Friday, June 22, 2012

Stonehenge, donde la ciencia no puede más

A 100 kilómetros al oeste de Londres, en las llanuras de Salisbury, se encuentra uno de los misterios aún no develados por la ciencia moderna. Construcción megalítica de mil leyendas, conjeturas y sagrado silencio. Un espacio en el que el hombre ya no puede comprender, solamente imaginar. Estamos hablando de Stonehenge.


stonehenge


Stonehenge es un complejo de anillos de piedras, que según estudios, data de hace 5 mil años. No se sabe quién lo construyó, ni para qué, sin embargo, el hallazgo de restos humanos y la perfecta inclinación de los astros durante los solsticios de verano e invierno, hace suponer que era un centro astronómico, de adoración y ceremonial.

Por ello miles de personas acuden a Stonhenge a ver los primeros rayos de sol del día más largo. Algunos lo hacen por mera diversión. Otros, como los monjes druidas, lo toman como un verdadero asunto de fe, pues algunas versiones sostienen que hay una relación entre esta religión celta y la construcción del complejo.

El misterio de Stonhenge ha generado, como la anterior, diversas teorías sobre su levantamiento. Algunos dicen que fueron los romanos, o los fenicios, o daneses. Incluso durante mucho tiempo se sostuvo la teoría de que el Mago Merlín había sido gestor de este monumento, trasladando piedras desde Irlanda. Pero hasta hoy, nadie sabe qué sucedió realmente, y es probable que nunca se sepa.


stonehenge solsticio


Tanto misterio no hace sino potenciar su atractivo y magia. Nadie sabe cómo llegó hasta allá un tipo de piedra que no existe en la zona. Nadie sabe tampoco cómo hicieron para trasladar rocas desde las montañas Prescelly, la fuente más ‘cercana’, ubicada a 300 kilómetros. Se estima que se tardó 1,400 años en construir.

El pasado 21 de junio, 36 mil personas llegaron a Stonehenge para el solsticio de verano. A las 4.53 horas se inició el amanecer del día más largo del año, bajo una lluvia intensa que no calló los tambores ni apagó la energía de este magnífico lugar.

Stonehenge seguirá envuelto con su velo de misticismo, velo que nos hace recordar la larga trayectoria de la humanidad y la existencia de un hilo entre todos nosotros, desde los comienzos. Velo que es mejor no retirar para dejar su belleza intacta, misteriosa, al servicio de nuestra imaginación.

 

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