y en este sentido el humano puede ser una enfermedad. El Amauta Eduardo Grillo nos dice: “En la crianza de la armonía de la vida que es responsabilidad compartida por todos los seres vivos del mundo, a veces se constata que algunos seres han aumentado en demasía su población a expensas del bienestar de otros, constituyéndose en lo que se conoce como plagas o enfermedades. Es entonces cuando en el mundo vivo andino todos nos ponemos a conversar, incluyendo a “las plagas y enfermedades”, para, mediante el consenso, restablecer la armonía que ha sido afectada”
Resumen los 4 preceptos:
Los cuatro preceptos del Tawaísmo
El Tawaísmo es la senda que conduce al Illa o iluminación, para llegar a ella existen algunos preceptos andinos que deben respetarse:
• Aceptar el Tink como flujo que crea el fundamento Par.
• Vivir en Uywaynaku, es decir en la armonía de la Crianza mutua.
• Tratar de recibir el Illa para, a su vez, retransmitirlo.
• Producir el equilibrio. Crear la diversidad y creer en ella.
1.- Aceptar el Tink como flujo que crea el fundamento Par.
Es por el Tink que convertido en tinku se crea el cosmos. La unión de los cuerpos celestes opuestos que se complementan crea nuestro espacio sideral compuesto por un macro y un micro cosmos.
Guiados por esa visión cósmica, nuestros antecesores andinos concibieron su entorno reflejándolo en su vida cotidiana, hasta llegar a nosotros transmitiéndonos esa cosmovisión que es el fundamento de nuestra espiritualidad tawaísta.
Aquí algunos ejemplos del reflejo del par en la vida cotidiana: en la capital de los Incas, hasta hoy, existen las plazas llamadas Kusipata y su par Waccaypata. Ellas se refieren a la alegría y a la tristeza respectivamente. El Cusco fue gobernado por dos panakas o linajes: los Hanan y los Urin representados cada uno por la pareja hombre-mujer. El territorio del Tawantinsuyo fue dividido en cuatro, como representación de un perfecto equilibrio…
No podemos dudar que en el principio fuera el Par y que de éste surjan todas las demás cosas y seres que llegan a su vez en par. Siguiendo este pensamiento es que nosotros sexamos a las lluvias, montañas, chacras e inclusive melodías e instrumentos: el tautinko, remplazado hoy por el arpa, es masculino mientras que el harawuico, llamado hoy bigulin, es hembra; el pinkillo (flauta de pico) es macho mientras que la quena es hembra. Igualmente se aprecia ese flujo de opuestos complementarios en las tropas de sikuris, allí se escucha claramente que debido a la repartición de notas, los que tocan los sikus de seis cañas o siete por separado, no producen ningún sonido melodioso o agradable, mientras que ambos juntos son la más exquisita expresión musical de sonidos telúricos y místicos.
2.- Vivir en Uywaynaku, es decir en la armonía de la Crianza mutua.
La crianza mutua implica respeto con todos los seres que habitan el Kay Pacha. Por tal razón el Tawaísmo se muestra como un ejemplo a seguir para poner freno a la destrucción de nuestro planeta.
La crianza mutua que nos permite vivir bien, en armonía, también permite la diversidad. La inmensa cantidad de variedades de papas, maíz, cuyes, nos dan razón, pero además de que se crea y se acepta lo diverso, el uywaynaku nos permite la aceptación de gentes de razas diversas impidiendo que se introduzca en nuestros hábitos la discriminación racial.
El hecho de criar bien para ser criado bien engendra un cuadro de normas morales en las que el Runa se muestra irreprochable. Tiene presente que el hacer un acto malo recae sobre él mismo e inclusive sobre todo su ayllu. Sabiendo que todo es como un inmenso tejido, una mala acción produce que la hebra del tejido se deteriore y que todo el tejido se malogre. Esto a nivel de la chacra sería de funestas consecuencias porque en nuestra cosmovisión todo es ligado y las causas producen efectos.
El Uywaynaku también permite que los niños sean criados por el ayllu en su totalidad. La educación la dan los mayores porque son los que han visto más y los que tienen más experiencia. Por eso en la vida del Tawaísta es normal que fuera de los padres haya adultos que corrigen a los niños. De esta manera es como si todos los mayores fuésemos padres o madres, y es de este modo de vivir que nacen las palabras mamay y taytay, ahora papacho y mamacha, para tratar a cualquier persona adulta, inclusive desconocida.
3.- Tratar de recibir el Illa para, a su vez, retransmitirlo.
El Illa es el saber o sea la iluminación. Recibir el Illa es recibir el conocimiento y a éste se llega solamente hurgando en lo que se desconoce.
La educación es de todos los días y a cada instante. El Tawaísta debe enterarse de todo, en todas las materias sin discriminación de fuentes. Solo así él logra la iluminación, es decir el saber, el cual a su vez debe ser transmitido, tanto en forma teórica como práctica. Es con el ejemplo y con las actitudes de los yachacheq (los que enseñan) que los niños y jóvenes se alimentan de luz, por eso los actos del Tawaísta son pulcros.
Mientras más se avanza en el saber, más se avanza en la luz del Illa, así podemos llegar a planos más elevados. Pero ay del que quiera acaparar conocimiento rápidamente, sobre todo almacenando teorías sin darle tiempo a la práctica, y del que se burle de aquel que todavía no conoce. A ellos este tercer precepto les recuerda que la mucha luz puede provocar la ceguera y que la luz comienza en la oscuridad.
4.- Producir el equilibrio. Crear la diversidad y creer en ella.
Buscar el justo equilibrio y mantenerlo es una ley primordial del pensamiento Tawa. No puede existir el equilibrio cuando no hay justicia, tampoco cuando nos alejamos de las personas por diferencias de color de piel o status social. El Tawaísta debe buscar las soluciones para los problemas que se presenten sin esperar en la contemplación; cuando es necesaria la violencia para arreglar un desequilibrio, ésta debe ser usada en su justa proporción. Andar en el equilibrio es andar en las sendas del pensamiento Tawa, al igual que crear la diversidad porque creando y creyendo en ella nos hacemos más ricos tanto en materialidad como en espiritualidad.
Cuando el Runa se siente bien equilibrado avanza hacia el Illa, su mente más despejada le permite mejor reflexión y meditación, pero esto llega cuando las condiciones materiales están en su justa proporción. Es natural que alguien que sufre de pobreza material tenga su pensamiento agobiado por las necesidades cotidianas y no avanza al Illa, eso es pues una aberración surgida en las sociedades de hoy que siguen un modelo que no les corresponde. Por tal razón es urgente el retomar las sendas del tawaísmo para re-equilibrar nuestras sociedades con el modelo que nos dejaron nuestros antepasados. Se re-equilibra con un tinku para dar vuelta a una situación, cuando ésta se da, retorna el equilibrio.
Lindo idioma el quechua en el que vemos que tinku al revés es kutin que quiere decir retornar o volver. Igualmente ILLA que es la luz, al revés da ALLI, palabra que se relaciona a todo lo que es bueno.
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