Friday, September 29, 2017

Las Tres Etapas en el Momento del Pase de Plano Físico…

“La experiencia de morir es casi idéntica a la experiencia del nacimiento. Es el nacer a una forma diferente de existencia la cual puede ser probada de forma muy simple. 
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Primera gran etapa:
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Lo primero que sucede es la desidentificación del cuerpo, el alma ve su cuerpo inerte.
Si tuviste mucho apego a ese cuerpo, el alma quiere volver pero el cordón de plata (que une el alma al cuerpo) una vez cortado energéticamente, hace que el alma se desprenda por completo de lo físico.
El alma en ese instante sabe que es mucho más que un cuerpo.
La mayoría de aquellos que tuvieron una muerte clínica, y retornaron, cuentan que no querían regresar en lo más mínimo y la sensación de paz era indescriptible, que mientras veían todo desde una cierta altura, no podían creer la belleza y la luz que percibían de ellos mismos al estar fuera del cuerpo.
Relatan incluso que mientras los médicos intentaban reanimarlos, ellos exclamaban con intensidad que no lo hicieran, para permanecer en esa situación idílica. Cuando se les pregunta, por qué volvieron a este plano más denso, suelen coincidir los testimonios, en que seres de una energía espiritual bellísima, les hicieron notar las materias que quedaban por resolver, y que podían elegir no volver al cuerpo en esta ocasión pero no podían evitar una nueva encarnación, y que seria mucho mas valiente retornar por unos años a ese cuerpo que los había acompañado en esta vida, cesar con karmas acumulados, y ser un testimonio para tantos de la percepción que se tiene cuando uno se aleja de la materia densa. Ser ejemplos coherentes de la vivencia fuera del cuerpo, como una experiencia mucho más sublime que cuanto momento gozoso uno pudiera haber experimentado estando encarnado.
El cielo, es saber que no tenemos nada que ver con la parte química y ósea. Saber que somos un espíritu sutil conectado al todo.
Las almas más densas vuelven a los ambientes que han conocido y fagocitan energías de igual densidad. Los tibetanos lo llaman el bardo astral.
No hay que temer, porque nunca el desencarnado puede entrar en el ámbito del encarnado, por eso cuando alguien desencarna, envíalo a luz rápidamente, decile que es luz y que avance a planos más elevados.
Segunda gran etapa:
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Luego de desidentificarte con el cuerpo, la segunda gran etapa es desidentificarte de tu mente. Todo es mente. Hay una mente baja, una mente superior y una mente trascendente que es la del ser, la consciencia.
La mente baja sería leer esto en estado de adormecimiento, la mente superior es ser consciente que estás leyendo esto y saberte conectado con todo lo que te rodea. Una mente trascendente sería saber que excedemos los limites del cuerpo y que toda la creación extraordinaria con la que me estoy conectando no existiría si no existiese una consciencia que no tiene nombre ni forma que permea y genera todo.
Desidentificarte de la mente significa que las creencias de tu mente van a aparecer.
Cuando alguien dice: “Vino Jesús, Sai Baba, la abuela” esa es una creación de tu mente que vibra en la sintonía afín de los seres espirituales a los que has amado en vida.
Es obvio que una persona que adoró a Jesús, vea a Jesús.
Por eso se dice que esas energías de un altísimo nivel vibratorio, son las que aparecen para contener el pase de plano, el pase de etapas. Los guías y maestros, que amamos en vida, están en ese instante, para acompañarnos.
Como cuando una voz suave nos va despertando del sueño nocturno, de igual manera los guías nos ayudan en la transición.
Los maestros espirituales nos dicen que siempre volvemos a estar con nuestros seres queridos. Al estar desencarnados estamos conectados vibratoriamente entre todos.
La experiencia de partida del cuerpo en esta segunda instancia, es tan extraordinaria o tan temible como lo creas.
Esta es la etapa de la experiencia inexorable de lo que creés que va a suceder.
Quien cree que merece el cielo, vive situaciones llenas de luz, quien cree que merece el infierno, vive imagenes aterradoras como creación de su mente.
Pero aún los cielos e infiernos deben ser eventualmente abandonados cuando la mente logra trascender aquello que creyó que sucedería y se funde finalmente en la verdad última y suprema.
¿Qué pasa con los ateos? También van directo a su sistema de creencias, si no han creído en nada, encuentran la nada más absoluta, y después de un tiempo de bucear en la nada, su mente aspira a algo más y pide que exista algo, y en ese instante logran avanzar a una etapa superior. Esa experiencia dura hasta que en un momento de desesperación después de estancarse en la nada, dice: ¿no puede haber algo más? Y ante ese cuestionamiento, está apto para el pase de plano.
Alguien que está en un tormento mental, lo que llaman infierno,en un punto pide que alguien lo rescate y va a estar apto para el pase de plano, pero nadie deja de experimentar el deseo de su creencia más fuerte.

Tercera gran etapa: 

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La más sublime, ya que es el estado de éxtasis del alma, cuando ya se desecharon las creencias limitantes de la mente y se abandonan las imágenes recientes para avanzar.
En esta etapa, el alma se funde en su verdadera esencia.
Sai baba me explicaba que en ese instante la luz no es como el sol sino como millones de soles y que no es una luz cegadora, es una luz que envuelve al alma y la lleva a la comprensión de que esa luz es lo que ella es, lo que siempre fue.
Se permanece en ese estado y se sigue la expansión ilimitada de la conciencia si ya no hay karma y no hay que seguir aprobando materias. El alma observa con ecuanimidad en esta etapa lo que hizo en vida mientras estaba en el cuerpo. Ve si le quedan materias sin aprobar, como ser la materia del amor incondicional, el perdón, la alegría de vivir, trascender la carencia, aprender la solidaridad y a salirse de los apegos que lastiman, avanzar en la comprensión de la propia divinidad, etc.
El alma comprende claramente lo que le causó a otras partes de sí misma. Se da cuenta que siempre fue ella misma pero en otras formas, por eso todo lo que hizo en ese momento lo experimenta, porque siempre fue ella.
Y por ley de causa y efecto, lo revive. Si quedaron materias, desanda el túnel y va creando las circunstancias afines a su nueva encarnación, va eligiendo el cuerpo en el que va nacer, el sexo, los padres, las situaciones a vivir con las personas adecuadas que le van a espejar aquello que tiene que aprender y decide cómo va a ser el primer septenio y el entorno.

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