Antiguo pueblo del s
Su influencia se extendió gradualmente hasta las tierras altas de México, esto es, el valle de México, conocido como el Anáhuac, y los actuales estados de Oaxaca y Guerrero, por lo que influyeron en otras culturas posteriores como la mixteca y zapoteca.
La cultura Olmeca fue considerada como la cultura madre, debido a los adelantos que tuvieron en varias ciencias y que compartieron con otras culturas, entre ellos destacaban:
- Las matemáticas, porque inventaron un sistema de numeración vigesimal que después fue perfeccionado por los mayas, quienes le incorporaron el número 0.
- Desarrollaron grandes habilidades en astrología, hasta el grado de poder establecer un calendario de 365 días y poder predecir los eclipses y movimientos lunares.
- Llevaban un control de sus eventos que era grabado en grandes rocas llamadas estelas.
- Los olmecas destacaron por su arte escultórico en el que sobresale el volumen, o sea la imagen tridimensional, la masa y peso, las estructuras en forma geométrica, las superficies redondeadas y una excelente proporción armónica.
- Trabajaron el barro, el jade y la piedra en forma maravillosa. Tallaban desde pequeñas figuras en jade, hasta enormes rocas en las que esculpían cabezas de piedra, altares y columnas labradas en rocas.Entre sus principales obras destacan por supuesto las monumentales cabezas de piedra que pesan más de cuarenta toneladas, talladas en grandes piedras y cuyas caras tienen rasgos negroides, las mejillas llenas, los ojos almendrados, la nariz amplia y los labios carnosos y grandes. Todas tienen en la cabeza como cascos con protectores en las orejas.
También se han encontrado grandes, estelas, es decir rocas verticales, en donde se presentan grabados de hombres llevando niños en las manos o rostros humanos saliendo de las fauces de un jaguar, hombres desnudos en posición sentada o descansando sobre sus rodillas. Todas ellas curiosamente llevan casco, pectoral y collares también tallados.
Las esculturas humanas tienen expresiones diferentes que denotan alegría, tristeza o enojo. Una de las más famosas es la estatua del luchador, encontrada en Uxpanapan, Veracruz o la del pensador.También son típicas de los Olmecas, las esculturas pequeñas con cara de niño y las de enanos, que eran considerados seres superiores.
Los mitos americanos y los de los egipcios, mesopotámicos y muchos otros pueblos hablan de “grandes fuegos”, “un gran diluvio”, “el gran frío” y “los tiempos del caos”, unas épocas de tinieblas y de “creación y destrucción de soles” que podrían remitirnos a un período de grandes cataclismos naturales acaecidos, como mínimo, hace 10.000 años. Son historias que podemos encontrar a ambos lados del Atlántico...
Como señala el investigador y escritor Graham Hancock, “es posible que las misteriosas esculturas que nos han legado y que supuestamente los representan no fueran obra de los olmecas, sino de un pueblo más antiguo y olvidado”.
Tal vez algunas de las cabezas gigantescas y otros extraordinarios artefactos que se les atribuyen fueran transmitidos, a modo de reliquias y quizá a lo largo de muchos milenios, “a las culturas que comenzaron a construir los montículos y pirámides de San Lorenzo y La Venta”.
En este último lugar, además de las enigmáticas cabezas de rasgos africanos, algunas de ellas cubiertas con un casco, que intrigan desde hace años a los arqueólogos, pueden verse representaciones de unos hombres altos, de rasgos poco pronunciados y nariz larga, con cabellos lacios, barbas y largas túnicas. Estos individuos, de raza claramente caucásica, sólo podrían haber sido esculpidos a partir de la imagen de un modelo humano, al igual que los tipos negroides.
Podrían tener las Cabezas Colosales una conexión Atlante? Veamos!
Lo más desconcertante de la cultura olmeca es, precisamente, todo lo que ignoramos sobre ella. No sabemos cuál era su organización social, ni qué lengua hablaban, ni qué tradiciones tenían sobre su propio origen. Ni siquiera podemos encuadrarlos en un determinado grupo étnico, porque las condiciones climáticas de gran humedad que predominan en el Golfo de México han impedido que se haya encontrado ni un solo esqueleto olmeca.
Como señala el investigador y escritor Graham Hancock, “es posible que las misteriosas esculturas que nos han legado y que supuestamente los representan no fueran obra de los olmecas, sino de un pueblo más antiguo y olvidado”. Tal vez algunas de las cabezas gigantescas y otros extraordinarios artefactos que se les atribuyen fueran transmitidos, a modo de reliquias y quizá a lo largo de muchos milenios, “a las culturas que comenzaron a construir los montículos y pirámides de San Lorenzo y La Venta”.
En este último lugar, además de las enigmáticas cabezas de rasgos africanos, algunas de ellas cubiertas con un casco, que intrigan desde hace años a los arqueólogos, pueden verse representaciones de unos hombres altos, de rasgos poco pronunciados y nariz larga, con cabellos lacios, barbas y largas túnicas.
Estos individuos, de raza claramente caucásica, sólo podrían haber sido esculpidos a partir de la imagen de un modelo humano, al igual que los tipos negroides. Algunos investigadores mantienen que se trata de navegantes fenicios y de los esclavos negros que éstos habrían recogido en la costa de África Occidental antes de emprender su viaje a través del océano.
Hancock, sin embargo, piensa que, aunque es muy probable que los fenicios llegaran a América antes que Colón, no son ellos los protagonistas de las estelas olmecas, en las que no se aprecia ni rastro del estilo artístico fenicio.
En cambio, sí existen una serie de sospechosas semejanzas con algunas creaciones egipcias, como la mismísima Esfinge de Gizeh, la explicación podría encontrarse en que tanto el Viejo como el Nuevo Mundo recibieron aportes de una población proveniente de una civilización desconocida y más antigua.
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