El Arca, archivo secreto del pacto entre Yahvé y su pueblo, es el único objeto sagrado que las escrituras describen prolijamente y sin la menor sombra de duda, como dotado de energía sobrenatural. Todos los demás elementos litúrgicos, hasta los excepcionalmente sagrados como el candelabro de siete brazos o menhorá, son considerados como meras piezas del mobiliario ritual.
Entre ellos, el Arca destaca como algo excepcional y único, desde el mismo momento de su construcción. Así, el capítulo 25 del Éxodo contiene las instrucciones concretas para construir y manipular un misterioso receptáculo basado en un plano divino que el mismo Yahvé transmitió a Moisés, un plano que contenía las dimensiones precisas de la sagrada reliquia, los materiales en que debía ser construida y en el que hasta su propio peso parecía estar espiritualmente controlado.
Inmediatamente después de su construcción, el Arca comenzó a manifestar un enorme poder destructivo. Nadab y Abiú, hijos del sumo sacerdote Aarón, penetraron en el Sancta Sanctorum del Tabernáculo con incensarios de metal, algo expresamente prohibido en las instrucciones divinas. Una llamarada procedente del Arca “los devoró, dejándolos muertos”. Tras el incidente, la intrigante comunicación de Yahvé a Moisés: “Di a tu hermano Aarón que no entre nunca en el santuario a la parte inferior del velo, delante del propiciatorio que está sobre el Arca, no sea que muera, pues yo me muestro en la nube del propiciatorio” (Levítico, 16: 1-2).
El Arca desprendía luminiscencia en forma de chispazos, fogonazos o lenguas de fuego. Era una fuente paranormal de luz, una radiación cegadora repetidamente expresada en el Éxodo, atribuida a una “ardiente energía celestial”, causante de lepra o tumores, que mataba accidentalmente a quienes la tocaban o abrían y que solo unos pocos predestinados podían controlar. Hasta los exégetas judíos invocan tradiciones en las que el Arca parece capaz de contrarrestar la fuerza de gravedad, ya que no solo podía autotransportarse, sino que incluso levantaba por los aires a sus exclusivos portadores, los caatitas, hijos de Caat, un clan de la tribu de Leví.n tantos detalles?
¿Qué poderosas energías encerraba para que nadie se aproximase a ella y su manejo exigiera tantas precauciones? ¿Por qué motivo los sacerdotes debían usar ropajes especiales para penetrar en el Sancta Sanctorum del Tabernáculo y después en el Santo de los Santos del Templo de Jerusalén, donde se conservaba el Arca rodeada de densa oscuridad?
Louis Ginzberg, en un ameno y erudito libro titulado ‘Leyendas de los Judíos’, especifica que “las referencias bíblicas al Arca más antiguas están absolutamente en representarla desempeñando funciones muy concretas: la de elegir el camino por el que se deseaba ir y la de entrar en batalla con el ejército de Israel y concederle la victoria, debido al poder divino que en ella residía”.
Llegados a la Tierra Prometida, pasado el Jordán, Moisés desaparece en el monte Nebó, no sin antes haber iniciado previamente en los misterios del Arca a Josué (Deuteronomio, 31:14-15), el cual la empleará astutamente en el conocido episodio de las murallas de Jericó. Sin embargo, a menudo se pasa por alto que el nuevo iniciado, consciente del peligro que acarreaba el uso del artefacto, recomienda a sus soldados que la sigan “pero dejando una distancia de dos mil codos, sin acercaros a ella…” (Josué, 3:3-4).
¿Por qué esa insistencia en que la proximidad del Arca de la Alianza comportaba un peligro mortal, del que no escapaban ni siquiera los sumos sacerdotes, que se acercaban a ella con sumo temor y tras cumplir las estrictas observaciones prescritas?
Detalles de este tipo han hecho pensar que el Arca pudiera ser un instrumento científico que tenía asignado un uso práctico. Así, dos investigadores británicos rescataron una descripción detallada del aparato contenida en el Zohar y la reconstruyeron a la luz de la ciencia del siglo XX. Su teoría es que existieron dos Arcas: la primera, el enigmático Anciano de los Días; un avanzado artefacto para fabricar alimento, el maná; y la segunda, un simple cajón que protegía este delicado mecanismo.
Abundan los autores que han querido ver en el Arca una auténtica batería eléctrica o electromagnética, basada en la idea de los condensadores separados por un elemento aislante como, por ejemplo, la madera de acacia. La hipótesis no es nueva, pues ya a principios del siglo pasado un filósofo y matemático judío alemán, Lazarus Bendavid, especulaba que la reliquia de los tiempos mosaicos debió contener un grupo bastante completo de instrumentos eléctricos.
