Wednesday, February 8, 2012

La Diosa Blanca (The White Godess)



La Diosa Blanca (The White Godess) es un tratado poético-mitológico del escritor inglés Robert Graves, publicado en 1948.

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La Diosa Blanca es un libro de vital importancia, no sólo para el amante de la mitología, sino para todos aquellos que aspiren a convertirse en escritores. En efecto, Robert Graves parece encontrar aquí el secreto detrás de todas las obras que nos conmueven.

La hipótesis es la siguiente: existe una Diosa de muchos rostros, adorada por los paganos bajo innumerables nombres. Es, a la vez, tierna y pavorosa, piadosa y terrible, su mano oscila entre la calidez de la naturaleza y sus facetas más hostiles. Es, en resumen, el Todo en lo Sutil, el Universo en lo ínfimo. El escritor, asegura Robert Graves, debe elegir entre encauzar su obra con la marea implacable de la Diosa Blanca, o bien perecer al chocar contra ella. Si decide lo segundo, su obra podrá ser alabada por la crítica, leída hasta el hartazgo en una cola de supermercado, pero nunca logrará conmover. En cambio, si elige el camino de la Diosa Blanca, su obra será maldita, temida por los hombres, despreciada, leída en secreto, pero alcanzará el objetivo más alto y puro del arte: conmover.

              Robert Graves
Robert Graves define La Diosa Blanca como una "gramática histórica del lenguje poético del mito". Su hipótesis se construye sobre la mitología y poesía de Gales e Irlanda, aunque se expande a casi toda la Europa pagana. Apoyándose en la lingüística, Graves argumenta que la adoración de aquella Diosa multiforme encierra el secreto de toda expresión artística que sobrevive al tiempo.

Hubo, desde ya, críticas feroces sobre el libro; incluso se acusó a Graves de ser psicológicamente incapaz de interpretar los mitos que alude. Éste respondió con un argumento magistral, demostrando que el concepto de "Religión Matriarcal" como origen de todas las mitologías y creencias, se extiende desde los mitos y leyendas más antiguos hasta los estudios más respetables de su época, apoyándose, además, en la monumental obra de Sir James Frazer: La rama dorada (The golden bough). Para mayor indignación, Robert Graves incluye al cristianismo en su hipótesis de trabajo, señalando que el único elemento original del cristianismo es la figura de Jesús, pero el Jesús humano, el Jesús rabí; no ya el hijo de Dios, en cuya labor encarna perfectamente lo que se espera de todo héroe mitológico.

La Diosa Blanca, como decíamos, estudia el lenguaje poético y el lenguaje mitológico en su vínculo más pretérico: el culto a la Diosa. Robert Graves traza un estudio profundo sobre la cuestión, aportando pruebas basadas únicamente en la intuición, según él, la única herramienta realmente confiable al momento de penetrar en el lenguaje onírico del mito y la poesía. Explica, por ejemplo, la caída de la Diosa a manos del culto monoteísta; y la lenta pero eficaz demonización de la mujer como entidad impura, menor, degenerada; estigmas que persisten aún hoy, y que persistirán -profetiza- si continuamos viviendo dentro de la estructura mental planteada por las religiones occidentales.

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El culto a la Diosa Blanca no es, hay que decirlo, una deificación de la mujer, sino la adoración al Todo en su múltiple faz de Madre, Hija y Amante. Rober Graves, además, incluye un novedoso sistema de interpretación y traducción del lenguaje mítico, al que llama Iconotropía (movimiento del símbolo). La metodología requiere un vasto conocimiento mitológico, pero también la intuición de los poetas. Se aplica retrocediendo el discurso, un mito o un poema, por ejemplo, a sus imágenes estructurales. De este modo, vocifera Graves, es posible captar la esencia de todos los mitos y poemas afines con la Diosa Blanca, pues sólo ellos poseen raíces lo suficientemente profundas como para someterlas a este método.
 
