EL SERMÓN DEL MONTE
Antes de orar, si tienes alguna cosa contra alguien, perdónasela,porque la oración que llega a Dios es aquella que sale de un corazón que tiene caridad.
Si traes tu ofrenda al altar, y allí recuerdas que tu prójimo o hermano tiene algo contra ti, primero anda y reconcíliate con él, y luego regresa a presentar tu ofrenda.
Cuando ores, no lo hagas para que todos te vean. Orar es dialogar
en tu intimidad con Dios. Tampoco aparentes orar mucho,porque no será por la cantidad y repetición de las mismas palabras que seréis escuchados, sino por la sinceridad con que sean dichas.Más vale una palabra que brote del corazón, que muchas recitadas de memoria.
en tu intimidad con Dios. Tampoco aparentes orar mucho,porque no será por la cantidad y repetición de las mismas palabras que seréis escuchados, sino por la sinceridad con que sean dichas.Más vale una palabra que brote del corazón, que muchas recitadas de memoria.
Ruega con humildad, como el publicano, y no con vanidad, como el fariseo.
Si tu ojo o tu mano te ocasiona una caida,despréndete de ello.Es preferible que se pierda un miembro y no todo el cuerpo.
Al hacer el bien, no escojas a quien, ni tampoco digas a quien lo hiciste;que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.Quien busca la recompensa de los hombres,sólo la de los hombres obtendrá.
Cuando sufras, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los demás que estás triste.Si el consuelo buscas en los hombres,pregonando a los cuatro vientos tus penas,encontrarás sólo el consuelo que ellos puedan darte.
Si aceptas con amor y resignación todas las pruebas que la vida pone en tu camino, Dios, que ve lo secreto, te dará el consuelo y la paz en el momento oportuno.
Si te comparas con otros,estás examinando tus defectos y no tus cualidades.Trata de mirar lo bueno que hay en los demás. No los juzgues,para que no seas juzgado, porque con el juicio con que juzgues,serás juzgado, y con la medida que uses, serás medido. No critiques la paja que hay en solar ajeno, si ni siquiera has sacado la basura que hay en la sala de tu casa.
Si tú mismo no estás dispuesto a cambiar de modo de ser y de ver las cosas, ¿cómo pretendes que tu hermano cambie él? Limpia tu corazón; no dejes que el rencor y el desamor habiten en él. Si te llenas de amor, tu cuerpo no podrá ser poseído ni perturbado jamás por otro Espíritu.
Texto del libro
VIDA ANTES DE LA VIDA.
Texto del libro
VIDA ANTES DE LA VIDA.
Pepita Medina
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