La Navidad
Es una de las fiestas más importantes del cristianismo — junto con la Pascua y Pentecostés —, que celebra el nacimiento de Jesucristo en Belén. Esta fiesta se celebra el 25 de diciembre por la Iglesia católica, la Iglesia anglicana, algunas otras iglesias protestantes y la Iglesia ortodoxa rumana; y el 7 de enero en otras iglesias ortodoxas, ya que no aceptaron la reforma hecha al calendario juliano, para pasar a nuestro calendario actual, llamado gregoriano, del nombre de su reformador, el Papa Gregorio XIII.
La Pascua de Resurrección
Es la celebración cristiana que conmemora la resurrección de Jesucristo. La fecha de celebración varía entre el 22 de marzo y el 25 de abril, ya que tiene lugar el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. Existe una fórmula que permite el cálculo de la fecha de Pascua, un cómputo realizado originalmente por la Iglesia alejandrina y que posteriormente fue adoptado por toda Europa. Sin embargo, debido a que siglos después surgió la diferencia de calendarios usados por la Iglesia católica (calendario gregoriano) y las iglesias orientales (calendario juliano), la fecha de Pascua varía para cada Iglesia, y solo en algunas ocasiones logran coincidir.
Los primeros cristianos — que eran judíos — celebraban la Pascua de Resurrección a la par cronológica que la Pascua judía. Pero desde el Primer Concilio de Nicea (en el 325) los cristianos separaron la celebración de la Pascua judía de la cristiana, quitándole los elementos hebreos. Pero dejaron el carácter móvil de la fiesta recordando que Cristo resucitó en la Pascua hebrea. Hoy día la Iglesia católica mantiene el carácter móvil de la fecha de Pascua.
Pentecostés
Es la fiesta del quincuagésimo día después de la Pascua (Domingo de Resurrección) y que pone término al tiempo pascual.
Durante Pentecostés se celebra el descenso del Espíritu Santo y el inicio de la actividad de la Iglesia, por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo. En la liturgia católica es la fiesta más importante después de la Pascua y la Navidad.
El fondo histórico de tal celebración se basa en la fiesta semanal judía llamada Shavuot (fiesta de las semanas), durante la cual se celebra el quincuagésimo día de la aparición de Dios en el monte Sinaí, por lo tanto en el día de Pentecostés también se celebra la entrega de la Ley (mandamientos) al pueblo de Israel.
Volviendo a la navidad, los angloparlantes utilizan el término Christmas, cuyo significado es ‘misa (mass) de Cristo’. En algunas lenguas germánicas, como el alemán, la fiesta se denomina Weihnachten, que significa ‘noche de bendición’. Las fiestas de la Navidad se proponen, como su nombre indica, celebrar la Natividad (es decir, el nacimiento) de Jesús de Nazaret.
La celebración de esta fiesta el 25 de diciembre se debe a la antigua celebración del nacimiento anual del Dios-Sol en el solsticio de invierno (natalis invicti Solis), adaptada por la Iglesia católica en el tercer siglo d. C. para permitir la conversión de los pueblos paganos.
Por tanto, para algunos historiadores la celebración de la Navidad histórica debería situarse en primavera (entre abril y mayo), y para otros, siguiendo el relato de Lucas 2:8, que indica que la noche del nacimiento de Jesús, los pastores cuidaban los rebaños al aire libre y que el cielo estaba lleno de estrellas, es poco probable que este acontecimiento hubiera ocurrido en el invierno (hemisferio norte). La Iglesia cristiana mantiene el 25 de diciembre como fecha convencional, puesto que en la primavera u otoño la Iglesia celebra la Pascua.
El calendario gregoriano
Es originario de Europa, actualmente utilizado de manera oficial en casi todo el mundo. Así denominado por ser su promotor el Papa Gregorio XIII, vino a sustituir en 1582 al calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 a. C. El Papa promulgó el uso de este calendario por medio de la bula Inter Gravissimas.
La Navidad no está incluida en la lista de festividades cristianas de Ireneo ni en la lista de Tertuliano, las cuales son las listas más antiguas que se conocen. La evidencia más temprana de la mencion de la fecha de la Navidad se encuentra en Alejandría, cerca del año 200 de nuestra era, cuando Clemente de Alejandría indica que ciertos teólogos egipcios “muy curiosos” asignan no sólo el año sino también el día real del nacimiento de Cristo como 25 pashons copto (20 de mayo) en el vigésimo octavo año de Augusto.
San Clemente de Alejandría (Titus Flavius Clemens) fue el primer miembro de la Iglesia de Alejandría en recibir notoriedad además de ser uno de los más destacados maestros de dicha ciudad. Nació a mediados del siglo II y se estima que murió entre los años 211 y 216.
Desde 221, en la obra Chronographiai, Sexto Julio Africano popularizó el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús. Para la época del Concilio de Nicea I en 325, la Iglesia Alejandrina ya había fijado el Díes nativitatis et epifaníae.
Sexto Julio Africano nació en Aelia Capitolina (antigua Jerusalén) y fue oficial al servicio del emperador Septimio Severo. Alejandro Severo le encargó organizar una biblioteca para él en Roma. También vivió en Nicópolis, Palestina (Emaús) y "según la tradición" también existen indicios que fue obispo de Emaús. Muere en Jerusalén, hacia el año 240 d. C.
Julio I, papa numero 35 de la Iglesia Católica, goberno entre el 6 de febrero de 337 y el 12 de abril de 352, fecha de su muerte.
Julio I fijó para la Iglesia de Oriente la solemnidad de Navidad el 25 de diciembre, en vez del 6 de enero, junto con la Epifanía. Tomó esta fecha porque, en el calendario juliano, el solsticio de invierno ocurría en ese día, siendo este acontecimiento festejado por muchos pueblos del Hemisferio Norte como un nuevo renacer del ciclo de la vida.
El papa Julio I pidió en 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado el 25 de diciembre, lo cual fue decretado por el papa Liberio en 354. La primera mención de un banquete de Navidad en tal fecha la encontramos en Constantinopla y data de 379, bajo el gobierno de Gregorio Nacianceno.
La fiesta fue introducida en Antioquía hacia 380. En Jerusalén, en el siglo IV, se atestiguó el banquete de la presentación, cuarenta días después del 6 de enero, el 15 de febrero, El banquete de diciembre alcanzó Egipto en el siglo V.
Existen diversas teorías sobre el origen del 25 de diciembre como día de la Navidad. Según defiende William J. Thige, ya en el siglo III se celebraría el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, aún antes de que los romanos celebraran la fiesta del Sol invencible.
En Antioquía, probablemente en 386, Juan Crisóstomo impulsó a la comunidad a unir la celebración del nacimiento de Cristo con el del 25 de diciembre, aunque parte de la comunidad ya guardaba ese día por lo menos desde diez años antes.
En el Imperio romano, las celebraciones de Saturno durante la semana del solsticio, que eran el acontecimiento social principal, llegaban a su apogeo el 25 de diciembre. Para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades, el papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado en esa misma fecha.