La Diosa Blanca nos detalla el origen ancestral de los arquetipos, de los alfabetos como versión desmejorada de los antiguos íconos paganos. Pronto surge una maravillosa lengua hecha de árboles y estrellas, que, a su vez, encarna distintos valores, sabidurías y maldiciones. El mito como origen, como fuente de la humanidad, sobreviviendo a duras penas en nuestros tiempos, dormido y anestesiado en los versos infames de algún poeta proscrito.
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En La Diosa Blanca, Robert Graves expone su teoría de que la poesía fue originariamente un lenguaje mágico religioso vinculado a la Gran Diosa Madre; Este lenguaje sagrado fue corrompido por los invasores patriarcales en un principio y más tarde por los filósofos griegos porque los antiguos eruditos de la Hélade sólo aceptaban lo que podían comprender con la razón....y nadie puede comprender del todo a la Diosa de los Mil Nombres. Originariamente en el Mediterráneo y en Gran Bretaña se adoraba a esta deidad femenina, mil veces más generosa y cruel que cualquier dios masculino. Ella era la Tierra, la fuente de donde brotaba la vida, era la muerte o la vieja porque también era la señora y guardiana del Otro Mundo y era la Doncella porque era al mismo tiempo una virgen inocente... O no, eso tan sólo lo sabe ella. Esta diosa que representa las tres facetas femeninas fue relegada a un segundo plano por los invasores indoeuropeos, que creían en la supremacía de un dios masculino.
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De este modo pudieron targiversar su historia y someterla al sistema patriarcal, pero la esencia de la diosa (Robert Graves prefiere llamarla Diosa Blanca porque dice que ese ere su color, la cebada blanca era su cereal y el cerdo uno de los animales que le estaban consagrados), no pudo ser sometida por completo y su recuerdo perduró, aunque adulterado, en los mitos y religiones que sustituyeron su culto. Pongo el ejemplo de la diosa griega Deméter, una diosa cerda por excelencia que en la mitología clásica pasó a ser hermana de Zeus y diosa de la agricultura, que ella enseña a Triptólemo y cuya hija Perséfone fue raptada por el señor de los infiernos, Hades. Deméter se enfureció de tal manera que nada crecía en la tierra, hasta que pudo recuperar a su hija seis meses al año (la primavera y el estío). Pero Perséfone era la Gran diosa en su representación de doncella, del mismo modo que ésta se convertía en la reina Hécate de los infiernos y ésta en Deméter, la madre... Por cierto, cuando Hades raptó a la diosa el porquerizo Eubuleos se hallaba cerca de allí con su piara y fue devorado por los cerdos... En esa sociedad matriarcal, las mujeres eran las reinas y sacerdotisas y los reyes eran consortes de éstas y eran sacrificados cuando acababa el año solar (de manera simbólica,aunque quizá a veces... Mejor no pensarlo), porque su sacrificio significaba renovación.


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Robert graves entrelaza los antiguos mitos celtas y galeses (Arianrhod, que significa rueda de plata, Deirdre, la diosa del caldero que intenta matar a Gwiddyon, Taliesin, el legendario "rostro resplandeciente" o "frente radiante"...entre otros); Mitos griegos porque el los mitos clásicos como las sirenas, Dánae y la lluvia de oro, etc, les atribuye un origen antiquísimo relacionado con la Diosa Blanca... Incluso interpreta pasajes de la Biblia de una manera que yo nunca había visto porque jamás habría pensado que Sansón era un dios solar o Eva una diosa.
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Para los amantes de la mitología esta novela es una auténtica maravilla porque encuentras mitos de casi todas las culturas antiguas bien explicados pues el buscaba en el fondo de estos vestigios de la diosa... No es un libro fácil de leer, a menos hasta que le coges el ritmo, pero la prosa de este escritor llega a ser poesía y cuando te acostumbras a su estilo enrevesado y erudito te engancha absolutamente, por lo menos a mí me sucedió eso cuando lo leía. Además habla de la batalla de los árboles, un poema larguísimo y del alfabeto calendario de los árboles (Beth Luis Nion), donde cada letra es simbolizada por un árbol y que si no recuerdo mal consta de cinco vocales y de trece consonantes.

Por último decir que Robert Graves en el libro busca ante todo la esencia de la diosa a la que un verdadero poeta debe entregarse sin reservas, olvidándose del raciocinio de Apolo porque para la poesía no sirven los límites de la razón y de la lógica y que ésta es tan libre , impredecible y caprichosa como la Diosa De Los Mil Nombres.


