Los raros chasquidos labiales que los
geladas -unos monos que viven solo en las remotas montañas de Etiopía- producen
durante sus encuentros amistosos tienen sorprendentes
similitudes con la voz humana,
según han descubierto unos investigadores de la estadounidense Universidad de
Michigan en Ann Arbor. Al parecer, son el único primate no humano conocido que
se comunica con un discurso similar, con un ritmo ondulante. Las llamadas de
otros monos y simios suelen tener una o dos sílabas, y carecen de esas rápidas
fluctuaciones en el tono y el volumen.
Según los investigadores, que han publicado
su trabajo en la revistaCurrent Biology, esta evidencia apoya la idea de que chasquear los
labios, un comportamiento que muchos primates muestran durante sus
interacciones amables con otros, podría haber supuesto un paso evolutivo hacia la voz humana.
«Nuestro descubrimiento refuerza la idea de
que el habla tiene sus orígenes en chasquear los labios; demuestra que esta vía
evolutiva es al menos plausible», afirma el autor de estudio, Thore Bergman.
«Esto demuestra que primates no humanos pueden vocalizar mientras chasquean los
labios como para producir sonidos del habla».
«¿Quién
habla a mis espaldas?»
Bergman comenzó a preguntarse acerca de los
sonidos de los geladas cuando empezó su trabajo de campo en 2006. «Me
encontraba a mí mismo con frecuencia mirando por encima del hombro para ver
quién me hablaba, pero solo estaban los geladas», recuerda. «Era enervante que
las vocalizaciones de los primates sonaran tan parecidas a la voz humana». Eso
era algo que nunca había experimentado en compañía de otros primates.
Bergman ha analizado grabaciones de las
vocalizaciones de los geladas para encontrar un ritmo que se ajusta a la voz
humana. Debido a que vocalizan mientras chasquean los labios, el patrón de
sonido producido es estructuralmente similar al del habla humana. Puede
escucharse en el vídeo sobre estas líneas.
Tanto en chasquear los labios como en el habla, el ritmo corresponde a
la apertura y cierre de las partes de la boca. Lo que es más, como expone
Bergman, chasquear los labios puede servir al mismo propósito que el lenguaje
en muchas interacciones humanas básicas, como cuando dos amigos comparten una
pequeña charla.
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