Los egipcios tenían conocimiento de los fenómenos eléctricos y Moisés bien pudo haber aprendido esa ciencia eléctrica que explicaría el secreto de la lámpara perennemente encendida en el Tabernáculo, quizá la misma inextinguible luz que brillaba en las misteriosas ciudades de la jungla amazónica mencionadas por el coronel Percy H. Fawcett.
El hecho de que los sacerdotes levitas tuvieran que usar ropajes especiales, tal vez aislantes, ha llevado asimismo a pensar que el artilugio que portaba el pueblo israelita pudiera ser un reactor atómico, cuyos escapes en forma de nube de vapor no eran sino gases cuya alta temperatura podría causar la muerte inmediata.
Hay un curioso episodio bíblico que abona tal hipótesis, narrando en los capítulos 4, 5 y 6 del libro de Samuel. Algo falla en el Arca y los filisteos derrotan a los israelitas en la batalla de Eben Ezer, capturan el objeto sagrado y lo trasladan a su capital para ofrecerlo a su dios Dagon. Al poco tiempo la estatua de esta deidad es derribada y destruida y los filisteos se ven afectados por tumores malignos. Proceden a trasladar el Arca, pero la epidemia sigue al extraordinario aparato. Deciden devolverla a sus legítimos dueños sobre un carro guiado únicamente por dos vacas por el camino de Bet Semes. Allí es localizada por unos segadores que se aproximan demasiado al cargamento y “el señor los hirió con gran mortandad”. Setenta hombres murieron hasta que se hicieron cargo de ella los especialistas, un grupo de levitas que condujeron el Arca hasta Quiriat-Jearim, a la casa de Abinadab, donde quedó custodiada por un hijo de éste hasta que el rey David decidió trasladarla a Jerusalén, casi medio siglo después. ¿Esperó David a que se atenuaran sus destructivos poderes?. Si el Arca albergaba un reactor nuclear, tanto los tumores filisteos como los repentinos muertos israelitas pudieron ser efectos de su potencial radiactivo. Las personas no iniciadas sufrieron lesiones y fallecieron porque la máquina irradiaba fuerte radiactividad.
«Harás asimismo un propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho. Harás además dos querubines de oro macizo ; los harás en los extremos del propiciatorio. Haz el primer querubín en un extremo y el segundo en el otro. Los querubines formarán un cuerpo con el propiciatorio, en sus dos extremos. Estarán con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno frente al otro, con las caras vueltas hacía el propiciatorio. Pondrás el propiciatorio encima del arca; y pondrás dentro del arca el testimonio que yo te daré. Allí me encontraré contigo; desde encima del propiciatorio, de en medio de los dos querubines colocados sobre el arca del Testimonio, te comunicaré todo lo que haya de ordenarte para los israelitas».
Éxodo 25:10-22
Sin lugar a dudas, una de las reliquias más importantes y sagradas a lo largo de la historia de la humanidad ha sido, es y será el Arca de la Alianza (también llamada "Arca de Yahveh", "Arca del Pacto" o "Arca del Convenio " ) . Todos hemos oído hablar de ella o bien hemos leído algo sobre el tema. Incluso la hemos visto en la televisión o en el cine, ¿quién no recuerda la mítica película deIndiana Jones "En busca del Arca Perdida"? ¿Quién no recuerda la terrible secuencia en la que el Arca desata todo su poder y arrasa a los soldados nazis?
Existen muchas historias y esoterismo alrededor de este objeto. Se dice que en el interior del Arca se hallaban las Tablas de los Diez Mandamientos que Moisés bajó del Monte Sinaí después de que el mismísimo Yahveh se las entregara como guía para el pueblo israelita. También contenía supuestamente una vasija de oro con Maná (el pan que Dios envió a los israelitas durante los cuarenta años que vagaron por el desierto en busca de la Tierra Prometida) y la Vara de Aaron (una vara milagrosa que, al ser colocada en el Tabernáculo, floreció y dio frutos).
Por otra parte, era un objeto muy peligroso. Sólo el Sumo Sacerdote utilizando un ropaje especial tenía acceso a ella, y cualquier otro que lo intentaba resultaba muerto dado que Yahveh "se mostraba en la nube del propiciatorio” (Levítico , 16 : 1-2). Parece que era capaz de producir luz y energía en forma de radiaciones antinaturales y rayos de fuego celestial, todo atribuido al Poder de Dios que moraba en su interior. Podía vencer la fuerza de la gravedad para autotransportarse y causaba tumores y enfermedades como la lepra a todo aquel que intentara tocarla, a no ser que fuera uno de los pocos elegidos (los hijos del Sumo Sacerdote Aaron, Nadab y Abiú, fueron devorados por una llamarada al intentar tocar el Arca tras infiltrarse en el Sancta Sanctorum del Tabernáculo).
