La mayoría de la gente lo conoce como un invento de la NASA ya que desde los años 60 la industria aerospacial empezó a usarlo como cierre de los trajes espaciales, pero en realidad su invento es anterior.
El ingeniero de origen suizo George de Mestral disfrutaba saliendo a cazar. Una mañana de 1941, cuando volvía del campo acompañado por su perro, observó qué difícil resultaba desenganchar las flores del cardo alpino de sus pantalones y del pelo de su perro.
Sorprendido por la tenacidad de aquellas flores, las separó con cuidado de la ropa para observarlas en el microscopio. Fue entonces cuando descubrió el motivo por el cual se pegaban con tanta insistencia: las flores estaban rodeadas de una multitud de ganchillos que actuaban a modo de resistentes garfios y de esta forma, se adherían al pelo de los animales y a los tejidos.
Su nombre, VELCRO®, proviene de la contracción francesa de las palabras “velours” (terciopelo) y “crochet” (gancho).
Tardó años en encontrar la manera de crear el extremo de gancho en fibras de nylon, haciendo mil pruebas con calor, pero finalmente lo consiguió. El invento se patentó en 1955, siendo tal su éxito,
Los expertos textiles se mostraron escépticos. Sólo un tejedor de Lyon le siguió, y consiguió producir dos tiras de algodón, una con ganchos diminutos y otra con ojales aún más pequeños, que, al apretarlas una contra otra, conseguían adherirse sólidamente entre sí y que se separaban al tirar de ellas. Como el algodón se desgastaba enseguida, se sustituyó por el nailon. Fue a mediados de la década de los 50 cuando el invento se registró como Velcro, de Velours (terciopelo) y Crochet (ganchillo). En 1959 los telares fabricaban ya sesenta millones de metros de Velcro al año.
Al poco tiempo ya se fabricaban más de 60.000 kilómetros de velcro al año.
Después de su uso por la NASA, la siguiente aplicación práctica fue en trajes de esquí y poco a poco se fue acercando al uso doméstico, hasta que a finales de los años 70 se masificó su uso cuando la patente caducó y su fabricación fue de uso general.
Ahora lo podemos encontrar en miles de aplicaciones distintas en toda clase de sectores. Sólo hay que mirar más atentamente a la naturaleza y ella nos enseñará todo lo necesario.
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