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Nota sobre el autor:

Robert Graves nació en Inglaterra en 1895, en una familia de clase alta y de moral conservadora y victoriana. Estudió en Oxford y participó en la 1ªGuerra Mundial, donde fue herido. Se separó de su mujer y sus hijos y acabó con una poetisa, una relación que tampoco fue buena. Fue catedrático de universidad y en 1929 se instaló en Mallorca donde fallecería en 1985.

Obra:

Hadas y fusileros (poesía) 1917

Adiós a todo

Yo Claudio

Claudio el dios

Rey Jesús

El vellocino de oro

La diosa blanca

Mitos y leyendas griegos

La hija de Homero

Poemas completos 1957-1975



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La Diosa Blanca y la bruja
© Erica Jong
Trad.: Laura Celani
(No. 25, agosto 2001)

El deseo de la Diosa Madre asume muchas formas, y los arquetipos de la bruja buena y mala son sólo dos de ellas. La más famosa evocación de la Diosa Madre en la literatura reciente es probablemente la descripción que hace de ella Robert Graves en La Diosa Blanca. Graves asocia la Diosa Madre a la musa y a la luna, y llega a afirmar que ninguna composición poética es verdadera poesía si no la invoca:

La prueba decisiva de la inspiración de un poeta, podría decirse, es el esmero con el que pinta la Diosa Blanca y la isla sobre la que reina. La razón por la que un poema nos hace poner los pelos de punta, lagrimear los ojos, cerrar la garganta, enchinar la piel y sentir un escalofrío en la espina dorsal es que se trata de un verdadero poema, y un verdadero poema es necesariamente una invocación a la Diosa Blanca o Musa, a la Madre de Todos los Vivientes, al antiguo poder del miedo, y de la sexualidad... la araña hembra, o la abeja reina, cuyo abrazo significa muerte.
 
¿Quién es la Diosa Blanca de Graves y qué tiene que ver con las brujas? Es "una mujer bellísima, delgada, con nariz aguileña, el rostro de una palidez mortal, los labios rojos como serbas salvajes, los ojos de un azul increíble y largos cabellos rubios; se transformará de repente en cerda, yegua, perra, asna, comadreja, serpiente, lechuza, loba, tigresa, sirena u horrible arpía".
Nos ocupamos de la Diosa Blanca de Graves porque existen pruebas convincentes del hecho que, sea ella como el moderno arquetipo de la bruja a la Walt Disney (la vieja fea y mala con la nariz y el mentón curvados y cercanos), tengan la misma progenitora divina, la antigua, pagana Diosa Madre, la Reina del Cielo, conocida también con el nombre de Ísis por los egipcios, de Ishtar por los asirios, de Inanna por los sumerios y de Astarte por los fenicios... Posee muchos nombres. Corresponde también a Venus/Afrodita, que era, en los tiempos antiguos, más que una simple diosa del amor, una poderosa creadora de vida y de muerte.
El acreditado libro de Graves que, por admisión del autor mismo, tiene origen en una visión poética, expone esta tesis: que toda la verdadera poesía es en realidad una evocación a la antigua diosa adorada en el Cercano Oriente y en Europa; que su culto sobrevive en el lenguaje de la poesía, aunque sea oficialmente proscrito desde hace siglos; que todos los verdaderos poetas la honoran, conciente o inconcientemente; que el lenguaje mítico usado por los poetas es en realidad lo que queda de su liturgia. Estas son ideas fascinantes y provocativas, que arrojan luz sobre tanta poesía que de otra manera quedaría oscura. Además es interesante notar que la Diosa Blanca de Graves, la bella mujer pálida de labios de serbas salvajes, se acerca a muchas descripciones de la bruja bella.
Una vez que Graves nos la ha descrito, empezamos a detectar su presencia por doquier. Por cierto es ella "La Belle Dame Sans Merci" de Keats, la encantadora que representa el amor, la muerte y la inspiración poética, la moderna encarnación del tríplice aspecto de la diosa.

