Muchos nos haremos esa pregunta, un reportaje de un canal nos muestra cuál es la respuesta:

Un usuario medio de internet tiene hasta 25 cuentas en línea, lo que levanta la cuestión de qué sucede con ellas cuando este fallece. ¿Hay vida digital tras la muerte?
Maeve Duggan, de Pew Research Center, investigó el asunto para comprender quién es el propietario y quién tiene acceso a estas cuentas cuando su titular muere. No se trata de una cuestión menor ya que, por ejemplo, casi todos los adultos estadounidenses están en línea y el 72% de ellos, junto con el 81% de los adolescentes, utilizan redes sociales.
En el mundo digital publicar fotografías, redactar correos electrónicos o hacer compras son actividades que no atañen exclusivamente a los usuarios. Pertenecen en parte a empresas como Facebook y Google, que almacenan información en sus servidores. Y para poder acceder a estas herramientas en línea los usuarios contraen acuerdos al hacer clic pero a menudo no leen las condiciones del servicio.
¿Se heredan?
En general, la gestión de las cuentas tras la defunción varía entre algunas de las empresas más importantes de internet.
Twitter desactiva una cuenta a petición del albacea o un familiar directo del fallecido si se proporciona una copia del certificado de defunción y otra información pertinente.
Facebook por su parte da dos opciones. En primer lugar, el sitio permite convertir los perfiles en páginas de recuerdo o conmemorativas. La cuenta queda bloqueada pero otros usuarios pueden seguir interactuando con el perfil del fallecido mediante la publicación de comentarios, fotografías y enlaces. La otra opción es eliminar la cuenta a petición especial de un familiar directo o albacea.
Google ha creado recientemente una nueva característica llamada 'gestor de cuentas inactivas', que solicita a los usuarios decidir sobre el futuro de sus cuentas tras su muerte. Si el usuario de la cuenta no hace una selección, el protocolo de Google es bastante estricto: advierte que el acceso a la cuenta de correo electrónico de una persona fallecida solo será posible "en casos excepcionales".
Lo que está claro es que es una cuestión acuciante cuya resolución apremia. De hecho, en algunos estados de Estados Unidos ya existen leyes que incorporan ciertas cuentas o información en línea en su derecho de sucesión.



Un usuario medio de internet tiene hasta 25 cuentas en línea, lo que levanta la cuestión de qué sucede con ellas cuando este fallece. ¿Hay vida digital tras la muerte?
Maeve Duggan, de Pew Research Center, investigó el asunto para comprender quién es el propietario y quién tiene acceso a estas cuentas cuando su titular muere. No se trata de una cuestión menor ya que, por ejemplo, casi todos los adultos estadounidenses están en línea y el 72% de ellos, junto con el 81% de los adolescentes, utilizan redes sociales.
En el mundo digital publicar fotografías, redactar correos electrónicos o hacer compras son actividades que no atañen exclusivamente a los usuarios. Pertenecen en parte a empresas como Facebook y Google, que almacenan información en sus servidores. Y para poder acceder a estas herramientas en línea los usuarios contraen acuerdos al hacer clic pero a menudo no leen las condiciones del servicio.

¿Se heredan?
En general, la gestión de las cuentas tras la defunción varía entre algunas de las empresas más importantes de internet.
Twitter desactiva una cuenta a petición del albacea o un familiar directo del fallecido si se proporciona una copia del certificado de defunción y otra información pertinente.
Facebook por su parte da dos opciones. En primer lugar, el sitio permite convertir los perfiles en páginas de recuerdo o conmemorativas. La cuenta queda bloqueada pero otros usuarios pueden seguir interactuando con el perfil del fallecido mediante la publicación de comentarios, fotografías y enlaces. La otra opción es eliminar la cuenta a petición especial de un familiar directo o albacea.
Google ha creado recientemente una nueva característica llamada 'gestor de cuentas inactivas', que solicita a los usuarios decidir sobre el futuro de sus cuentas tras su muerte. Si el usuario de la cuenta no hace una selección, el protocolo de Google es bastante estricto: advierte que el acceso a la cuenta de correo electrónico de una persona fallecida solo será posible "en casos excepcionales".

Lo que está claro es que es una cuestión acuciante cuya resolución apremia. De hecho, en algunos estados de Estados Unidos ya existen leyes que incorporan ciertas cuentas o información en línea en su derecho de sucesión.

Un usuario medio comparte 415 contenidos en Facebook cada año, invierte 23 minutos de cada día de su vida en Twitter, donde envía 15.795 tweets en toda su vida, hace check in 563 veces en Foursquare, sube 196 horas de vídeo a YouTube y envía una infinidad de correos electrónicos. Pero si hay algo que todos los usuarios de redes sociales tienen en común es que, tarde o temprano, van a morir. ¿Y qué pasará con todos esos contenidos y esa información que hemos subido a la red durante toda nuestra vida?

Es cierto que la mayoría de los usuarios probablemente no piensen demasiado en esto. Pero, ¿querríamos vivir eternamente en la red? ¿Que nuestros emails, tweets, fotografías y otros contenidos pasen a nuestros herederos? ¿Cómo podemos mantener un legado online una vez que ya no estemos? Quizás puedan parecer preguntas un tanto macabras, pero hay que plantearse de la misma forma en que se hace un testamento para asegurarnos de que nuestras posesiones quedarán en manos de quienes deseamos.
Para entender todo esto mejor, Lifeinsurancefinder.com ha creado un vídeo-infografía bastante interesante en el que explica la importancia y los pasos que hay que seguir para crear una “última voluntad digital” y asegurarnos de que nuestra vida digital estará a salvo una vez que nos hayamos ido. El objetivo es animar a los usuarios de redes sociales a investigar las políticas de las plataformas que utiliza en caso de fallecimiento de los usuarios para poder elegir un “testaferro digital” que se encargue de cumplir su última voluntad.

Puede parecer algo demasiado mórbido para pensar ahora pero, teniendo en cuenta que el 70% de la población mundial está en los social media, un porcentaje que no deja de crecer, y que cada minuto mueren 3 usuarios de Facebook, lo que supone 1,78 millones al año, plantearse estas cuestiones no está de más. Eso sí, quizás, como dice el vídeo, logremos que nuestra huella en el mundo no desaparezca una vez que nos hayamos ido gracias a una resurrección online o a la creación de un clon o un holograma con nuestras mismas características dentro de 100 años. Con toda la información que estas plataformas tienen de nosotros, es viable, aunque también un poco aterrador.
Hola Isabel:
ReplyDeleteFelicidades por el post!
Hay una empresa de Barcelona que justo se dedica a este tema y que tiene un vídeo muy didáctico que vale la pena ver. Lo dejo aquí por si alguien tiene curiosidad...
https://www.youtube.com/watch?v=MiZ0BqgJbJc