Algunos mantienen que el 25 de diciembre fue adoptado solamente en el siglo IV como día de fiesta cristiano después de que el emperador romano Constantino I el Grande se convirtiera al cristianismo para animar un festival religioso común y convertir a los paganos en cristianos.
Flavio Valerio Aurelio Constantino (Naissus, 27 de febrero de c. 272 – Nicomedia, Bitinia y Ponto, 22 de mayo de 337) fue Emperador de los romanos desde su proclamación por sus tropas el 25 de julio de 306, y gobernó un Imperio romano en constante crecimiento hasta su muerte. Se le conoce también como Constantino I, Constantino el Grande, en la iglesia ortodoxa, las antiguas iglesias orientales y la iglesia católica bizantina griega, se le conoce como San Constantino.
Legalizador de la religión cristiana por el Edicto de Milán en 313, Constantino es conocido también por haber refundado la ciudad de Bizancio (actual Estambul, en Turquía), llamándola «Nueva Roma» o Constantinopla (Constantini-polis; la ciudad de Constantino). Convocó el Primer Concilio de Nicea en 325, que otorgó legitimidad legal al cristianismo en el Imperio romano por primera vez. Se considera que esto fue esencial para la expansión de esta religión, y los historiadores, desde Lactancio y Eusebio de Cesarea hasta nuestros días, le presentan como el primer emperador cristiano, si bien fue bautizado cuando ya se encontraba en su lecho de muerte.
La lectura atenta de expedientes históricos indica que la primera mención de un banquete navideño es en Constantinopla en el año 379, bajo San Gregorio Nacianceno.
En Roma, puede ser confirmado solamente cuando se menciona un documento aproximadamente del año 350, pero sin ninguna mención de la sanción por el emperador Constantino.
Los primeros cristianos celebraban principalmente la Epifanía, cuando los Reyes Magos visitaron al Niño Jesús. (Esto todavía se celebra en algunos paises como Argentina, Armenia, España, Ecuador, Perú, Paraguay, Puerto Rico, República Dominicana, México, Colombia, Uruguay y Venezuela).
Para las Iglesias Orientales la Epifanía es más importante que la Natividad, ya que es ese día cuando se da a conocer al mundo, en la persona de los extranjeros. (reyes magos)
Algunas tradiciones de la Navidad, particularmente las de Escandinavia, tienen su origen en la celebración germánica de Yule, como son el árbol de Navidad. Allí la Navidad se conoce como Yule (o jul). Jaime Ariansen Céspedes
Aunque parezca increíble hubo un tiempo en que la Navidad estuvo prohibida en una parte de Europa y Estados Unidos. Y es que, en la Inglaterra protestante y la América colonial del s.XVII, no se veía con buenos ojos una fiesta que, para los Puritanos, era el reflejo de una forma de hacer católicismo que entraba en contradicción con los preceptos puritanos dados en relación a las celebraciones
El Puritanismo es una forma extrema de Protestantismo que se basa en las directrices dadas por el Nuevo Testamento. Consideran que la práctica válida de la fe es aquella seguida por los primeros cristianos de la Iglesia primitiva y que será a partir de la adopción del Cristianismo por el emperador romano Constantino cuando esta institución entra en corrupción. De esta forma, al asimilar la Navidad (en inglés "Christmas" o `Misa de Cristo') tan sólo con el ritual de la misa (instituida por el catolicismo romano) , surgirá el rechazo y la prohibición.
Una prohibición que, durante la Reforma protestante, dará lugar a la supresión de la celebración de la Navidad en la Inglaterra de 1647 (hasta 1660) y, algo más tarde, en la ciudad americana de Boston, donde será declarada ilegal entre 1659 y 1681.
El puritanismo, una parte radical del protestantismo, tuvo su origen en la Inglaterra posterior a la Reforma en Inglaterra, durante el reinado de Isabel I de Inglaterra.
Durante el siglo XVI, un sector importante de la Iglesia de Inglaterra sentía que la ruptura definitiva con la Iglesia Católica Romana no se había terminado de producir, ya que buena parte de la liturgia y las creencias seguían siendo muy similares. Por otro lado, el anglicanismo estaba demasiado próximo al poder real inglés, obediente a sus decisiones y, por tanto, arbitrario según las coyunturas del momento.
El dogma central del puritanismo era la autoridad suprema de Dios sobre los asuntos humanos. Para algunos, tal autoridad se expresaba hasta el grado de la predestinación enseñada por Juan Calvino, pero no todos compartían esta opinión
Además, los puritanos subrayaban que el individuo debía ser reformado por la gracia de Dios. Cada persona, a la que Dios mostraba misericordia, debía comprender su propia falta de valor y confiar en que el perdón que está en Cristo le había sido dado, por lo que, por gratitud, debía seguir una vida humilde y obediente.
Otras notables creencias incluyen:
§ Un énfasis en el estudio privado de la Biblia.
§ Un deseo de que todos alcancen educación e ilustración (especialmente para que todos puedan leer la Biblia por sí mismos).
§ El sacerdocio de todos los creyentes.
§ Simpleza en la adoración, la exclusión de vestimentas, imágenes, velas, etc.
§ La no celebración de festividades tradicionales que ellos consideraban estar en violación de los principios regulares de adoración.
§ Creencia en guardar como obligatorio un día de la semana como está ordenado en los Diez Mandamientos, en el caso de ellos el día de la Resurrección de Jesús, Domingo.
§ Algunos aprobaban la jerarquía de la Iglesia, pero otros buscaban reformar las iglesias episcopales al modelo presbiteriano. Algunos puritanos separatistas eran presbiterianos, pero la mayoría era congregacionalistas.
Por otro lado, durante la Reforma protestante, la celebración del nacimiento de Cristo fue prohibida por algunas iglesias protestantes, llamándola "Trampas de los papistas" y hasta "Garras de la bestia", debido a su relación con el catolicismo y el paganismo antiguo.
Después de la victoria parlamentaria contra el Rey Carlos I durante la Guerra civil inglesa en 1647, los gobernantes puritanos ingleses prohibieron la celebración de la Navidad. El pueblo se rebeló realizando varios motines hasta tomar ciudades importantes como Canterbury, donde decoraban las puertas con eslóganes que hablaban de la santidad de la fiesta. La Restauración de 1660 puso fin a la prohibición, pero muchos de los miembros del clero reformista, no conformes, rechazaban las celebraciones navideñas, utilizando argumentos puritanos.
En la época colonial de los Estados Unidos, los puritanos de Nueva Inglaterra rechazaron la Navidad, y su celebración fue declarada ilegal en Boston de 1659 a 1681. Al mismo tiempo, los cristianos residentes de Virginia y Nueva York siguieron las celebraciones libremente. La Navidad cayó en desgracia en los Estados Unidos después de la Revolución, porque se consideraba una costumbre inglesa.
En la década de 1820, las tensiones sectarias en Inglaterra se habían aliviado y algunos escritores británicos comenzaron a preocuparse, pues la Navidad estaba en vías de desaparición. Dado que imaginaban la Navidad como un tiempo de celebración sincero, hicieron esfuerzos para revivir la fiesta.
