Elizabeth Cochran Seaman, mejor conocida como la periodista Nellie Bly, nació el 5 de mayo de 1864 en Pennsylvania. Era una chica como cualquier otra y a muy temprana edad ya deseaba trabajar y tener una carrera.
Cuando su padre murió Elizabeth era solo una niña pero tuvo que empezar a ayudarle a su madre con sus 14 hermanos. Pero ella no era como las demás niñas, siempre se opuso a que las mujeres solo pudieran trabajar en el hogar por ello tomó la decisión de hacer la gran diferencia en el mundo.
Un día leyó una columna en un periódico que decía "Para lo que son buenas las chicas", Elizabeth se enojó a tal punto que le escribió una letra al editor.
George Madden, el editor, quedó muy impresionado con la oposición de la chica entonces le pidió que escribiera un artículo para el periódico. A Madden le gustó tanto su trabajo que le ofreció un trabajo allí y le regaló un lápiz al cual llamó "Nellie Bly".
Con este alias, empezó a escribir sobre los derechos de la mujer y los problemas a los que se enfrentaban a diario, lo cual fue bastante extraño debido a que en ese entonces en los periódicos solo se hablaba cobre jardinería, la sociedad y moda.
También empezó a hacer trabajos investigativos en los que mostraba lo que nadie se atrevía, las terribles condiciones en las que las mujeres trabajaban.
Pero después de un tiempo, Elizabeth se mudó a New York pero las cosas no fueron para nada fáciles. Tuvo que pasar cuatro meses tratando de conseguir un trabajo hasta que finalmente consiguió un trabajo en el periódico New York World y su primer trabajo fue ir encubierta a un hospital mental.
Pocas personas lograron salir del Asilo Lunatic para mujeres ubicado en la isla Blackwell y no había otra manera de entrar allí para poder descubrir las verdaderas condiciones en las que éstas mujeres vivían allí dentro.
Además, se escuchaban rumores de que los empleados del hospital eran muy agresivos y abusivos con los pacientes, pero nadie se atrevía a hablar al respecto.
Elizabeth pensaba que iba a ser liberada después de diez días y, aunque se podía imaginar un poco sobre lo terrible que sería estar en ese lugar, no tenía idea de que iba a ser muchísimo peor.
En las instalaciones del lugar, había el doble de pacientes de los que debían estar, las habitaciones estaban abarrotadas, la comida era asquerosa, agua sucia, pan crudo, carne podrida, caldos muy desagradables y además de eso, habían ratas por todo el lugar.
Ella tuvo que pasarse por una persona enferma mentalmente, pero según su experiencia, decía que el lugar estaba en tan malas condiciones que cualquier persona cuerda se podría volver loca.
Muchas de las mujeres no tenían ninguna enfermedad mental y estaban allí únicamente por ser pobres y no saber el idioma. Eran abusadas, torturadas, amarradas y forzadas a someterse a dichas con agua helada y llena de hielos.
Los doctores nunca creían en lo que las pacientes contaban y cuando lo hacían eran fuertemente castigadas y las mujeres que de verdad tenían algún problema mental nunca recibieron el debido tratamiento.
Por suerte para ella, un abogado fue 'al rescate' diez días después como se le prometió. Cuando publicó su libro 'Diez días en una casa de locos', el gobierno hizo muchos cambios en el lugar y las condiciones cambiaron significativamente.
Después de todo esto, llegó la fama para Elizabeth, sus artículos e investigaciones ayudaron a cambiar la vida de muchas personas, hablando sobre temas de los que ninguna mujer pudo hablar nunca antes.
Fuente: http://en.newsner.com
No comments:
Post a Comment