Uno de los grandes genios de la pintura, el holandés Rembrandt (1606-1669), tampoco escapa a la representación de motivos esotéricos. El sentido hermético se aprecia claramente en dos de sus obras. La primera de ellas es la pintura titulada El festín de Baltasar (1636-8), hoy conservada en la National Gallery de Londres.
El cuadro representa un pasaje del capítulo quinto del Libro de Daniel, en el Antiguo Testamento. En él, se cuenta cómo el rey Baltasar de Babilonia celebró un fastuoso banquete, en el que no se honró al verdadero Dios. Durante la celebración surgió una aparición sobrenatural, una mano que dibujó en el aire una extraña inscripción en hebreo (Mené Mené Teqel Parsin), que sólo el profeta Daniel pudo interpretar. Se trataba de un vaticinio de la muerte del propio Baltasar esa misma noche y del reparto de su reino entre medos y persas.
Con total seguridad, el tema del cuadro –y la inclusión de la inscripción– estuvo motivada por la amistad del artista con el sabio judío Menasseh ben Israel, vecino de Rembrandt, y a quien el pintor inmortalizó en un retrato, además de ilustrar con cuatro grabados su libro Piedra Gloriosa (es el único libro que el artista ilustró). Pues bien, Menasseh había escrito un trabajo sobre el tema de la inscripción sobrenatural, en el que explicaba que ésta había que leerla de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda, y no de forma horizontal y de derecha a izquierda, como es habitual en la lengua hebrea. Eso explicaría, según Menasseh, que los sabios babilónicos de Baltasar no lograsen traducir a tiempo la inscripción.
El otro trabajo de Rembrandt es aún más sugerente, puesto que no se ha interpretado con éxito su auténtico sentido. Se trata de Fausto o El Alquimista, un grabado de 1652. En él aparece representado un anciano sabio en su biblioteca, y observa sorprendido la aparición sobrenatural de un extraño símbolo con caracteres indescifrables, acompañado de una mano que señala una elipse.
Los historiadores del arte no se ponen de acuerdo sobre el significado concreto del grabado. Algunos han sugerido que puede representar a Faustus Socinus, fundador de la “secta de los socialianos”. Para otros, por el contrario, se trataría de un cabalista judío, durante la celebración de una ceremonia. Se ha llegado a sugerir, incluso, que podría ser una representación del propio Rembrandt, plasmado como mago y cabalista...
Puedes consultar on-line toda la obra de Rembrandt en la siguiente dirección: http://www.rembrandtpainting.net/
Exposiciones Virtuales de la Biblioteca Nacional de París, en el que se profundiza sobre las teorías que ya avanzaba aquí respecto a la obra Fausto.
http://arssecreta.com
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