El libro de Charles Dickens Un cuento de Navidad, publicado en 1843, desempeñó un importante papel en la reinvención de la fiesta de Navidad, haciendo hincapié en la familia, la buena voluntad, la compasión y la celebración familiar.
La Navidad fue declarada día feriado federal de los Estados Unidos en 1870, en ley firmada por el Presidente Ulysses S. Grant, pero aún es una fiesta muy discutida por los distintos líderes puritanos de la nación.
En la actualidad, los Testigos de Jehová no celebran la Navidad, por considerarla una festividad pagana, ya que su celebración no aparece prescrita en la Biblia. Además, rechazan que el 25 de diciembre sea la verdadera fecha del nacimiento de Cristo.
Mientras que el árbol y Santa Claus provienen de tierras lejanas, América Latina les dio sabor y color a las celebraciones navideñas del mundo
La primera celebración en estas tierras, se realizó en "La Hispaniola", la isla que actualmente conforman Haití y República Dominicana, poco después de que los europeos descubrieran que existía América.
De acuerdo con la historia, Cristóbal Colón realizaba un reconocimiento del área cuando la carabela "Santa María" registró problemas.
Ante este obstáculo y con la ayuda de indígenas, se puso a salvo la carga que traían los conquistadores y con la madera de la carabela se procedió a construir un fortín. Allí se quedaron 39 hombres, parte de la tripulación, según relata la autora Virginia Nylander Ebinger en el libro "Aguinaldos, costumbres navideñas, música y comida de los países de habla hispana en América".
El fuerte se terminó de construir el 25 de diciembre y en consecuencia Colón lo llamó "La Navidad", día en el que los españoles celebraron esta fecha religiosa por vez primera en suelo americano.
En conversación con BBC Mundo, la profesora de Filología Hispánica de la Universidad de Alicante Beatriz Aracil señala que la primera navidad propiamente americana de la que se tiene registro fue en 1526. Fray Pedro de Gante le escribió al Rey Carlos V sobre esta celebración con los indígenas en México, territorio que entonces se conocía como la Nueva España.
El misionero franciscano - tras dedicar buen tiempo a aprender y asimilar la lengua (Nahuatl)y las costumbres indígenas - le describe al monarca cómo introduce la Navidad dentro del proceso de evangelización. Así, detalla cómo había transformado las costumbres indígenas en ritos cristianos.
Fray Pedro de Gante le escribe a Carlos V y le cuenta que mantuvo la música de los cantos indígenas pero les cambió la letra y describe cómo compuso versos solemnes en honor a Dios.
Además, las mantas que llevaban los indígenas mexicanos las pintó con temas alusivos a la Navidad e incorporó a los más pequeños: disfrazó a los niños indígenas de ángeles para que cantaran en Nochebuena villancicos, señala Aracil.
Árbol de Navidad
La tradición del árbol de Navidad tiene raíces germánicas pero son diversos los orígenes que se le atribuyen.
Algunos historiadores ubican bases iniciales del árbol de Navidad entre los años 680 y el 754, cuando San Bonifacio - quien daba un sermón a druidas - cortó un árbol que simbolizaba el denominado árbol del Universo, sagrado por los paganos, y en su lugar plantó un abeto que adornó con manzanas y velas como símbolo del amor de Dios.
Entre las diferentes versiones, otros apuntan a que fue en el siglo XVI cuando los cristianos en Alemania comenzaron a decorar árboles con luces en sus casas y que el reformador Martín Lutero fue el primero en poner en su hogar un árbol de Navidad.
El árbol de Navidad - como lo conocemos en la actualidad - llegó primero a Finlandia a principios del siglo XIX. En Inglaterra en la década de 1840, el castillo de Windsor exhibió el primer árbol navideño.
En Estados Unidos, ilustraciones del árbol y la familia real británica fueron adaptadas. Se le eliminó la corona a la reina y el bigote al príncipe Alberto para que la escena luciera como una familia estadounidense reunida alrededor del árbol de Navidad. Esa ilustración es considerada la primera imagen influyente de un árbol de Navidad en Estados Unidos. Registros apuntan a que en 1870 se inició esta costumbre en España.
Algunos historiadores señalan que en 1864, Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota llegaron a la ciudad de México para tomar posesión del recién formado Imperio Mexicano. Los emperadores austriacos trajeron la tradición a México pero tras el fusilamiento del monarca esta costumbre fue abandonada y retomada posteriormente.
Tras su popularización en Europa y Estados Unidos, el árbol pasó a ser utilizado en América Latina. La profesora Aracil señala que tanto el árbol de Navidad como San Nicolás son elementos relativamente recientes que surgieron a mediados del siglo XIX y que se han arraigado con más fuerza en los países en donde no existen o no han prevalecido tradiciones más antiguas.
San Nicolás, Santa Claus o Papá Noel
Se trata de un personaje legendario que en Occidente les trae regalos a los niños en Navidad. San Nicolás, el Viejito Pascuero, Santa Claus o Papá Noel, vive en el Polo Norte y viaja en un trineo.
Sin embargo, San Nicolás necesita de varios renos voladores mágicos que empujan el trineo y que permitirían repartir los regalos en la noche que va del 24 de diciembre al 25 de diciembre.
Aunque es una leyenda muy antigua, que se vincula a la mitología escandinava y a dioses como Odin, Thor y Saturno, e incluso algunos ubican sus orígenes en Asia, se señala que la figura estaría inspirada en un obispo cristiano, San Nicolás de Myra, que vivió en el siglo IV en Anatolia - territorio que hoy es Turquía - y cuyas reliquias se conservarían en Bari, Italia.
"San Nicolás"
Se cuenta que el obispo era muy bondadoso y la historia más popular señala que ayudó a tres doncellas pobres, que no tenían dote para casarse y que estaban a punto de ser vendidas por su padre en desesperación. Ante el infortunio de esa familia, durante la noche el obispo tiró por la ventana tres bolsas de oro que las salvó de ser vendidas.
Fue en el siglo XVII cuando la imagen de Santa Claus llegó a Estados Unidos procedente Holanda, -país en el que se venera a Sinterklaas o San Nicolás, un personaje que trae regalos a los niños el 5 de diciembre.
Los medios de comunicación han tenido un papel muy importante en promover este personaje. Santa Claus tal y como lo conocemos hoy -regordete y vestido de rojo- fue producto de una ilustración realizada en 1870 por el dibujante alemán-estadounidense Thomas Nast sobre la base de un poema de Clement Moore.
Curiosamente, en 1902, Nast fue nombrado cónsul general de Estados Unidos en Ecuador bajo el gobierno de Theodore Roosevelt y murió en ese país latinoamericano producto de la fiebre amarilla.
Santa Claus ha sido utilizado ampliamente como herramienta comercial. En particular la empresa Coca Cola utilizó su imagen por primera vez en anuncios publicitarios destinados a promocionar la bebida carbonatada a partir de 1930 y esos anuncios también fueron llegando adaptados a la región.