UNA RELIQUIA NÓMADA
La tradición judeo-cristiana cuenta que Yahveh ordenó a Moisés construir una especie de cofre según un diseño especial que Él le proporcionó y le dijo que debía ser colocada en el Tabernáculo, el santuario dedicado a Yahveh que también fue construido según sus indicaciones. Así mismo le dio instrucciones y advertencias muy precisas para su manejo.
Tras ser utilizada en la conquista de Canaán y de Jericó (después de que Josué atravesase el Jordan, cuyas aguas de apartaban al contacto con el Arca), fue trasladada a Silo en el 1467 a.C. hasta que fue capturada por los filisteos después de derrotar a los guerreros israelitas. Tras eso, fue llevada al Templo del dios Dagón en Asdod. Pero una serie de acontecimientos provocaron el terror de los filisteos: la gigantesca estatua de Dagón quedó dos noches postrada delante del Arca tras lo cual apareció decapitada, y, además, una serie de plagas y epidemias castigó a todo el país. .
Después de todo ello, el Arca prosiguió sus interminables viajes pasando por Gabaá, tras lo cual David la trasladó a Sión, Bet-semes, Quiryat-jearim y, finalmente, a Jerusalén, donde hizo que fuera instalada en el lugar más importante del Templo de Salomón. Cuando Nabucodonosor II, rey de Babilonia, invadió Jerusalén y saqueó y destruyó el Templo, no encontró ni rastro del Arca. Esto de debe a que el Profeta Jeremías la había ocultado en una cueva secreta del Monte Nebó (actualmente conocido como Jaban an-Naba), el monte desde el que Moisés contempló por primera vez la Tierra Prometida y un lugar que "quedaría desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo y le sea propicio. El Señor entonces mostrará todo esto y aparecerá la Gloria del Señor y la Nube, como se mostraba en tiempo de Moisés, cuando Salomón rogó que el Lugar fuera solemnemente consagrado" (Macabeos 2 : 4-8 )
Cabe destacar que se han llevado a cabo dos tentativas para localizar el escondrijo de Jeremías. En 1920 un excéntrico aventurero americano llamado Frederick Futterer rastreó durante varios meses el monte Nebó y también el monte Pisgá, que se encuentra adyacente al anterior. Se sabe que en alguno de los dos descubrió un pasadizo secreto con una inscripción jeroglífica que decía: “Aquí dentro está el Arca de Oro de la Alianza”. Pero poco después, Frederick desapareció sin dejar rastro junto con todas sus investigaciones y no existe constancia de que volviera nunca para rescatar el Arca del supuesto escondite secreto.
CEREMONIAS SECRETAS
Como decía una líneas más arriba, Moisés recibió el encargo de construir el Arca del mismo Dios. Entonces, Bezalel, Aholiab y otros sabios ayudaron a Moisés en su construcción utilizando materiales suministrados por el pueblo. Un año después del Éxodo, finalizado y erigido el Tabernáculo, Moisés guardó dentro del Arca las dos Tablas de la Ley. Seguidamente, colocó los varales con los que debía transportarse el Arca, la tapó con la cubierta y la llevó al Tabernáculo. Una vez allí, colocó una pantallaque separaba el Santo del Santísimo y después, como parte de la ceremonia inaugural, ungió con aceiteel Arca y todos sus utensilios. A partir de entonces, siempre que los sacerdotes desmontaban el Tabernáculo al levantar un campamento, empleaban la misma pantalla divisoria, además de una cubierta de pieles de foca y una tela azul, para cubrir el Arca con el fin de impedir que el pueblo la mirase "por el más mínimo momento, y por lo tanto muriese".
El Arca fue más que un mero cofre para guardar cosas, fue el símbolo de la presencia de Dios entre los israelitas. Según el Éxodo, Dios aparecía sentado encima de la cubierta del Arca en forma de nube situada entre los dos querubines de oro, y desde allí hablaba a Moisés, Josué, Finehás y a cualquiera autorizado a entrar en la tienda donde se guardaba el Arca. Como ya se ha comentado, únicamente el Sumo Sacerdote podía entrar en el Santísimo y ver el Arca un día al año, pero no con el propósito de hablar con Yahveh, sino para llevar a cabo la ceremonia del Día de Expiación.
