Planeta azul se hace presente, en esta ocasión en Baalbek la misteriosa ciudad de los dioses, según sostienen los teóricos de los antiguos astronautas, los extraterrestres construyeron un santuario durante la edad de bronce con herramientas específicamente propias de su avanzada tecnología. Se cree que esta ciudad ha existido desde hace miles de años. En el Líbano, existe una antigua ciudad con el nombre de Baalbek que ha existido durante más de 9.000 años. La ciudad en sí se encuentra a unos 4.000 pies sobre el nivel del mar y lleva el nombre del dios, Baal. En la antigüedad se creía que dicha ciudad fue el sitio donde Baal apareció por primera vez. Por lo tanto, debe haber sido un lugar de aterrizaje para los extraterrestres que visitaron y habitaron una vez nuestro planeta. Esta teoría se sostiene con evidencias físicas, como los bloques que se utilizaron para desarrollar esta antigua ciudad, curiosamente son los bloques de construcción más grandes de la historia conocida.
Poseen un peso aproximado de 1.500 toneladas con una medida de dimensión aproximada de 68 x 14 x 14 pies. Se sabe
muy poco acerca de la finalidad real del edificio existente y los constructores de la ciudad. Uno de los aspectos más interesantes de la teoría es cómo se produjeron los bloques para hacer de esta ciudad. Algunos escritos antiguos sobre Baalbek hablan de que una civilización extraterrestre se estableció en la zona. La tecnología romana también usaba bloques que pesaban más de 5 toneladas, por lo que estas 1.500 toneladas de bloques son completamente desconocidas y están altamente
correlacionadas con una sociedad mucho más avanzadas que las que existían en el momento. La mampostería en general es excelente. Ni siquiera un pedazo de papel podría situarse entre cualquiera de las rocas, lo que muestra la excelencia de la construcción de estos monumentos. Todavía hay mucho más por descubrir, en la Biblia se hace referencia a Baal como un Dios que Dios mismo desaprobó. El origen de Baalbek se remonta a dos asentamientos cananitas bajo el templo de Júpiter, de una antigüedad de hasta 4900 años. Baalbek significa según la etimología “señor de la Bekaa” relacionado con el santuario dedicado a Baal o Hadad, dios del sol, de la tempestad y de la fertilidad de la tierra. En el mundo existen múltiples misterios, algunos la ciencia intenta darle una razonamiento o al menos un argumento, pero en este caso, los arqueólogos, los científicos y los encargados de estudiar casos paranormales concuerdan en que este es el misterio que jamás se podrá resolver con un argumento, nadie sabe para qué o porqué y quienes construyeron Baalbek. Los orígenes de la ciudad son un misterio. Sabemos que los romanos edificaron sus templos entre los siglos I y III d. de C., pero que lo hicieron sobre los restos de la civilización griega que habitó en el lugar, quienes, a su vez, levantaron sus edificaciones
ocultando las anteriores, que eran de origen fenicio. Sus remotos orígenes son completamente desconocidos. Algunos historiadores como Velikovski creen ver en Baalbek la mítica ciudad bíblica de Dan, a la que llegó el patriarca Abraham para establecer su hogar tras derrotar a los reyes del norte, pero no está nada claro. Los romanos construyeron aquí un templo dedicado al dios Júpiter, pero lo que más despierta la admiración y el asombro de todos los estudiosos, ha sido la terraza sobre la que se emplaza dicho templo, muy anterior a los romanos. Son los bloques de piedra cortada más grandes y pesados del mundo: Los tres de Baalbek son llamadas los trilitones. Cada uno de estos colosales bloques pesa alrededor de ¡mil doscientas toneladas! y mide aproximadamente 25 metros de largo, 12 metros de ancho y 5 metros de alto. Hasta hace muy poco no hemos tenido la tecnología para mover pesos de esa magnitud (poderosas grúas hidráulicas de las que existen unas pocas en el mundo). En la cantera en que cortaron estas gigantescas piedras aún se encuentra la más grande de ellas, con peso mayor a las 2000 toneladas (para tener una idea, equivale a 50 trailers de 40 toneladas cada uno). Por lo visto, fue abandonada allí de forma súbita por los constructores, y aún está en espera ser transportada al lado de sus hermanas. Es la llamada “piedra del Sur” Para aumentar aún más su misterioso origen y uso original, estos megalitos no son “cimientos” como siempre se declara. la construcción de estos megalitos es completamente invertida, es decir, las piedras más pequeñas sirven como base de las piedras más grandes. Todo el edificio se invierte en concepto, hecho y disposición. Por debajo de ellos por lo menos 3 capas de piedras se pueden encontrar, mucho más pequeñas aunque todavía monumentales en tamaño. Los “arqueólogos oficiales” afirman que sea quien sea quien realizó esta proeza, se erigieron de modo similar a la construcción del obelisco egipcio en la plaza de San Pedro. El arquitecto Doménico Fontana en 1586 levantó la piedra de 327 toneladas con la ayuda de “trenes de botellas”, 800 trabajadores y 140 caballos. Con la ventaja de que él tenía terrenos lisos y libres. En Baalbek no se cuenta con esas condiciones de terreno, al contrario, la
cantera se encuentra aproximadamente a 1km y el trayecto que los une se encuentra repleto de accidentes geográficos. No hay rastro alguno de carretera, calzada, rampa u otros terraplenes que incluso podrían sugerir remotamente el arrastre o empuje de estos megalitos desde la cantera a su sitio colina arriba. Además, si realizamos un simple cálculo matemático descubrimos que es imposible mover estas enormes piedras por un grupo de hombres normales. Para lograrlo, sería necesario reunir a 10.000 levantadores de talla olímpica, es decir, de los que son capaces de soportar un peso de 200 kg cada uno. No parece que tal cosa estuviera al alcance de los constructores de Baalbek. Bloques de esas dimensiones tuvieron que ser tallados y puestos allí
por gigantes o por miembros de una civilización que conociera los secretos de la levitación y la antigravedad”, sugiere el atrevido ex ingeniero de la NASA Maurice Chatelain. Algunos estudios afirman que si se hubiesen empleado troncos para sustentar y mover estas gigantescas piedras de Baalbek habrían quedado aplastados y quebrados por su enorme peso. A todo este misterio tenemos que añadir que han sido encontradas numerosas piedras vitrificadas, un fenómeno geológico que solo puede asociarse a la enorme acción de una fuente de calor. La vitrificación implica un cambio molecular en la composición de la piedra debido a altísimas temperaturas aplicadas de una forma instantánea (más de 1000 grados centígrados), quedando suave y con un aspecto derretido y con un evidente brillo metálico.