Aunque la figura de San Nicolás ha sido difundida en América Latina, en algunos países de la región los regalos corren principalmente por cuenta del Niño Jesús como en los casos de Colombia, Venezuela y partes de México, mientras que los Reyes Magos reparten presentes en países como Puerto Rico y España.
El Pesebre, Belén o Nacimiento
El origen del belén, nacimiento o pesebre, como se le denomina a la escena del nacimiento de Jesús, presenta bastantes problemas, le señala a BBC Mundo el historiador y antropólogo Luis Pérez Armiño.
Y es que entre los historiadores no hay acuerdo en torno a la fecha de origen exacto de esta costumbre de raíces itálicas. Sin embargo, Pérez indicó que las fuentes más fiables dicen que surgió entre el siglo XIV y XV y que tuvo que ver con una serie de representaciones teatrales que se iniciaron en la Edad Media.
"Pesebre"
Posteriormente estas representaciones que se hacían en las iglesias se fueron sustituyendo por imágenes estáticas.
De acuerdo con Pérez Armiño, el pesebre llegó a América de la mano de los conquistadores españoles, quienes acompañados de misioneros utilizaban la imagen del misterio que resultaba "muy ilustrativa para el proceso de evangelización".
Las imágenes eran un recurso valioso para propagar la fe. "En principio, estas imágenes se hacían en España y se llevaban a América. No es sino hasta el siglo XVIII cuando surge el belén típicamente americano", afirma.
"La iglesia ponía mucho énfasis en la ortodoxia, que se siguieran fielmente los postulados católicos. Sin embargo, en América existen religiones indígenas muy arraigadas y, por ejemplo, es muy normal en los belenes de Bolivia que el niño en vez de nacer en un pesebre lo haga en la puerta del Sol de Tiahuanaco, en el Lago Titicaca", expresa Pérez Armiño.
En cuanto a la imagen del nacimiento, el historiador señala que en principio se representaba sólo a la Virgen, a San José y al Niño.
Posteriormente se añadieron los pastores y los Reyes Magos, hasta llegar a las escenas de mercado y de posadas que surgen entre el siglo XVIII y XIX.
Es precisamente en el siglo XVIII cuando el pesebre alcanza su auge derivado de la tradición de Nápoles, pues es allá donde el belén se convierte en un verdadero arte, pues los mejores escultores del momento participan en su elaboración.
El Pavo
Y si muchas costumbres europeas han pasado a formar parte de nuestras tradiciones, nuestro aporte a la Navidad fue el sabor. Los profesores señalan que la gastronomía indígena de América se ha mantenido aunque en cada país existen variaciones.
Los guajalotes o pavos son originales de México y su forma de prepararlo tiene raíces aztecas.
"Pavo de Navidad"
Según Heriberto García Rivas en el libro "Cocina prehispánica mexicana", a la llegada de los españoles el guajalote no era un ave silvestre, ya era criada en patios.
Algunos historiadores señalan que a principios del siglo XVI un grupo de jesuitas españoles, que vinieron con los conquistadores, lo llevaron de América a Europa y le llamaban gallina de las Indias.
García Rivas indica que después de España, Francia fue el segundo país europeo que adoptó el pavo pues el rey Luis XIV lo tenía como uno de sus platos favoritos.
El autor afirma que el pavo se puso en boga en la época de ese rey francés y durante la guerra de independencia de Estados Unidos, "pues todo lo que venía de América estaba de moda en el mundo".
Así, los nobles y la monarquía de la época consideraban al exótico plato una exquisitez y de allí se fue popularizando entre los europeos que sustituyeron el cordero por el pavo.
Poinsettia o Nochebuena
Esta planta originaria de México y Centroamérica, y cuyo nombre científico es Euphorbia pulcherrima, se ha popularizado desde el siglo XIX no sólo en nuestra región sino también en Estados Unidos y Europa como símbolo de la Navidad.
La planta recibe muchos nombres diferentes a lo largo de América Latina.
Se trata de un arbusto de hojas verdes y triangulares que se ponen rojas en el invierno y actualmente es una de las plantas más vendidas en la época navideña.
Antes de los conquistadores, los aztecas la llamaban "Cuetlaxochitl" y la usaban para teñir vestidos y para curar fiebres, el arbusto también era utilizado en ceremonias religiosas pues los indígenas consideraban que el color rojo era símbolo de pureza.
A pesar de que se trata de una planta mexicana, fue el embajador de EE.UU. en México, Juel Roberts Poinsett, quien a partir de 1825 se encargó de hacer famoso el arbusto y de allí que en muchas partes se le conozca como Poinsettia.
Así que no sólo fue el sabor sino también el color, lo que América le dio al mundo para celebrar la Navidad. BBC Mundo
La Estrella de Belén y los Reyes Magos - Apuntes de la Navidad - Rafael Ariansen Salvagno - Instituto de los Andes.
El único evangelista que menciona la Estrella de Navidad o de Belén, es Mateo. Dice que la estrella precedía a los Reyes Magos hasta que se detuvo encima del lugar donde estaba el niño Jesús. Muchas hipótesis aparecieron para explicar el “Milagro de la Estrella de Belén”, tratándolo como un fenómeno astronómico real, pero de todas ellas tres parecen ser las más acertadas.
La primera hipótesis sostiene que se trataría de la conjunción de tres planetas. Y como los Reyes Magos eran eruditos en religión y astronomía fueron atraídos por el triángulo luminoso que provocó el acercamiento orbital de Júpiter, Saturno y Marte, ocurrido en el año 7 a de C, conocido como Anno Urbis Conditae.
La segunda hipótesis sostiene que la gran luminosidad de la estrella y su forma alargada no sería otra cosa que el cometa Halley que tiene una cola similar a la que llevaba la estrella de Belén según los santos Evangelios y cuyas apariciones son conocidas desde el año 466 a de C.
La tercera hipótesis y quizá la más acertada es la sostenida por el astrónomo Johannes Kepler en 1606. Kepler afirma que se trató de una supernova (nova es una clase de estrella que aparece súbitamente en el cielo y va perdiendo luego su luminosidad en forma lenta). Esta supernova fue formada por la triple conjunción de la Tierra con los planetas Júpiter y Saturno, estando el Sol pasando por Piscis. En esta conjunción los planetas se ven como uno solo, lo que produce una luz muy brillante.
Tal vez el redactor del evangelio según Mateo no hizo más que aprovechar, con intención mítica, el suceso cósmico. La explicación más simple consiste naturalmente en creer que Dios creó una estrella que guiase a los Reyes Magos y una vez cumplida su misión desapareciera tan rápida y misteriosamente como había sido creada. Pero Dios usa muchas veces para sus milagros las causas naturales, y el milagro consiste en que éstas se realicen en el momento y lugar justos.