Cuando el pueblo levantaba el campamento, era costumbre que el arca y la nube de Yahveh fuesen por delante. Esto permitía que el Poder de Dios actuase como heraldo del pueblo de Israel de forma que nada pudiera oponérsele. De esta forma las aguas del Río Jordán se apartaron cuando Josué marchó sobre Jericó. Durante esta marcha un contingente militar iba delante, seguido de siete sacerdotes que tocaban unos cuernos; luego iba el Arca y por último, los soldados que formaban la retaguardia.
El manejo indebido del Arca contraviniendo las instrucciones divinas podía tener graves consecuencias como demuestran las muertes producidas por los rebeldes que querían tocarla o bien la derrota ante los filisteos, los cuales se apropiaron del Arca y por ello fueron severamente castigados por Yahveh como se ha indicado anteriormente.
Sin duda la estrecha relación del Arca con la presencia de Yahveh entre los israelitas exigía que se latratase con el más alto respeto. Siempre que el Arca se ponía en movimiento o bien cuando era posada debían pronunciarse salmos de alabanza a Yahveh. Era tal la devoción que causaba que el propio sumo sacerdote Elí, al enterarse de que los filisteos se habían apoderado del Arca, perdió conocimiento y al caer al suelo se desnucó, y el rey Salomón llego a afirmar que “Los lugares a los que ha venido el arca de Yahveh son cosa santa”.
La simple presencia del Arca por si sola no era garantía de victoria y éxito. Para obtener sus bendiciones y liberar su poder destructivo era necesaria una total obediencia a las leyes de Yahveh y una condición espiritual muy elevada. Esto se puede observar en la derrota de Josué ante los filisteos: la presencia del Arca en el campamento israelita no impidió la muerte de 30.000 guerreros, todo debido a sus infidelidades. Incluso cuando el Arca fue recuperada posteriormente y el pueblo lo celebró con fiestas y sacrificios, Yahveh los castigó con una matanza por desobedecer sus mandatos y mirar el Arca con sus ojos.
¿MAGIA O CIENCIA?
¿Qué poder encerraba el Arca para que nadie, salvo unos pocos, pudiera tocarla ni siquiera mirarla bajo riesgo de muerte? ¿Por qué razón debía ser guardada en la más absoluta oscuridad y los sacerdotes debían acceder al Sancta Sanctorum del Tabernáculo llevando ropas especial?
Si dejamos de lado las leyendas y el esoterismo podemos plantearnos la posibilidad de que el Arca fuera el resultado del ingenio y de la habilidad humanas. No obstante, es difícil imaginar cómo pudo el hombre fabricar un artilugio tan complejo hace mas de tres mil años con los medios y la técnica de que se disponía entonces, lo cual ha dado pie a diversas teorías que hablan de una misteriosa tecnología que podría estar oculta en el pueblo de Israel o bien que el propio Moisés la trajera de Egipto.
Era costumbre en los ritos funerarios egipcios que las cajas de madera se forraran con oro, incluso se ha especulado con que Moisés podría haberse fijado en los sarcófagos de la tumba de Tutankamon (que tenían forma de arca y eran sostenidos por dos bastones ). Todos los enigmas que rodean la antigua civilización egipcia hablan de una misteriosa erudición científica entre las clases altas de la sociedad, por lo que no es descabellado pensar que esa fuente energética del Arca, de supuesto origen divino, tuviera su origen en esa arcana ciencia secreta, de la cual Moisés podría haber sido un aventajado iniciado dado que recibió una educación esmerada como miembro de la familia real que era.
¿Es posible que el verdadero propósito de Moisés al construir el Arca fuera la preservación de un antiguo y hermético saber de una civilización más avanzada de lo que nunca se ha pensado? ¿Por qué esa insistencia en que nadie se acercara a ella ni la mirara? ¿Acaso sólo unos pocos iniciados en sus complejos secretos científicos tenían capacidad de manejarla sin sufrir terribles accidentes?
Son muchos los científicos y especialistas en el tema que ven en el Arca una especie de batería eléctrica o electromagnética, basada en la idea de los condensadores separados por un elemento aislante como, por ejemplo, la madera de acacia. Algunos han mencionado también la posible existencia de dos Arcas, una dedicada a la fabricación de alimento (el famoso maná) y una segunda con algún mecanismo destructivo de colosal potencia. Los egipcios conocían la electricidad y Moisés podría haberla aprendido perfectamente como demuestra por ejemplo la lámpara perennemente encendida en el Tabernáculo. El hecho de que los sacerdotes tuvieran que usar ropas especiales hacen pensar en una especie de trajes aislantes con los que protegerse de la electricidad que se generaba.