Este extraño y curioso detalle que puede ser observado a simple vista por cualquier visitante, ha servido a algunos para asegurar que la gigantesca terraza sirvió como una plataforma o rampa de lanzamiento de naves espaciales propulsadas por energía nuclear. Este es el caso del Profesor Matest M. Agrest, de la extinta Unión Soviética, Doctor en Ciencia, Física y Matemáticas de la Universidad de Moscú, que llegó a trabajar para el Programa Soviético de Energía Atómica hasta el año 1.992. Agrest ha mantenido a lo largo de los años sin ningún tipo de complejo ni miedo a su reputación que, todas las evidencias en Baalbek señalan que este lugar fue un centro destinado al despegue de naves de origen extraterrestre, y que la misión de la terraza estuvo destinada a ejercer de barrera de protección contra la irradiación producto de los cohetes en el momento del despegue. La vitrificación de la piedra en antiguas construcciones no solo la podemos encontrar en Baalbek, sino que tenemos evidencia de este fenómeno en más templos antiguos: Otro ejemplo de rocas vitrificadas las podemos encontrar en cuzco (Peru) en algunas de las ruinas existentes donde los bordes de las piedras presentan vitrificación, como es el caso del templo de Uran Pacha, Hanan Pacha y sacsayhuaman. La vitrificación en este caso parece una
técnica de construcción para “ablandar” los bordes de las rocas y así hacerlos encajar con una increíble precisión. En sus hipótesis, Agrest le da una gran importancia a la historia bíblica de Enoc, y a la oscura referencia del Génesis que habla de los Nefilin. Para Agrest, la Gran Terraza habría sido una pista de aterrizaje para los cosmonautas de la antigüedad. Esta opinión fue compartida por el historiador teórico de los antiguos astronautas y estudioso de las tablillas sumerias Zacharias Sitchin. Sitchin fue uno de los escasos eruditos que podían leer y entender el sumerio y que en vida pudo estudiar las miles de tablillas sumerias encontradas en varios países de oriente medio, donde se relata una historia antigua y enigmática, que habla sobre la existencia de un planeta en nuestro sistema solar, llamado Nibiru por los sumerios (Marduk para los Babilonios y Olam para los Hebreos), que tenía una órbita elíptica similar a la de un cometa y que tardaba 3600 años en dar una vuelta completa alrededor del sol. Dicho planeta era la tierra ocupada por los Annunaki, originarios del planeta Dukù según el investigador y escritor francés Anton Parks, una supuesta civilización extraterrestre que visitó la tierra por primera vez hace 450.000 años, influyendo en la evolución genética humana y posteriormente en nuestra civilización. Ellos eran los “dioses” a los que adoraban los antiguos sumerios, unos dioses de carne y hueso a los que llamaron “los vigilantes”. Esta historia no solo es relatada por las tablillas sumerias (SUMER significa “tierra de los vigilantes”) sino que también la podemos encontrar en otros documentos encontrados entre los manuscritos del mar muerto, como el “libro de Enoc”, un profeta mencionado en el antiguo y nuevo testamento que supuestamente tuvo relación con los vigilantes y cuyos increíbles relatos están plagados de informaciones astronómicas imposibles de adquirir para una sociedad tan primitiva. Veamos unos pasajes sorprendentes de algunas de las tablillas sumerias que hablan de Enlil, uno de los supuestos extraterrestres Annunaki. “Enlil,
afectado por el calor del Sol, estaba buscando un lugar fresco y umbrío. Las montañas cubiertas de nieve de la
parte norte del Edin eran de su agrado. Allí, en un bosque de cedros, estaban los árboles más altos que hubiera visto jamás. Allí, en un valle entre montañas, allanó la superficie con Rayos de Fuerza. Los héroes extrajeron de las laderas grandes piedras para tallarlas. Las transportaron y las colocaron para sostener la plataforma con las Naves Celestes.” Sin llegar a recurrir a teorías que incluyan intervenciones extraterrestres, es evidente que estamos ante una prueba más de que una civilización muy anterior a todo lo que conocemos fue capaz de lo imposible: mover piedras de más de 1000 toneladas para construir una plataforma de propósitos desconocidos, que además presenta una enigmática vitrificación por causas desconocidas. Las técnicas empleadas no pueden ser explicadas y por ello o bien recurrimos a los textos antiguos y creemos lo que nos cuentan sobre una intervención extraterrestre en el pasado o bien debemos de dejar la incógnita abierta.
RECOPILACION INVESTIGATIVA: ING. REYNALDO PEREZ MONAGAS
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