Sunday, January 12, 2014

Un joven chimpancé, Fokayé, juega con el cuerpo momificado de una cría, Jimato, en Bossou, Guinea.

Las hembras cargan con los restos de sus hijos sin vida durante semanas y los ejemplares ancianos moribundos reciben mimos y atenciones

La madre llevó el cuerpo durante 68 días después de la muerte 



Sus reacciones ante la muerte son tan conmovedoras que casi parecen humanas. Dos estudios publicados en la revista científicaCurrent Biology ofrecen una perspectiva poco comun de cómo los chimpancés se enfrentan al adiós definitivo de sus «seres queridos». Sorpredentemente, el dolor que demuestran y las atenciones a los que se van no distan mucho de lo que se espera del ser humano. En un caso, los investigadores describen las tranquilas últimas horas de una hembra mayor, acompañada en paz por los miembros de su pequeño grupo en un safari park de Reino Unido. En el otro, observan cómo dos madres chimpancés en estado salvaje llevan encima durante semanas los restos momificados de sus pequeños muertos por una epidemia respiratoria.
«Varios fenómenos han separado a los humanos de otras especies: la capacidad de razonamiento, la capacidad lingüística, el uso de herramientas, la variación cultural y la autoconencia, por ejemplo, pero la ciencia ha aportado pruebas sólidas de que los límites entre nosotros y otras especies están muy lejos de estar tan claramente definidos como mucha gente pensaba», explica James Anderson, de la escocesa Universidad de Stirling, en referencia a sus observaciones de los chimpancés en el safari park. «La conciencia de la muerte es otro fenómeno 



psicológico a tener en cuenta y los resultdaos que hemos descrito, junto a otras observaciones de cómo los chimpancés responden a compañeros muertos o moribundos, indican que su conciencia de la muerte está probablemente más desarrollada de lo que pensamos». Para el científico, esto «puede estar relacionado con su sentido de autoconciencia, que se muestra a través del autoreconocimiento y la empatía hacia los demás».
Según explica Anderson, pocos humanos han sido testigos de la respuesta de los chimpancés al momento en el que un miembro de su grupo muere. Las madres son conocidas por llevar a sus hijos muertos a cuestas y algunos observadores han visto la conmoción que se produce cuando un chimpancé adulto pierde la vida en algún tipo de trauma repentino. «En contraste con la frenética y ruidosa respuesta a las muertes traumáticas de adultos, los chimpancés testigos de la muerte de la hembra mayor en el safari park estaban en su mayoría en calma». En los días previos a la muerte, el grupo prestó mucha atención a la moribunda. Inmediatamente antes de morir, recibió aseos y caricias de los demás. La dejaron poco después, pero regresó su hija adulta y se mantuvo con su madre toda la noche. Cuando los cuidadores retiraron el cuerpo de la madre al día siguietne, los chimpancés evitaron dormir en la plataforma donde la hembra había muerto, a pesar de que normalmente era un lugar favorito para todos.
«Hemos encontrado varias similitudes entre el comportamiento de los chimpancés y y algunas reacciones de los seres humanos cuando se enfrentan a la desaparición de un miembro de un grupo de ancianos o un pariente», asegura Anderson.
Bebés muertosEn un segundo estudio, la investigadora Dora Biro, de la Universidad de Oxford, y su equipo fueron testigos de la muerte de cinco miembros -entre ellos dos crías- de una comunidad de chimpancés semi aislada en los bosques de Bossou, Guinea, que había sido castigada con una epidemia respiratoria. Las madres portaron los cadáveres de sus hijos durante semanas, incluso meses, después de la muerte. Los cuerpos estaban momificados por completo, pero las hembras los llevaban a todas partes, los aseaban... Gradualmente, permitieron que otros individuos de grupo los tocaran y manejaran. Incluso otras crías jugaban con los cadáveres. Casi sin excepción, ningún chimpancé mostró aversión hacia los restos putrefactos.
«Los chimpancés son los parientes más cercanos de los seres humanos en la evolcuión y ya han demostrado que se nos parecen en muchas de sus funciones cognitivas: empatizan con los demás, tienen sentido de equidad, y puede cooperar para lograr sus objetivos», explica Biro. «Cómo perciben la muerte es una pregunta fascinante y existe pocos datos sobre esto».

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