 Si se buscan las huellas de esta diosa en la literatura poética, se hallan invocaciones dirigidas a ella por doquier, de Shakespeare a Spenser, a Donne, a John Clare, a Coleridge, a Keats, a Yeats y otros. Dice Graves que la presencia de la diosa se reconoce no sólo por su aparición en un poema, sino también por sus manifestaciones invisibles.
 
...por ejemplo, cuando las lechuzas gritan, la luna navega entre las nubes huidizas, los árboles ondean lentamente, todos juntos, sobre una cascada fragorosa, y se oye un lejano ladrido de perros; o cuando el sonido de las campanas en el aire gélido anuncia al improviso el nacimiento del Año Nuevo.

Todos los poetas saben que algunos lugares, los brezales, los bosques, el mar, son más que otros fuente de inspiración, y esto pasa porque están habitados por la diosa, mientras que ha sido ya desterrada de ciudades y autopistas, o, más probablemente, se fue por su propia iniciativa.
La teoría de Graves es innegablemente sugestiva; mas es verdadera en sentido poético, no literal. Graves, que seguramente no es feminista (a pesar de su apasionada fidelidad a la musa) se sirve otra vez de su teoría, en La Diosa Blanca, para racionalizar la relativa escasez de poetisas en la historia de la literatura. Puesto que él concibe la relación entre la musa y el poeta en sentido sexual, y puesto que su imaginación no llega a concebir mujeres que hagan el amor con otras mujeres, no logra hipotizar mas que rivalidad, entre la poetisa y la musa. Una teoría no sólo ingenua, sino también cómoda. La musa puede ser muchas cosas para la poetisa: madre, amante, doppelgänger. Frecuentemente, cuando la poetisa se dirige a su musa, se dirige al lado hechiceresco de su propia alma... a la diosa de la muerte y de la destrucción que está dentro de ella. "Como ella", de Anne Sexton, es perfecto ejemplo de lo que hemos apenas dicho.


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                                                                  Anne Sexton

 Descubriremos muchos otros puntos de contacto entre diosa y bruja, bruja y poetisa, siguiendo en la lectura. Por el momento, de todos modos, para analizar la relación poeta-musa y la relación poetisa-musa, intentaremos establecer con qué frecuencia, en los poemas escritos por mujeres, la poetisa se identifica con la bruja, la arpía, el principio de la destrucción. El poeta varón manifiesta este principio con "La Belle Dame Sans Merci". La muerte está afuera, en vez que dentro de la conciencia. La muerte es la tentadora, la seductora, la musa. Para la poetisa, la muerte está frecuentemente dentro de la conciencia, se identifica frecuentemente dentro de la creatividad poética... un arte peligroso para las mujeres. Puede ser que las mujeres, en una cultura patriarcal que les provee poquísimas imágenes positivas de ellas mismas, poquísimas imágenes positivas de la feminidad, hayan terminado con identificar su propia creatividad (la cosa que las diferencia de las otras personas, de las otras mujeres) con la destructividad. Frecuentemente, en realidad, han realizado su misma profecía de destrucción suicidándose. Se han matado en la esperanza de poner fin a su trágica diversidad. Mas, desgraciadamente, haciendo así no han matado a esta diversidad, mas sólo a los poemas que habrían podido escribir. Es ésta la primera de muchas conjeturas provocativas acerca de las mujeres reveladas por el estudio de la bruja. Creo que se pueda tranquilamente decir que, empezando a comprender la figura de la bruja en el mito, en la poesía y en la religión, hemos dado un paso importante hacia la comrpensión de la situación de las mujeres en la sociedad patriarcal y de las extrañas adaptaciones psicológicas que han sido obligadas a hacer... en la vida, en la religión y en el arte.


La Diosa Blanca.
The White Godess, Robert Graves (1895-1985)
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http://es.scribd.com/doc/7182948/Graves-Robert-La-Diosa-Blanca-I


2 comments:

  1. Muchas gracias por la reseña y comentarios del libro. Me han dado muchas ganas de leerlo, se ve que se pueden sacar muchas reflexiones sobre el tema y vincularlos con muchos otros. Tambien me parecen muy actuales algunos delos planteamientos expuestos en relación al creciente interes por el culto a la Diosa y el resugimiento de los neopaganismos

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