Tal vez el Arca pudiera haber sido un auténtico reactor nuclear capaz de despedir gases y vapores a temperaturas extremas (lo cual podría explicar las plagas y enfermedades mortales en el país de los filisteos). Pero ¿cómo sería posible alimentar tal reactor aunque fuera de concepto muy primitivo. Ello lleva a hablar de las teorías sobre meteoritos y piedras caídas del cielo que eran adoradas por las antiguas tribus semíticas. Se ha llegado a pensar que las propias Tablas de la Ley que Moisés introdujo dentro del Arca no serían otra cosa más que una especie de "pilas" hechas a base de esas "piedras del cielo" que proporcionaban al reactor la energía suficiente para producir sus reacciones atómicas.
El Arca también era una vía para comunicarse con Dios y por el cual Moisés escuchaba la voz de Yahveh surgida entre los dos querubines dorados. ¿Podrían ser esos querubines realmente una especie deantenas de un aparato radiotransmisor? La clarividencia era bien conocida y usada entre los magos egipcios. Los sacerdotes se valían de joyas y piedras preciosas para realizar sus profecías y conjuros de adivinación. Hoy los científicos investigan las sorprendentes propiedades de las piedras preciosas en aparatos como los láseres y transistores, por lo que no es improbable que los iniciados israelitas las utilizaran a modo de transmisores y receptores aunque no conocieran ni los principios físicos ni la identidad de los comunicadores
Como se puede ver, existen muchos estudios e hipótesis científicas sobre los secretos de la "magia" del Arca, pero todo continua siendo meras teorías.
EL DESTINO DEL ARCA
Actualmente hay diversos lugares candidatos a tener el honor de ser el hogar del Arca de la Alianza:
* Monte Nebó ( de forma que continuaría estando justo donde el profeta Jeremías la ocultó supuestamente antes del saqueo del Templo de Salomón )
* Zimbabwe. La tribu africana conocida como Lemba, la cual sostiene que sus antepasados provienen de Israel, asegura que hay una reliquia llamada Ngoma lugundu ("La Voz de Dios " ) que es realmente el Arca de la Alianza. Esta reliquia estuvo oculta mucho tiempo en las montañas y ahora está en un museo. Se le han realizado diversas pruebas y parece que data aproximadamente del año 1350. Se han formulado teorías según las cuales no sería el Arca original sino una reconstrucción hecha a partir de ella a lo largo de la historia.
* Etiopía. En 1989 un periodista británico llamado Graham Hancock sugirió que el Arca estaría escondida en un templo de Etiopía. Supuestamente habría sido traslada allí hace más de 1000 años según se relata en el libro sagrado de Etiopía, el Kebra Nagast. Al parecer la Reina de Saba visitó Jerusalén para conocer al Rey Salomón y, tras ser conquistada por este mediante una artimaña, tuvieron un hijo llamado Menelik el cual nació en Etiopía. Tras ser enviado a Jerusalén para recibir una buena educación, Medelik habría regresado en secreto a Etiopía junto con el Arca para así protegerla de posibles profanadores. Al enterarse su padre Salomón de este robo, pensó en enviar un ejército a Etiopía para recuperar el Arca pero desistió al darse cuenta de que seguramente había sido la voluntad de Dios.
* Isla del Roble. Una teoría sin demasiado fundamento sostiene que al finalizar la Tercera Cruzada el Arca fue llevada a Escocia por los Caballeros Templarios, concretamente a la Isla del Roble, donde la familia noble Sinclair la habría ocultado en un misterioso pozo a cuyo fondo no es posible acceder. Este pozo fue supuestamente construido por los Templarios y no faltan los rumores que dicen que alberga también objetos como el Santo Grial, el tesoro de Barbanegra o las joyas de María Antonieta.
* Monte de la Calavera de Jerusalén. En el Jardín de la Tumba que se encuentra en ese monte, Ron Wyatt, un famoso arqueólogo bíblico, aseguró haber descubierto el Arca de la Alianza así como otros importantes objetos, aunque numerosos científicos e historiadores han desmentido esos descubrimientos.
* Templo de Jerusalén. Algunos rabinos, entre los que se encuentra el director del Instituto del Templo Chaim Richman (cuya labor es la reconstrucción del templo ) , afirman que el Arca fue escondida en las cámaras subterráneas del antiguo templo durante la caída de Jerusalén a manos de los persas.
Fuentes:
http://es.wikipedia.org
http://muyhistoria.es
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