Pero ¿quiénes fueron esos tres Reyes Magos que siguieron la estrella de la que acabamos de hablar? Acerca de su identidad y origen existen muy pocos datos. San Mateo hace referencia a estos personajes: Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.» Oyendo esto el rey Herodes convocó a todos los sabios y escribas de Jerusalén para consultarles dónde había de nacer el Mesías. Ellos contestaron que en Belén de Judá porque así está escrito por el profeta: “y tú Belén, tierra de Judá, no eres ciertamente la más pequeña entre los principales clanes de Judá, porque de ti saldrá un jefe que apacentará a mi pueblo Israel”.
Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle.» Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino. (Mt 2, 1-12).
¿Quiénes fueron estos personajes? ¿Cómo pasaron de magos a Reyes? ¿Magos de qué, Reyes de Dónde? ¿Eran realmente tres?, Sólo sabemos que eran varios, por lo menos más de uno, el texto de Mateo no responde a nada de ello tampoco el resto del Nuevo Testamento. En un principio su número era indeterminado. Las representaciones artísticas son las que le fueron dando su actual número y apariencia. En el siglo III se los representaba como dos, en las catacumbas romanas hasta el siglo IV aparecían dos o cuatro magos, según los casos; la media docena tampoco faltó en algunas pinturas. En la iglesia Siria y Armenia se defendió la docena de magos puesto que, según ellas, los magos prefiguraban los doce apóstoles y representaban a cada una de las tribus de Israel. Para la iglesia Copta (de Egipto) eran sesenta y citaban los nombres de más de una docena de ellos.
Finalmente en el primer cuarto del siglo III se afirmó que los magos habían sido sólo tres, después de todo Mateo sólo cita tres presentes. En el siglo IV, de modo progresivo, comenzó a prevalecer el número de tres. Y así la tradición nos ha hecho aceptar que eran tres, asignándoles los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Estos tres nombres son tan arbitrarios y ficticios como se les dio en otras partes del orbe cristiano. Kagpha, Badadilma y Badadakharida en lengua Siria, Apellicon, Amerim y Serakin entre los griegos; Ator, Sater y Paratoras en Etiopía, etc.
Las descripciones físicas de los Reyes Magos y sus edades cambian sustancialmente en función de los gustos particulares de los artistas que los representaban. Según algunas descripciones Baltasar tenía entre 30 y 40 años, con barba oscura, llevaba en sus manos un recipiente para mirra; Melchor, como de 20 a 25 años y sin barba, transportaba una bandeja para incienso; y Gaspar de más de 50 años, con pelo y barba largos y blancos, llevaba una canasta con oro.
Baltasar no fue negro hasta el siglo XVI. En este siglo las nuevas necesidades ecuménicas de la Iglesia Católica llevaron a implantar un simbolismo inédito, identificando a los tres magos con los tres hijos de Noé (Sem, Cam y Jafet) que, según el Antiguo Testamento, representaban las tres partes del mundo y las tres razas humanas que lo poblaban, según se creía en esos días.
De este modo, Melchor, el anciano de cabello y barba canos, pasó a simbolizar a los herederos de Jafet, eso es a los europeos, y ofreció al Niño divino el noble oro; Gaspar, rubio y lampiño, representaría a los semitas de Asia y su don era el preciado incienso; Baltasar, negro y barbado, personificaría a los hijos de Cam, los africanos, participando de la adoración universal con su entrega de mirra. A los americanos, chinos y japoneses hubo que ignorarlos porque no se podían inventar nuevos reyes y menos inventarles nuevos hijos a Noé. El único intento fue el de una pintura portuguesa en la cual se remplazaba al rey negro Baltasar por un jefe indio amazónico.
El festejo de los reyes magos no se conmemoró sino hasta el siglo V en Occidente. Se eligió el día 6 de enero para conmemorar la Epifanía, la manifestación de Jesús al mundo a través de los Reyes Magos, su bautizo en el Jordán y el milagro de las bodas de Canaan.
La tradición de los Reyes Magos como generosos proveedores de juguetes y regalos a los niños es relativamente reciente y sólo fue adoptada por algunos países latinos. Los reyes no comenzaron a traer juguetes a los niños hasta mediados del siglo XIX, con anterioridad sus regalos se limitaban a cosas relacionadas con la vida cotidiana. Gaspar era el encargado de repartir golosinas, miel y frutos frescos; Melchor tendía más a lo práctico y su fuerte eran la ropa o zapatos; Baltasar jugaba el peor papel al tener que ocuparse de castigar a los niños traviesos dejándoles carbón o leña por todo regalo, símbolo del pensamiento racista.
Para poder llevar a cabo su labor con justicia los reyes magos disponían de la ayuda de unos duendes que espiaban a los niños y les contaban a sus jefes hasta los más mínimos detalles de su comportamiento. La costumbre exige a los niños a poner los zapatos limpios la Noche de Reyes para recibir junto a ellos, durante la madrugada, los regalos de los magos. Y también tienen que dejarle paja o pasto y agua para los camellos y Jerez, Cognac o vino para los sedientos reyes.
EL ARBOL - APUNTES DE NAVIDAD - RAFAEL ARIANSEN SALVAGNO - INSTITUTO DE LOS ANDES
El árbol de navidad es un elemento ornamental que se ha convertido en un símbolo característico de estas fiestas. Hay muchas historias alrededor de sus orígenes.
Desde épocas remotas, muchos pueblos le rendían culto a un puñado de árboles considerados sagrados por distintos motivos. El más común, desde Grecia hasta Noruega, era el roble, pero con el devenir del cristianismo se cambió al inconmovible roble por el abeto pues, según los misioneros, la forma triangular de la enramada correspondía al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. (Teoría de los triángulos perfectos)
Este trío mágico caló muy bien en todas partes ya que era un número venerado por muchos pueblos miles de años antes de la venida de Jesús, y de esta manera bastante singular se impuso el abeto y con el correr de los siglos el pino.
Durante esta fecha se había convertido en una costumbre milenaria el adornarlos con piedras pintadas y telas de colores, con el doble propósito de “vestir” a los árboles que se habían quedado “desnudos” tras el otoño, esto es sin su respectivo “espíritu”, y por otro lado lograr que el “espíritu” que había escapado de los árboles regresara a dar sus frutos en primavera, como efectivamente sucedía para regocijo de todos
Otro de los antecedentes del árbol navideño nos llega desde el siglo VII, cuando Winfrid, un monje misionero inglés (que pasó a la historia de la iglesia como San Bonifacio) cortó un roble que en la antigua Germania era utilizado para ofrecer la vida de los cristianos en sacrificio. En su lugar nació un abeto que los creyentes adoptaron luego como emblema del cristianismo.
Otra de las historias sitúa el comienzo de la tradición en la región francesa de Alsacia, donde hace cuatro siglos vivía un sacerdote muy caritativo, que cada noche de navidad repartía entre la gente pobre de su pueblo alimentos, ropa y dinero que recolectaba en los meses anteriores. Un día, mientras preparaba los paquetes para cada una de las personas, el sacerdote admiró la hermosa noche y se le ocurrió colgar los paquetes en un gran abeto que quedaba cerca de la iglesia, la gente podría además disfrutar de ver el maravillosos cielo estrellado de diciembre mientras se reunían alrededor del árbol para cantar cánticos sagrados. Tan grata resultó la reunión que desde entonces el árbol fue centro de la fiesta navideña.
Otro cuento lleva la tradición a Inglaterra y la sitúa en el siglo XVIII bajo el reinado de Jorge III. La esposa del rey, la reina Carlota, se caracterizaba por su bondad con los súbditos y en el año 1765 decidió instalar, en uno de los salones más grandes de palacio, un “Christmas Tree” (Arbol de Pascua en inglés) adornado con guirnaldas, luces, juguetes y toda clase de regalos.
Se atribuye incluso la idea del árbol decorado a Martín Lutero. Según cuenta la tradición, una fría y silenciosa noche, regresando a Witteberg, Lutero miraba al cielo y observaba los árboles helados del bosque resplandeciendo bajo la luz de las estrellas, entonces se le ocurrió que podía reproducir ese hermoso efecto en su propio hogar. Fue por un hacha y enseguida se internó en el bosque a fin de cortar un pino, lo llevó a casa y le colocó entre las ramas pequeñas velas para que vistas desde lejos simularan a las estrellas del cielo. Quizá haya sido un intento de la iglesia alemana reformada por conservar una costumbre pagana, viva en el pueblo, atribuyéndole un carácter cristiano.
En 1841, el Príncipe Consorte Alberto de Sajonia-Coburgo, célebre marido de la reina Victoria puso un árbol de navidad en su castillo de Windsor, oficializándose así en Inglaterra una tradición que ha adquirido características propias en muchos países del mundo. Cabe pensar que el abeto decorado en los hogares podría considerarse, en cierto sentido, como una prueba de fidelidad monárquica.
En lo que hay pleno acuerdo es en el origen europeo de la tradición y, en este punto, no está de más explicar que mientras la Navidad se celebra en invierno en todos aquellos países del hemisferio norte, en los del hemisferio sur, como Perú, la Navidad se celebra en pleno verano. Los árboles de Europa y Estados Unidos se ven, por esto, cubiertos de nieve, realidad que muchos tratan de reproducir en el sur, poniéndole algodón, lana de vidrio o espuma de plástico a sus acalorados pinos.
La invención de la luz eléctrica y de los focos de combustión provocó un cambio en los decorados del árbol navideño, en lugar de las velas de cera fueron incorporados focos, bolas de vidrio y escarcha y figuritas multicolores.
Actualmente, en el mundo entero, aunque el sentimiento es el mismo, la forma de elaborar el árbol ha adquirido características particulares según la región. En Inglaterra se coloca entre las ramas las conocidas “crackers” o canastillas de filigrana plateada, llenas de caramelos. En el Japón la tradición se manifiesta con sonajeros de vidrio y abanicos dorados. En Estados Unidos se utilizan pinos con elementos que simulan la nieve. Los daneses cuelgan guirnaldas de banderitas nacionales hechas de papel, los alemanes decoran el árbol con galletitas de jengibre, palomas y luces artificiales.
En Suecia por lo general se adornan dos árboles, uno natural en el jardín, donde los niños cuelgan diferentes recipientes llenos de semillas, trigo, maíz y migas de pan para que los pajarillos se alimenten y compartan con ellos la alegría de navidad. El otro árbol, en el interior del hogar, se decora con ángeles, canastillas de nueces y la figura de un duende tradicional al que llaman Tompte El Elfo. En los árboles navideños rusos no faltan las bombas de brillantes colores y en los holandeses cuelgan galletas de chocolate con la imagen de Santa Claus y las famosas Kerkstrans, que son galletitas en forma de corona que los niños arrancan para comérselas. El árbol polaco se caracteriza por una alegre decoración de pavos reales, puerco espines, guirnaldas y ángeles. Para muchos países europeos el verde del árbol simboliza el gran deseo de que el invierno llegue a su fin dando paso a la primavera.
Apuntes de Navidad - Rafael Ariansen Salvagno - Instituto de los Andes
Así como los cuentos y leyendas respecto al origen del árbol de navidad son muchos, las historias sobre Papa Noel, Santa Claus, San Nicolás o el Viejo Pascuero son innumerables, he aquí algunas de ellas:Según se dice, hace dos mil años existió en Roma un gigante que llamaban Gargan, quien disfrutaba repartiendo regalos entre sus amigos. En su homenaje entre los días 17 y 24 de diciembre, los súbditos del César se repartían todo tipo de regalos.
Hay quienes sostienen que Santa Claus es una evolución del Señor del Desorden, una de las tradiciones que los normandos introdujeron en Inglaterra cuando la invadieron hacia el año 1606. Los ingleses habían sido seducidos por el carnaval de moral relajada que había impuesto esta fiesta y los cristianos, preocupados por esta degeneración de las costumbres propias del catolicismo, crearon un personaje opuesto, dulce y bondadoso que comenzaron a difundir entre los creyentes y cuya labor era vigilar que se cumplieran las fiestas según la tradición cristiana.
Otra historia nos traslada a Groenlandia, al poblado esquimal Uummannaq, cerca del cual se encuentra una montaña considerada sagrada por los místicos ya que se dice que es uno de los centros magnéticos más poderosos del planeta. Según se dice, Santa Claus fue un hombre bondadoso de tez blanca como la nieve y pelos en el rostro que vivió a los pies de la montaña, y que cada fin de año dejaba regalos para los niños y mujeres en las puertas de los refugios de los esquimales.
Con el tiempo, el Padre Invierno o Papá Noel, se confundió con San Nicolás, un hombre sumamente rico nacido en lo que hoy es Turquía y famoso por su generosidad con los más pobres, en especial con los niños. Resulta que aquel hombre, que se transformó en Obispo y más tarde en Santo, era un gran benefactor y rápidamente se ganó el cariño de toda la población.
El gran amor que prodigaba, sobre todo a los pobres, inquietó al emperador Diocieciano que lo apresó bajo el cargo de agitador y farsante. Años más tarde, asciende al poder Constantino el Grande y ordena su libertad, muriendo en el año 350. Su fallecimiento provoca una explosión de fe y se le comienza a ver como un apóstol de la generosidad. Europa, Rusia y Grecia lo adoptaron como su protector. A partir de aquella época muchas iglesias toman su nombre y su imagen se convierte en símbolo de marinos y viajeros ya que se dice que calmaba las tormentas y salvaba vidas. Los restos de San Nicolás fueron trasladados a la iglesia de Bari en Italia celebrándose su festividad en el mes de mayo, fecha en que se realizó el traslado de sus restos. Su fiesta se oficializó el 6 de diciembre teniendo en cuenta la proximidad de la navidad.
Los holandeses le tomaron particular cariño y lo llamaron en su lengua Sinter Klaas (San Nicolás), y con este nombre pasó a América, más específicamente a Nueva Amsterdam, que luego los ingleses bautizaron como Nueva York. Con el tiempo, Sinter Klaas se transformó en el famoso Santa Claus, es decir en Papá Noel.
Santa Claus, Papa Noel, o el Viejo Pascuero, no importa el nombre lo cierto es que todos aluden al mismo personaje, un hombre grande, de tez blanca bondadoso y caritativo que da obsequios a los pobres. Aunque las imágenes de él han ido cambiando con el tiempo, lo único que no ha variado es que siempre se le representó con una gran barba blanca. Las imágenes que tenemos de él se atribuyen al escritor y periodista Washingtón Irving quien soñó en 1809 a un sonriente Santa Claus que fumaba pipa y cruzaba el firmamento en un trineo halado por renos, visión perfeccionada por el poeta Clemente Clark.
HISTORIA DE LA NAVIDAD - 8
Por: Jaime Ariansen Céspedes - Cuando comencé a estudiar sistemáticamente la historia de la gastronomía universal – hace ya varias décadas – por mi “deformación” de ingeniero una de las primeras cosas que hice fue dividir matemáticamente los temas por capítulos, para organizar su análisis y desarrollo. Una de las cinco primeras divisiones, fue la de “Cenas Memorables” y las dos primeras investigaciones: La ultima cena y La cena de navidad.
La primera me llevo mas de cinco años de investigación y leer mas libros de lo que ustedes se puedan imaginar – claro que fue apasionante la tarea – pero comprendí que si empleaba tanto tiempo en analizar cada tema jamás podría terminar el primer libro que me había trazado como objetivo, así que llegue a mi segunda cena memorable - la de navidad – recién al sexto año.
Comencé en plena Edad Media, la etapa que menos apreciaba, por que no brillaba con la intensidad de las otras, me situaba en castillos mal iluminados y con pocos pensonajes y temas que me engancharan a primera vista, recién la comencé a entender y apreciar mucho tiempo después.
La carga emocional que le impartía la religiosidad imperante y dominante era apabullante y cada tema relacionado con la vida de Jesús era magnificado en todo su esplendor, entonces el tema de su cumpleaños era excelso pero sin el rigor académico correspondiente, lo importante era él suceso mas que donde, como y cuando.
Historia de la Cena de Navidad
La cena navideña como tal nace en el período oscurantista de la Edad media, y posteriormente se vería enormemente enriquecido por la "globalización" de entonces dada a través del intercambio entre Este y Oeste gracias a las violentas cruzadas.
En realidad no todos comían lo mismo pues la cena navideña dependía del escalón al cual perteneciera uno en la sociedad del medioevo. Además, no era una sola cena o banquete sino varios ya que las festividades religiosas duraban varios días en aquellos entonces. Navidad para los cristianos ingleses y escoceses contaba con 12 días, concluyendo con el día de Reyes Magos, cuando ya todo mundo empacaba y se iba a casita.
El señor medieval por supuesto que comía gallina o ganso, dado que los campesinos que vivían en sus tierras tenían la obligación de hacerle un regalo de aves y hasta la cerveza que había sido procesada por largo tiempo por el pobre. El señor medieval daba a sus siervos pan, queso, y si era generoso, sopa no muy espesa o platos con carne.
Uno de los platos predilectos del campesino era el budín navideño, hecho con abundante miel o azúcar y extras como pasas y almendras y nueces. El azúcar era un bien muy preciado y rara vez existía sobre la mesa del campesino, por lo cual el señor feudal procuraba que este postre no faltara en la mesa navideña para tener apaciguados a sus trabajadores por el resto del año.
En aldeas cercanas al mar, el ganso o la gallina era suplantada por anguilas, salmón, camarones y aún langostas, las cuales eran preparadas en abundante salsa con especias(muchas veces carísimas) para que la comida diera abasto para tantos. Los cerdos y jabalís eran muy codiciados, siendo servidos enteros al pastor o con salsa de manzana verde.
El glotonazo rey inglés Enrique VIII en varias ocasiones no solo cazó, sino que aderezó varios jabalís para los banquetes navideños, y se jactaba de ser tan bueno en la cocina sazonando como en la cama amando.
Tras carnes codiciadas para la cena navideña eran el venado, el conejo y las terneras. Las papas no aparecerían en la mesa navideña hasta que se dio el encontronazo entre Europa y América, pero una vez probadas, los humildes tubérculos americanos se establecieron firmemente en guisos (en España e Italia), fritas (por eso son a la francesa, porque en Francia aprendieron a freírlas en manteca de chancho) o en purés (Inglaterra).
La joya de la corona navideña en la mesa era el Queque de la Duodécima Noche, llamado Rosca de Reyes o Torta del Monarca según el país donde estuvieras cenando. Era una gran rosca repleta de azúcar, mantequilla y huevos, con relleno de frutas secas y nueces. En este postre se origina la famosa torta navideña que hoy comemos con tanta fruición. Desde entonces, esta delicia para el paladar ha dado la vuelta al mundo y sigue siendo uno de los dulces navideños más gustados, y varios pueblos se disputan su cuna.
El pavo, soberano absoluto de la mesa navideña elegante, es de origen azteca y se le conoce en México como guajolote. Esta enorme pero frágil ave fue muy gustada por los españoles desde que Cristóbal Colón la llevó. De ahí, su popularidad se regó por toda Europa. En México el chompipe es elevado a manjar de los dioses en la receta del fabuloso mole poblano que incluye otro alimento pecaminosamente divino (el chocolate, también mejicano. Este mole poblano es un plato monumental que se sirve en Navidad. El infaltable chile mejicano complementa esta delicia que ha sido elogiado por los más refinados gastrónomos.
Dado que el azúcar era carísima en la Europa medieval pues solo los árabes para entonces sabían refinarla a la perfección, una forma de demostrar cariño para Navidad era regalando confecciones de azúcar. Con el arribo de la menta a través de las cruzadas, los bastones de azúcar con menta se pusieron en boga, siguiendo la tradición que San Nicolás usó bastón en su vejez. Además, estos bastones eran regalados a personas que estaban enfermas, pues se le atribuyó poderes curativos a la menta. Los confites de ciruela llamados sugarplums en inglés combinaban varias especies, azúcar y no siempre llevaban ciruelas preservadas adentro. La ciruela también encontró favor en las mesas de los nobles en forma de budín con abundante azúcar y a veces un poco de licor.
Uno de los postres más codiciados para las navidades es la Buche de Noel, o tronco navideño. Por supuesto, como los mejores vinos, quesos y perfumes del mundo, es francés. Con este tronco de torta bañado con crema y relleno de confitura se simulan los troncos que arden en el cálido hogar de una familia reunida para celebrar el nacimiento del Colochón. Estas tortas catalogan entre las más deliciosas del mundo, pero desgraciadamente para los diabéticos son el pecado mayor que puede existir debido a su profusión de crema, azúcar y relleno de confitura.
Las galletas y bizcochos hechos con jengibre son los postres predilectos de los niños europeos, particularmente los ingleses y alemanes. Se cree que la bella y erudita reina inglesa Elizabeth I La Reina Virgen regalaba a sus visitantes navideños con galletas que se asemejaban a ellos, deliciosos retratos comestibles adornados con azúcar de colores y nueces por ojos. Los alemanes sin embargo afirman que los muñecos y casitas de jengibre hechos por su incomparable rey Federico II el Grande de Prusia eran más ricos, ya que el gran monarca también fue excelso repostero… entre sus muchos atributos.
Pero…qué comen en la actualidad otros países?
En Australia, está muy en boga sustituir al pavo por deliciosas mariscadas o por pato en especies picantes, y no se puede concluir un banquete navideño sin postres como el budín del perro manchado, pavlovas o ensaladas de frutas tropicales( de las que tienen en abundancia ellos entonces, pues en el sur es verano y no invierno!)
Los italianos aman la enorme y gorda anguila llamada capitone, que se hace asada o frita. El torrone es un turrón de nueces, y el pandoro es una torta que tiene forma de estrella.
Los ingleses aman su buen rosbif-sobre todo si gotea sangre al partirlo sobre el Yorkshire pudding (el cual es como una plasta de pan a la que nunca le pude hallar buen gusto- y en el budín de ciruelas echan monedas para traer suerte a quienes las encuentren, aunque muchas veces ha habido atragantados golosos que han ido a parar a la emergencia del hospital…
Los eslovacos se deleitan con una sopa de lentejas como primer plato, mientras que los cristianos japoneses se deleitan con un queque de crema y fresas que simula un pastel de cumpleaños para el nene Jesús.
Los filipinos pueden vanagloriarse de tener las festividades navideñas más largas de la cristiandad, y entre sus comidas predilectas está el queso de bola(generalmente edad) y el jamón glaseado, muchas veces con piña y jengibre.
Los polacos por su parte comen oplatek, un pan similar a la hostia con una escena de la Natividad impresa.
Los turcos comen pavo relleno de arroz, y ellos pueden vanagloriarse de haberle dado el nombre en inglés al pavo (Turkey, que también es el nombre en inglés de Turquía) ya que muchos de sus mercaderes contribuyeron a la popularización de nuestro chompipe en Europa y Asia menor.
Los checos se deleitan en Navidad con sopa de pescado y el número de comensales en la mesa debe de ser par, ya que quien esté sin pareja no vivirá para gozar la próxima Navidad!
La Navidad es una fiesta de gran importancia, muy significativa porque nos recuerda el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en Belén según el Evangelio de San Lucas. (Salmo 2 Versículo 8). Después de la Fiesta de Resurrección es la fiesta más importante del año eclesiástico.
Aunque se ha tomado como fecha de celebración el 25 de Diciembre, (excepto en la Iglesia Ortodoxa) los Evangelios no señalan fechas. No es seguro que Jesús naciera ese día, pero todo hace suponer a los historiadores que nació en los tiempos del Emperador César Augusto, en Judea, cuando Herodes “El Grande” reinaba en la región.
Aunque parece casi imposible establecer la fecha exacta del nacimiento de Jesús, el reto sigue pendiente para historiadores y astrónomos, que han intentado descubrir a qué fenómeno celeste correspondería la Estrella de Belén.
En el Siglo VI, el abad romano Dionisio “El Exiguo”, un experto en lenguas latina y griega, en ciencias eclesiásticas y en cronología, conjeturó que el nacimiento de Cristo corresponde con el día de la Anunciación de la Virgen. De esta manera para él la Era Cristiana comenzaba el año 753 de la fundación de Roma.
Durante los siglos siguientes, al comenzar a aflorar el deseo de celebrar el natalicio de Jesús de una forma clara y diferenciada, algunos teólogos, basándose en los textos de los Evangelios, propusieron datarlo en fechas tan dispares como el 6 y 10 de enero, el 25 de marzo, el 15 y 20 de abril, el 20 y 25 de mayo y algunas otras.
Pero el Papa Fabián (236 - 250) decidió cortar por lo sano tanta especulación y calificó de sacrílegos a quienes intentaron determinar la fecha del nacimiento del Nazareno. La Iglesia armenia fijó el nacimiento de Cristo el 6 de enero, mientras otras iglesias orientales, egipcias, griegas y etíopes propusieron fijar el natalicio en el día 8 de enero.
Desde los primeros tiempos, las antiguas sociedades celebraban con ritos y fiestas actos de su vida cotidiana ya que su cultura y economía estaban ligadas a la agricultura, los cambios de estación y las cosechas. Estas fiestas se caracterizaban por el exceso y la lujuria y se consideraban paganas. Un ejemplo es la Sacaea, festival parecido a la navidad que se celebraba hacia el año 2000 a de C. en lo que hoy es el reino de Irak. Duraba cinco días y se presentaban procesiones, actos teatrales e intercambio de regalos como una manera de decirle adiós al invierno.
La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva navidad era el Saturnal Romano, el 19 de diciembre en honor a Saturno, dios de la agricultura cuya festividad se celebraba durante 7 días de bullicio, algarabía y banquetes. En esta celebración orgiástica todo estaba permitido y los romanos, incluyendo esclavos y criminales, se desbordaban en manifestaciones de irreverente idolatría, intercambiaban regalos, decoraban sus casas con ramas de acebo, hojas de laurel y bebían todo el alcohol que sus cuerpos podían soportar. Por su parte los Persas encendían fogatas en el Solsticio de Invierno, rindiéndole homenaje a Mitra, el dios de la luz, guardián de las fuerzas del mal, que también era reverenciado por soldados y viajeros que difundieron su culto por toda Europa. Los Judíos contaban con la Fiesta de las Luces o consagración del templo Hanukkah establecida por Judas Macabeo en el año 165 a de C y que se llevaba a cabo a mediados de diciembre.
El Natalis Solis Invicti, el Nacimiento del Sol Invicto (un culto muy popular y Al mismo tiempo se celebraba en Europa una fiesta de invierno de características similares, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con cintas multicolores honrando a los dioses Odín y Thor para pedirles que el sol brillara con más fuerza y esplendor.
Las iglesias orientales siguieron y siguen festejando la Navidad el 6 de enero (Epifanía). La iglesia de Jerusalén tardó más en asumir esta fecha y la iglesia Armenia no la llegó a reconocer. Una de las iglesias que más se opuso a la Navidad fue la Reformada de Escocia debido a que ésta y otras fiestas religiosas de la iglesia Romana no estaban establecidas en las Santas Escrituras.
La iglesia de occidente, además de acoger la Fiesta de la Natividad el 25 de diciembre, incorporó también a sus festejos la fecha del 6 de enero como Fiesta de la Epifanía o de la Adoración de los Reyes Magos.
Con la instauración de la Navidad también se recuperó en occidente la celebración de los cumpleaños, aunque las parroquias europeas no comenzaron a registrar las fechas de nacimiento de sus feligreses hasta el siglo XII.
En un principio la Navidad tuvo un carácter humilde y campesino, pero a partir del siglo VIII comenzó a celebrarse con la pompa litúrgica que ha llegado hasta hoy, creando progresivamente la iluminación y decoración de los templos, los cantos, lecturas y escenas piadosas que dieron lugar a representaciones al aire libre del Nacimiento en el Portal de Belén, el famoso Pesebre.
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